Burkini, burka, hijab, niqab: un baile de máscaras que oculta algo mucho peor - Benoit Rayski
A primera vista, esto es grotesco, ridículo e inútil. Policías, agentes municipales u otros, pasean por nuestras playas en busca de musulmanes a los que verbalizar. Burka, burkini, hijab, niqab: nada escapa a nuestros polis. Francia se desgarra... Los ministros atacan al jefe de gobierno...
Y el partido de los medios de comunicación pregonando que somos el hazmerreír del mundo al tiempo que felicita a Najat Vallaud-Belkacem, Axelle Lemaire, Marisol Touraine y Anne Hidalgo por su coraje [NP.: ministros y cargos socialistas opuestos a las medidas contra el burkini]. Se han dado cuenta, todas ellas mujeres.
Ellas sin duda están más cualificadas que cualquier Valls para decir lo que le conviene o no a una mujer llevar a la playa...
Y por todas partes se levanta el grito de la libertad ultrajada: "las mujeres tienen todo el derecho a usar lo que ellas quieran". Esta frase es una mentira. Una mentira aún más insoportable que es proferida, y repetida, con la conciencia obtusa de aquellos que monopolizan - y sólo ellos - el monopolio del bien. Sí, esta frase es una mentira! De hecho se debe leer de una manera diferente: "Las mujeres tienen la obligación de llevar en la playa lo que sus hombres han decidido que ellas deben usar".
Eso es lo que por supuesto de lo que se trata, de que la sumisión sea voluntaria o impuesta. Pero como dirán muchos de los compañeros de rutas del islamismo en marcha, "solamente se trata de unos pocos centímetros de tela". Pero todo está allá y todo es el asunto: es necesario aislar por todos los medios los burkinis y otras vestimentas islámicas del resto. Sin embargo, esas vestimentas están disponibles en el mismo supermercado - "Halal Market" - junto con otros productos con garantías piadosas que componen su cortejo. Se encuentran Coranes por cientos, fichados S (es decir, individuos catalogados como terroristas potenciales) por miles, "radicalizados" en cantidades industriales, yihadistas a mogollón... Sí, de hecho es un todo.
Solamente el Consejo Francés del Culto Musulmán, el Comité contra la islamofobia y las numerosas pequeñas organizaciones islamo-izquierdismo se niegan a verlo.
Ellos gritan fuerte, muy fuerte, para prevenir esas otras voces discordantes, cada vez más numerosas y opuestas a todo esto. "Fascistas, racistas, islamófobos", les gritan de la misma manera que los inquisidores proclamaron "herejes y apóstatas" a aquellos que enviaron a la hoguera.
Pero nadie se engaña. El baile de máscaras no está oculto más que para los ciegos. Todos sabemos - es una cuestión de sentido común - que el burkini rima con yihad y que el niqab quiere decir islamismo. Pero nosotros somos muy comprensivos
Queremos que a las mujeres con burkini se las reserve un lugar en la playa. La fealdad debe ser confinada. Queremos también que el burka, el niqab y el hiyab puedan mostrarse en todo su esplendor en algunas partes de Francia. En áreas o barrios especiales... ¿Y pondremos lámparas a la entrada de estas áreas?
PD: Este artículo no estaría completo sin reseñar una interesante declaración de Najat Vallaud-Belkacem. La ministra de Educación reconoció que también había fichados S (individuos catalogados como terroristas potenciales) entre los maestros. Pocos, se apresuró a aclarar el ministerio. Pero uno ya es demasiado. Y por cierto, Najat Vallaud-Belkacem dijo que 600 estudiantes habían sido censados por "radicalización". 600 adolescentes. Y sólo hablamos de los que fueron censados y detectados... ¿Su lugar es verdaderamente la escuela?
Labels: Francia apaciguando
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