Wednesday, July 27, 2016

¿Por qué las universidades de Turquía no son una causa legítima para un boicot académico por parte de aquellos que promueven el boicot de las israelíes? - Ben Cohen



Tras el golpe fallido de la semana pasada en Turquía - cuyas circunstancias exactas siguen siendo oscuras - el presidente Erdoğan ha emprendido una purga a nivel de todo el estado de sus oponentes políticos con una velocidad alarmante.

El jueves pasado, Erdogan declaró el estado de emergencia durante tres meses , lo que le permite hacer leyes sin consultar a los legisladores, así como hacer cumplir el toque de queda y prohibir las reuniones públicas. Irónicamente, dada su defensa de esta medida como necesaria para preservar "los derechos y las libertades de nuestros ciudadanos", Erdogan invocó el artículo 120 de la Constitución turca que fue aprobada durante el régimen militar en la década de 1980.

Durante la última semana, al menos 60.000 soldados, policías, jueces, funcionarios, profesores han sido suspendidos o detenidos, o bien están bajo investigación por parte del régimen. Desde hace mucho tiempo la represión de los medios de comunicación de Turquía - el país se sitúa en el número 151 en el índice de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras - se ha extendido, con la revocación de más de 20 licencias de emisoras desde el intento de golpe de Estado.

Mientras Erdogan lleva a Turquía hacia un régimen autoritario, las universidades del país también están en la línea de fuego. Al igual que con los medios de comunicación, Erdogan y el partido islamista AKP insisten en que los institutos de educación superior están llenos de "terroristas Gulenistas" - una referencia a los seguidores del clérigo exiliado Gülen -, a los que acusa Erdogan de estar detrás del golpe. El efecto neto de la purga ha sido la suspensión completa de la libertad académica en Turquía, con más de 1.500 decanos universitarios ordenados a renunciar.

En la revista Science, el reportero John Bohannon observó :

Puede parecer extraño que el gobierno pueda tomar el control de las universidades con un solo decreto. Después de todo, los rectores en 180 universidades de Turquía son elegidos a través de un proceso nominalmente democrático en el que los miembros del profesorado universitario vota por sus candidatos. Pero los funcionarios del Ministerio de Educación - y, en última instancia, el presidente de Turquía - tienen la última palabra.

Los rectores de las universidades pidieron a sus decanos renunciar y la implicación era clara: renunciar o va a ser acusados de traición y arrestados", le dijo Caghan Kizil, un biólogo molecular de Turquía basado en la Universidad Técnica de Dresde en Alemania, a la revista Science. En el mismo informe, Sinem Arslan, un politólogo de la Universidad de Essex en el Reino Unido, describe la agenda de Erdogan en términos contundentes. "Ellos quieren tomar las universidades bajo su pleno control", dijo Arslan. "Ya no existirán las libertades académicas. No creo que nadie sea capaz de trabajar en las áreas de investigación que son consideradas tabú por el gobierno o escribir cualquier cosa que critique al gobierno".

Para aquellos que fuera de Turquía están genuinamente comprometidos con la libertad académica, la purga de las universidades turcas plantea la cuestión de si las universidades y asociaciones académicas en el extranjero ahora deben llamar a un boicot del sector de la educación superior de Turquía. Inevitablemente, también plantea el incómodo asunto de la doble moral que reina en las universidades occidentales, donde universidades y académicos israelíes son frecuentemente el blanco de boicots, en contraste vergonzoso el silencio sepulcral que hasta el momento ha distinguido a la respuesta de los académicos occidentales al asalto de Erdogan.

De hecho, como William Jacobson señaló en un artículo para el blog Legal Insurrection, no se trataba de que los académicos occidentales no tuvieran ya ninguna advertencia de que una purga se barajaba. Jacobson comentó:
A diferencia de Israel, donde los académicos israelíes son algunos de los mayores críticos del gobierno y de sus políticas, la represión del gobierno turco de las universidades turcas antes del reciente intento de golpe, ya habían convertido a las universidades turcas en cada vez más funcionarios de las políticas estatales, tal como Times Higher Education informó en abril:
"... los sucesivos gobiernos del AKP desde 2003, con Erdogan como primer ministro o presidente, se han determinado en mantener su tutela de larga fecha sobre el sistema de educación superior de Turquía. El premio esperado es la producción de graduados dispuestos a someterse a la autoridad - sobre todo a la autoridad actual del Estado. Por lo tanto, antes del reciente golpe, cada argumento utilizado en contra de Israel encaja perfectamente y mucho más con Turquía"
Por supuesto, Jacobson no hace ilusiones con la supuesta preocupación por la libertad académica que promovería el boicot de las universidades israelíes y que es avalado por organizaciones que van desde la Asociación de Profesores Universitarios de Gran Bretaña a la Asociación de Estudios americanos de los EEUU, así como las mismas 111 universidades de Turquía que se alinearon con el BDS en 2014, probablemente por orden del propio Erdogan.

Como Carey Nelson, quien se desempeñó como Presidente de la Asociación Americana de Profesores universitarios de 2006-12, argumenta en su ensayo "La fragilidad de la libertad académica":
No es sorprendente que los profesores que promueven el BDS a menudo no conozcan mucho sobre la libertad académica, como la mayoría de sus colegas, pero esta mayoría no realiza pronunciamientos sobre la libertad académica. Ellos simplemente perserveran en su ignorancia tranquila. La ignorancia de los que promueven el BDS es una ignorancia más proactiva. Es por ahí que hacen su sucio trabajo de sembrar la confusión y la desinformación.
Al mismo tiempo, no debemos permitir que aquellos que boicotean a los académicos israelíes establezcan diferentes términos del debate en torno a Turquía. Existe una inquietud comprensible sobre un llamamiento al boicot de la academia de Turquía, dado que Israel ha sido víctima de la misma herramienta. Ya que como dice William Jacobson, "me baso en mi propia experiencia a la hora estudiar lo sucedido con la Unión Soviética. Esa experiencia me demostró que la interacción académica, incluso con los regímenes más represivos, era un salvavidas para los que luchan por la libertad".

Además, hay otras formas, además de un boicot para demostrar la solidaridad. Por un lado, los académicos occidentales deberían estar presionando el Departamento de Estado y otras cancillerías para exigir que el Consejo de Educación Superior de Turquía levante inmediatamente la prohibición, impuesta después del intento de golpe de Estado, pata que los académicos turcos viajen al extranjero . Por otra parte, deben ser instan a las administraciones universitarias para ofrecer puestos de trabajo, becas, becas de investigación y otras formas de sustento a aquellos académicos turcos que han caído bajo la mordaza de Erdogan.

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