Sunday, October 29, 2017

Ahh... los judíos progres americanos: La embajada, el NIF y la división judía estadounidense-israelí - Evelyn Gordon



La Liga Anti-Difamación publicó una encuesta verdaderamente impactante sobre la opinión israelí la semana pasada. No lo adivinarían leyendo los titulares de los periódicos, que trataban sobre todo de las divisiones de hace décadas en la sociedad israelí. Pero esta es la parte más impactante : más de una quinta parte de los encuestados (el 21%) acusó a los judíos de la diáspora de contribuir a esas divisiones sociales israelíes [N.P: posiblemente los datos más destacados en la prensa es que un 50% no tiene confianza en los árabes israelíes, y piensan que ese sentimiento negativo no variará en un futuro cercano, y que un 51% considera que los judíos de la diáspora deberían tener poca influencia en las decisiones de Israel].

Mientras que algunas minorías israelíes podrían decir esto mismo de una manera verosímil (los judíos ultraortodoxos molestos por la presión judía estadounidense para un mayor pluralismo religioso, los izquierdistas radicales israelíes molestos por el apoyo judío estadounidense a Israel), es difícil ver como esas minorías por sí solas suman el 21% de los encuestados. Pero, ¿por qué estos israelíes del sector mayoritario, que tradicionalmente han apreciado el apoyo político y financiero de los judíos de la diáspora a Israel, ahora sienten que los judíos foráneos se han convertido en un factor negativo, en una fuerza que contribuye a las divisiones sociales israelíes?

Si tuviera que responder en tres palabras diría "New Israel Fund". Pero el NIF es simplemente la cara más visible de un problema más profundo, como lo demuestra otra impactante encuesta publicada el mes pasado: los judíos estadounidenses de la corriente principal o mayoritaria están cada vez más del lado de los enemigos de Israel en asuntos que muchos israelíes consideran fundamentales para el bienestar de su país.

La encuesta en cuestión, realizada por el Comité Judío Estadounidense (AJC), encuestó a la opinión judía estadounidense sobre una serie de cuestiones. Pero dos preguntas fueron particularmente notables.

En la primera se preguntó a los encuestados qué pensaban sobre el traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. Apoyar el movimiento de la embajada solía ser la posición dominante entre los judíos estadounidenses. Sin embargo, en esta encuesta solo el 16% de los encuestados estuvo a favor de moverla de inmediato. Aún más impactante, solo otro 36% apoyó moverla "en una fecha posterior junto con el progreso en las conversaciones de paz israelo-palestinas". Pero un total del 44% dijo que no quería que la embajada se mudara, punto.

La mayoría de los israelíes quieren el reconocimiento internacional de Jerusalén como su capital. Los palestinos, por el contrario, se oponen abrumadoramente. Entonces, en un tema en el que los israelíes y los palestinos están claramente en desacuerdo, los judíos estadounidenses optaron abrumadoramente por ponerse del lado de los palestinos contra Israel. Casi la mitad no quería que la embajada se moviera, y la mayoría restante quería otorgar a los palestinos el poder de veto de facto sobre la mudanza, que es el verdadero significado de decir que debería suceder sólo "junto a un progreso" en las conversaciones de paz.  Y huelga decirlo, el reconocimiento de la ciudad más sagrada del judaísmo - el centro de las oraciones judías durante milenios - y la capital de Israel no es un asunto trivial. [N.P.: No deja de resultar ridículo que muchos de los judíos estadounidenses que se oponen al traslado o lo condicionan, sean miembros del judaísmo de la Reforma y Conservador que a su vez presionan a Israel para que modifique la oración en el Muro Occidental]

Esta misma división era evidente en una pregunta sobre el establecimiento de un estado palestino. El 55% de los encuestados del AJC dijeron que están a favor de establecer un estado palestino "en la situación actual". Solo el 40% se opuso.

