Friday, October 12, 2018

¿Están los haredim adelantados a su tiempo? - Giles Fraser - UnHerd


De acuerdo con la historia que comúnmente nos contamos, el mundo moderno comienza con el siglo XVIII: la Ilustración, las revoluciones estadounidense y francesa, la Revolución industrial, etc. Es una historia que supone un incremento de la secularización, el dominio de la tecnología y el triunfo del capitalismo de mercado. "La modernidad es un acuerdo", escribe el autor israelí Yuval Noah Harari. "Todo contrato se puede resumir en una sola frase: los humanos aceptan renunciar al significado a cambio de poder". Pero el siglo XVIII, este crisol de la modernidad, también fue el siglo de un poderoso revivalismo religioso.

En Inglaterra, John Wesley pasó por alto los estrechos confines del cristianismo establecido, predicando directamente a los pobres, con emoción y pasión. Y al hacerlo, ayudó a encender el fuego del llamado primer Gran Despertar. De este movimiento nació el cristianismo carismático moderno.

Al mismo tiempo, en el sudeste de Polonia, un contemporáneo casi exacto de Wesley, Israel ben Eli'ezer, o el Ba'al Shem Tov, tambien conocido como el Besht, comenzó un despertar comparable dentro del judaísmo que llegó a conocerse como hasidismo. Como Wesley, el Besht no era un teólogo formal. Destacó la devoción popular y la religión del corazón. Basándose en tradiciones cabalísticas más antiguas, Besht y sus seguidores alentaron al judaísmo a alejarse de lo que consideraban un legalismo rabínico seco y elitista para dirigirlo hacia un mayor entusiasmo, con narración de historias populares y el gozo inconsciente del culto divino.

El hasidismo tuvo sus oponentes, por supuesto. Los lituanos, bajo el liderazgo de Gaon de Vilna, con una mentalidad seria y estudiosa, menospreciaban a esos excitados hasidim. Y el creciente movimiento por una Ilustración judía, la Haskála, quería que los judíos encontraran su lugar en el mundo moderno del progreso. No obstante, a lo largo del siglo XIX, el hasidismo se convirtió en la forma dominante de la piedad popular judía en la Europa oriental.

Y mientras que casi todas las familias o cortes ultraortodoxas, de hasidim, lituanos y otros, conocidos colectivamente como haredim, fueron casi eliminados en el Holocausto, su recuperación posterior al Holocausto ha sido extraordinaria. Ya no tienen su base en la Europa oriental, sin embargo, han tomado el código vestimentario y las costumbres de sus predecesores del siglo XVIII y los han transportado a Nueva York e Israel, y también a lugares como Stamford Hill en el norte de Londres.

Y la familia haredi está creciendo rápidamente, tanto en términos absolutos como en porcentaje dentro de la comunidad judía en general. En Israel, se pronostica que la comunidad haredi se convertirá en el 40% de la población israelí para 2065, en comparación con el 14% de 2015. Del mismo modo, en el Reino Unido, la comunidad haredi sigue prosperando numéricamente y está dispuesta a superar a la comunidad judía "dominante" a mediados de la última parte de este siglo.

Para un grupo que fue casi destruido por los nazis, este avivamiento ha sido asombroso, y, si las previsiones son correctas, parece que podrá modificar radicalmente la demografía de la vida judía, tanto aquí como en Israel.

Los hombres haredi, por ejemplo, creen que su deber es dedicar sus vidas al estudio. Toman el mandamiento de Isaías 11, donde se dice que "la tierra se llenará con el conocimiento del Señor", para significar que estudiar la Torá es un fin en sí mismo. Así, por ejemplo, en Israel, los políticos haredís están presionando al gobierno de Netanyahu para una exención total del servicio militar para los jóvenes haredim. No quieren restricciones para aquellos que quieren pasar la vida orando y estudiando la Toráh.

También exigen un aumento en los subsidios estatales para que los hombres no tengan que salir a trabajar. Alrededor del 50% de los hombres harediés israelíes no tienen un empleo remunerado. Para muchos israelíes seculares, todas estas exenciones y subsidios representan unas ventajas discriminatorias, especialmente porque algunos de los haredíes piensan que toda la empresa sionista es un proyecto secular, y tiene poco papel en la definición de su judaísmo. De hecho, algunos pequeños grupos de haredíes permanecen abiertamente hostiles con el Estado israelí y en ocasiones se ha informado de algunos haredíes persuadidos de unirse al ejército reprobados y golpeados al volver a sus comunidades.

A medida que crece el número de haredíes, también aumenta la tensión entre el Israel de las empresas capitalistas y las nuevas empresas de tecnología y esta comunidad de estudiantes que buscan cumplir el mandato bíblico de llenar la tierra con el conocimiento de la gloria de Dios. Muchos sostienen que, en algún momento, Israel no podrá permitirse el lujo de subvencionar a la mitad de sus hombres haredíes para que pasen la vida estudiando la Toráh.

Por otro lado, los haredim bien pueden ser unos adelantados a su tiempo. Al igual que otros futurólogos, Yuval Noah Harari, el autor más vendido con su "Homo Deus: Una breve historia del mañana", nos advierte que el avance tecnológico pronto nos volverá a muchos de nosotros desempleados y casi inservibles para el mercado de trabajo (salvo para los puestos más indeseados): "el problema crucial no es crear nuevos trabajos, el problema crucial es crear nuevos puestos de trabajo que los seres humanos puedan desempeñar mejor que los algoritmos".
La misma tecnología que inutiliza a los humanos también podría hacer posible alimentar y apoyar a las masas desempleadas... El verdadero problema será entonces mantener a las masas ocupadas y contentas. Las personas deben participar en actividades con un propósito, o se vuelven locas. Entonces, ¿qué hará esa clase inútil y desempleada todo el día?"
Para algunos la respuesta es clara: estudiar la Toráh.

Lo que admiro de la comunidad ultraortodoxa es que siguen obstinadamente comprometidos con sus propios valores, que no se han fusionado con la cultura predominante del progreso secular y el capitalismo de mercado. Quién sabe: tal vez estén adelantados a su tiempo.

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