Thursday, November 24, 2016

Una oración para el silencio, para los musulmanes y para todos - Ben-Dror Yemini - Ynet



La buena noticia es que el gobierno israelí incluye a un adulto responsable, el ministro de Defensa Avigdor Lieberman. La mala noticia es que es poco probable que tenga alguna influencia. La declaración de Lieberman la semana pasada, a favor de limitar la construcción a los bloques de asentamientos y en contra de las ilusiones que la derecha había presentando a los residentes de Amona, debería haber sido adoptada por la derecha sionista, porque no lo ha hecho debido a que la facción realista del Likud se está deteriorando y parece radicar en los márgenes.

Los votos de la semana pasada, en el gobierno y en la Knesset, sugieren que los líderes del Likud actual ven a los miembros de su partido como una manada de kahanistas que esperan una mayor radicalización hacia la derecha más dura. Ellos no se atreven a decir lo que ha dicho Lieberman, y sólo es una cuestión de tiempo antes de que lo retraten como a un izquierdista peligroso.

Los líderes del Likud se equivocan. Al menos un tercio de los votantes del Likud pertenecen a la corriente nacional-liberal y no a la corriente de la derecha más nacionalista. Y esos votantes están huérfanos. En el pasado, tenían a Michael Eitan, por ejemplo. Avi Dichter, y Tzachi Hanegbi también podrían estar ahí mismo. Pero tienen miedo. El temor a que la mayoría también esté afectada. La radicalización del Likud y la moderación de Lieberman pueden anunciar un nuevo alineamiento político. Es sólo el comienzo. Continuará.

El informe sobre los puestos avanzados escrito por Talia Sasson, una ex empleada de alto nivel en la Oficina del Fiscal del Estado, es un documento fundamental. Cada palabra debería encender una luz roja en lo que respecta a la conducta de los funcionarios públicos, esos que ayudaron a sortear la ley para conseguir que Israel se enredara en la visión de un gran Estado. El puesto avanzado de Amona es tal vez el más importante de todos. La batalla contra la sentencia del Tribunal Supremo sobre Amona presenta una de las pruebas más difíciles para el estado de derecho.

Sasson se ha convertido en presidenta del New Israel Fund (NIF). Se podía y se debía suponer que, independientemente de sus opiniones políticas, se aseguraría de que el NIF proteja el estado de derecho. Pero la realidad es un poco diferente, porque los organismos y Ong’s apoyados por el NIF están liderando la campaña para aplastar esas otras resoluciones judiciales sobre esa otra Amona beduina, tal como también se conoce a al-Araqib. Este tampoco es un caso de crítica legítima contra las resoluciones judiciales. Este es un caso de desconocimiento del estado de derecho. Los activistas de estas organizaciones de izquierda están erigiendo repetidamente edificios en esa comunidad beduina, después de que fueran demolidas en varias ocasiones anteriores de conformidad con las resoluciones judiciales.

¿Cómo el NIF dirigido por Sasson se ha convertido en una trituradora en serie de la ley y del estado de derecho? En respuesta a mi pregunta, un portavoz del NIF argumentó que "sin entrar en la comparación entre los dos casos, el NIF cree que está permitido estar en desacuerdo con las decisiones del Tribunal Supremo e incluso protestarlas. No obstante, aceptamos la autoridad del Tribunal Supremo y no atacamos su legitimidad de ninguna manera".

Sin embargo, la realidad presenta una imagen diferente. He aquí lo que dice la web del NIF: "La batalla contra la demolición del pueblo", que ya ha sido demolido en tres ocasiones, "está siendo llevada por muchas organizaciones que operan con la ayuda del NIF: Amnistía, Agenda, la Asociación para los Derechos Civiles en Israel, la Sociedad de Apoyo y Defensa de los Derechos Beduinos en Israel, el Foro del Acuerdo entre ciudadanos judíos y árabes de Israel, el Consejo regional de aldeas beduinas no reconocidas del Negev, el Abraham Fund Initiatives, el Instituto para la promoción de la ciudadanía compartida en Israel, el Foro de mujeres árabes beduinas del Negev, Mossawa, la defensa de la comunidad árabe, Sikkuy, Tsofen y Shatil (Iniciativa para el cambio social) ".