Pero la "situación actual", para que nadie la olvide, es una en la que los palestinos se niegan rotundamente a reconocer a Israel como un estado judío y tampoco abandonan su demanda de reubicar a millones de palestinos en Israel; una en la que cada partido palestino - incluido el "moderado" Fatah de Mahmoud Abbas - alaba el terror antiisraelí, lo incita, paga sueldos generosos a los terroristas y educa a sus hijos para que odien a Israel; una en el que la mayoría de los palestinos dicen que su objetivo final no es un estado palestino, sino la erradicación de Israel; y una en el cual Hamas, uno de los dos principales partidos palestinos, aún proclama abiertamente ese objetivo.

En consecuencia, como lo han demostrado repetidas encuestas, la mayoría de los israelíes creen que un estado palestino en las condiciones actuales sería contrario a su bienestar. Lejos de traer la paz, creen que simplemente convertiría a Cisjordania en una base para el terror antiisraelí, al igual que Gaza desde que Israel se retiró de ese territorio en 2005. Por lo tanto, en un tema que es literalmente la vida y la muerte para los israelíes, la mayoría de los judíos estadounidenses se pusieron del lado de los palestinos contra la mayoría de los israelíes.

¿La mayoría de los israelíes están realmente familiarizados con los datos de esta encuesta? Por supuesto que no. Pero lo intuyen por el comportamiento de una de las organizaciones judías estadounidenses más prominentes en Israel: el New Israel Fund (NIF).

El NIF se ha vuelto tóxico no solo para los derechistas israelíes, sino también para los centristas e incluso para la izquierda moderada. Como ejemplo, tomen Women Wage Peace, un grupo que busca movilizar a las mujeres israelíes y palestinas para presionar por la paz israelo-palestina. En una entrevista el mes pasado, sus fundadores dijeron que decidieron dejar de aceptar dinero del NIF después de su primer año porque querían ampliar su base más allá de la izquierda incondicional, y temían que la asociación con el NIF pudiera expulsar a los centristas que buscaban reclutar.

Tampoco es sorprendente. Ese mismo mes, en respuesta a un tweet que preguntaba si Israel es "un país malvado" o "realiza una limpieza étnica de forma regular", la presidenta israelí del NIF, Talia Sasson, tuiteó: "Es ambas cosas", aunque luego lo eliminara temiendo las reacciones. También ese mes, Ruchama Marton, fundador y presidente de uno de los beneficiarios más conocidos del NIF , Physicians for Human Rights, publicó un artículo de opinión en el Haaretz abogando por el BDS.

En otras palabras, el NIF no tiene problemas con un jefe ejecutivo que públicamente denomina a Israel "un país malvado" y lo acusa falsamente de limpiezas étnicas sistemáticas. Y a pesar de  afirmar que no "financia actividades globales del BDS contra Israel, ni apoya a organizaciones que sostienen programas globales del BDS", no tiene ningún problema con que los jefes ejecutivos de sus concesionarios promuevan públicamente el BDS. Ante esto, ¿es de extrañar que incluso grupos de izquierda light como Women Wage Peace no quieran asociarse con el NIF?

Tampoco se puede despedir al NIF como si fuera una organización marginal. A diferencia, digamos, de las ampliamente condenadas Voces Judías por la Paz (antisionistas radicales), el NIF está dentro de la corriente mayoritaria judía estadounidense. El rabino Rick Jacobs, hoy el presidente de la denominación judía más grande de los Estados Unidos, el judaísmo de la Reforma, solía presidir uno de sus comités de subvenciones. Y con una donación anual de $ 26 millones en 2016, con una larga lista de donantes, claramente tiene una base de apoyo no despreciable. No está en el nivel financiero superior de las organizaciones judías estadounidenses, pero tampoco es precisamente "pobre".

Hace una generación, una organización cuyos ejecutivos y beneficiarios lanzaran insultos contra Israel o defendieran boicots contra Israel habría sido tan tóxica entre los judíos estadounidenses como entre los israelíes. El hecho de que el NIF actualmente tenga un amplio apoyo entre los judíos estadounidenses les dice a los israelíes todo lo que necesitan saber sobre cuán lejos de Israel están muchos judíos estadounidenses de la corriente mayoritaria (la progresista favorable al partido demócrata).

Dado esto, no es sorprendente que un número creciente de israelíes vean negativamente a los judíos de la diáspora. La única pregunta es si se puede hacer algo para cerrar esta brecha cada vez mayor antes de que sea demasiado tarde.

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