Thursday, November 24, 2016

¿Ha regresado el antisemitismo? - Mordechai Lightstone - Tablet



En la Asamblea General de las Federaciones Judías de Norteamérica celebrada esta semana en Washington, DC, la elección se efectuaba en un ambiente muy espeso, con un trasfondo crudo de miedo que daba lugar a un conocido dicho que se decía a los hijos: "No, no estamos obligados a llevar estrellas amarillas... todavía". Un temor que se manifiesta en artículos y tweets por igual que dibujan paralelos con la Alemania de 1933. De repente, cada esvástica tallada o dibujada en una pared es noticia de primera plana.

El antisemitismo, al parecer, ha regresado.

Pero en lo que a mí respecta, como un hombre hasídico - y por lo tanto un judío muy visible - el antisemitismo nunca se fue.

Para ser claros, mucho de la presidencia de Trump resulta inquietante. Muchos dilemas ocupan un lugar preponderante sobre su experiencia, su temperamento, su tratamiento de las mujeres y su retórica, sobre todo para los miembros de las comunidades latinas y musulmanes. Trump se ha montado en estas elecciones sobre una ola de nacionalismo, miedo y odio. Ha pateado el tronco podrido y ahora todos los bichos han salido hacia la luz del día. Amigos en los medios de comunicación se han enfrentado a comentarios antisemitas de los trolls de la denominada alt-derecha (derecha alternativa).

Es horrible y molesto. Pero mientras estoy profundamente perturbado por la forma en que el antisemitismo ha mostrado su oscura cara, no me sorprende. Trump no inventó el antisemitismo. Ni siquiera lo ha revivido. Él simplemente lo hizo más visible para aquellos que normalmente no lo encuentran cuando estaba ahí.

Asumo mi identidad judía con orgullo. Tengo una buena barba y llevo un sombrero negro y un traje oscuro. Sin embargo, incluso en Brooklyn, la gente siempre ha dicho cosas desagradables de mí y de otras personas que se parecían a mí. Algunos niños me han gritado "Heil Hitler" en Eastern Parkway y adolescentes me han tirado botellas de vidrio en la avenida Bedford. En la víspera de Yom Kippur, me han avasallado manifestantes anti-kapparot, me han achuchado perros en Gothamis, se han manifestado contra nosotros en Crown Heights llevando signos que nos comparaban con Hitler, nos han gritado obscenidades, y niños y padres nos gritaron que íbamos a morir.

La semana pasada tomé una fotografía de una pintada de una esvástica en Crown Heights y la publiqué en Twitter. Se retuiteó al instante, fue citada, y fue comentada por expertos en medios de todo el país. Buzzfeed lo añadió en su lista actualizada de los "28 incidentes racistas y violentos informados después de la victoria de Donald Trump". La oficina del Alcalde tuiteó una condena de la esvástica. Todo esto resultó a lo grande, por lo menos tan grande como lo que uno puede pensar de una respuesta a una esvástica, pero me pregunto qué ha cambiado ahora.

Hace dos años y medio, yo estaba caminando con mis hijos durante la mañana del Shabbat y vi svásticas pintadas en una pared de Crown Heights, junto con el mensaje de que "Todos los judíos me podéis comer la polla". Las noticias locales lo recogieron, pero la oficina del Alcalde no retuiteó esa imagen. Tampoco vi condenas procedentes de San Francisco, Phoenix, o Moscú, tal como sucedió esta semana.

Así que es bueno que la Liga Anti Difamación haya tomado una posición en contra de un dibujo donde invita a matar a un hombre judío. Pero todavía pienso en cómo los alborotadores, en 1991, nos lanzaron piedras en 770 Eastern Parkway, rompiendo las ventanas de las casas judías, y gritaron "Heil Hitler" en Crown Heights, Y como la ADL calificó esos actos como un "asunto local".

Así que a medida que avanzamos hacia ese gran desconocido, creo que es fundamental que nos enfrentemos realmente al antisemitismo en todas sus formas. No es válido "despertar" ante el antisemitismo que nos rodea solamente cuando nos resulta conveniente detectar sus síntomas, pues supone ignorar su raíz fundamental. Ya se trate de la extrema derecha o de la izquierda, el odio con su rostro grotesco está tallado de ignorancia y oscuridad. Desde la comunidad hasídica hace tiempo que hemos aprendido que la mejor manera de enfrentarnos a la oscuridad es trascenderla: encender una cerilla y traer luz al mundo que nos rodea.

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