Es evidente, por la agenda de todas estas organizaciones, que la ideología prevalece sobre la ley. Cuando la derecha hace algo similar, eso provoca desde la izquierda reclamaciones de un final de la democracia, de fascismo, etcétera. La izquierda del NIF lo hace públicamente. La semana pasada oí a Talia Sasson dando una entrevista con la capacidad de una persona bien informada. Ella práctica y enseña el derecho. La próxima vez que se la entrevista, debe recibir preguntas un poco más difíciles de parte de sus entrevistadores. Debido a que supuestamente “no hay violación de la ley en los actos de la izquierda, se justifica una no violación similar por parte de la derecha”. Y eso es exactamente lo que las organizaciones del NIF están haciendo, legitiman a los hooligans de la derecha.

El proyecto de ley para limitar las llamadas a la oración desde los almuecines se está convirtiendo en otra guerra religiosa, en la que la izquierda israelí, como de costumbre, se ha unido a los opositores a la ley, sobre todo desde que partió de la derecha.

Las llamadas a la oración de los muecín utilizando grandes altavoces no forman parte de la herencia musulmana, simplemente porque hasta hace poco más de 100 años no había altavoces para animar a los fieles, a no ser que la UNESCO decida adoptar una nueva narrativa. Hasta que eso ocurra, se debe mencionar que los altavoces se introdujeron en las mezquitas hace menos de 100 años. Con los años, el volumen ha aumentado y la hora de la llamada se ha adelantado. Algunas mezquitas prefieren comenzar a las 4 de la mañana con un volumen que puede ser escuchado en un radio de 5 kilómetros. No muchas bandas de rock llegan a niveles tan potentes de ruido.

Esta llamada del muecín, en su nueva encarnación, daña tanto la calidad de vida como el medio ambiente. Las víctimas, como siempre, son principalmente musulmanas. Ese es también el formato de la yihad, ya que el 99% de sus víctimas son musulmanes. Pero la batalla es, supuestamente, contra Occidente.

Debido a que los musulmanes son las víctimas, se ha iniciado una legislación para limitar las molestias. Los estados musulmanes comenzaron a frenar el creciente apetito de estos imanes en su afán de decibelios. Estas restricciones se aplican en Arabia Saudita, la fortaleza que distribuye el Islam radical. La fuente de las restricciones puede encontrarse, milagrosamente, en el Corán (Sura al-Israh, 17: 110): "No recitar en voz (demasiado) alta la oración, ni (tampoco) en silencio, buscar entre ambas (zona intermedia)".

Sobre esta base, Sheikh Tawfiq As-Sayegh, estableció que "está prohibido aumentar el sonido procedente de los altavoces más allá de un nivel aceptable". Sheikh Mohammed al-Othaiman, un erudito islámico, está en contra del uso de altavoces durante la oración a fin de no perjudicar a los residentes. Sí, los saudíes son también humanos. Cuando el volumen se intensifica en medio de la noche, sufren.

Puedo seguir. Egipto, Indonesia, India y muchas ciudades de Europa han limitado el nivel de los decibelios de las llamadas del muecín, o las han prohibido por completo, con el fin de evitar daños al medio ambiente. Muchos lugares no se han conformado con la legislación vigente contra los ruidos excesivos y han iniciado una legislación especial centrada en las llamadas del muecín.

Pero al diablo con los hechos. Después de todo, estamos en la era post-hechos. Cuando el distinguido historiador palestino israelí Ahmad Tibi dictamina que antes de la Mezquita al-Aqsa "no había nada allí", también podría afirmar que el profeta Mahoma habría ordenado a sus fieles que activaran los altavoces a las 4 de la madrugada. Los aprendices de Tibi siguen discutiendo si los altavoces fueron producidos por Sony o Panasonic. Es una pena, porque Tibi puede llegar a ser una persona seria. Pero él insiste en hacer el ridículo.

Los círculos cercanos a este historiador plantearon la afirmación de que la sirena del Shabbat también era molesta. Los representantes de los partidos ultra-ortodoxos entraron en pánico y se apresuraron a socavar la ley contra las llamadas exageradas a la oración del muecín por temor a que también se prohibiera la sirena del Shabbat. Pues bien, esta comparación es una burla, ya que no es el mismo ruido, no sucede todos los días y no ocurre en las primeras horas del día.

El deseo de subir el volumen de los muecines “no es el resultado de un mandato religioso, sino de una provocación política por parte de algunas personas". Así que resulta muy triste el hecho de que los izquierdistas asuman de forma automática las quejas de los provocadores. Sin embargo, no creo que haya necesidad de una nueva legislación. Después de todo, existe una legislación que limita el ruido.

Una cosa está clara: Algo se tiene que hacer. Sobre todo por el bien de los musulmanes, que son las principales víctimas por ser los más próximos. Y en la misma oportunidad, los heréticos no tienen por qué sufrir demasiado.

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