Friday, July 27, 2018

Muy bueno: ¿Y por qué Daniel Barenboim no se avergüenza de ser palestino, español y argentino? - Shany Mor - Carta al Guardian



Estoy de acuerdo con Daniel Barenboim en su oposición a la ley del estado-nación recientemente aprobada en Israel, lo cual manifiesta en su artículo "Esta nueva ley racista me avergüenza ser israelí", publicada el 24 de julio en varios países, así como estoy de acuerdo con él en mi devoción a la Declaración de Independencia de Israel.

Pero la mencionada Declaración de Independencia no solo menciona los "principios de libertad, justicia y paz" que cita Barenboim, también declara, en la única oración en negrita, "el establecimiento de un Estado judío en la Tierra de Israel". [N.P.: un "olvido y una falta de memoria" por lo menos sorprendente]

De manera similar, la nueva Ley no reemplaza a las Leyes Básicas ya vigentes en Israel, las cuales garantizan la igualdad de derechos para todos, simplemente agrega (innecesariamente a mi parecer) que el estado de Israel es el hogar nacional del pueblo judío.

Nada en el texto de la nueva Ley "reemplaza el principio de igualdad y los valores universales con el nacionalismo y el racismo", tal como alega Barenboim, ni hay nada allí que "confirme a la población árabe como ciudadanos de segunda clase". Por mucho que comparta la oposición de Barenboim a la necesidad de la ley, no me atrevo a decir, como él lo hace, que "me avergüenza ser israelí".

Barenboim ha sido bendecido no solo con grandes talentos musicales, sino también con cuatro ciudadanías: la israelí, la palestina, la española y la argentina.

La constitución palestina declara que Palestina es árabe, que Jerusalén es su capital, que el Islam es la religión oficial, y que el árabe es el idioma oficial, todo en un lenguaje mucho más fuerte que cualquier término utilizado en la nueva ley de Israel. De hecho, no reconoce que otras personas tengan un reclamación lingüística o cultural o política.

La constitución española reconoce solo un idioma oficial (el castellano) e incluso insiste en que todos los ciudadanos "tienen el deber de conocerlo y el derecho a usarlo". No se hace tal concesión con el euskera, el catalán o el gallego, a diferencia de la ley israelí que, además de establecer el hebreo como idioma oficial, también protege explícitamente el "estatus especial" del árabe y garantiza explícitamente que nada en la nueva ley pueda leerse como que "dañe el estatus dado al idioma árabe antes de que esta ley entre en vigor".

La constitución de Argentina toma su autoridad tanto del "pueblo argentino como de Dios mismo" en su preámbulo. También realiza explícitas reclamaciones territoriales de territorios más allá de las fronteras internacionales reconocidas de Argentina, las cuales actualmente están pobladas por personas que no desean estar sujetas al gobierno argentino.

La pregunta que debemos hacernos es esta: ¿Daniel Barenboim también está avergonzado de ser palestino, español y argentino?

Si es así, ¿por qué no decirlo?

Y si no lo está, ¿por qué en esos casos no siente ninguna vergüenza?

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