Thursday, November 22, 2018

Deben leerlo: El libelo antiharedi del vuelo El Al 002 desencadenado por los medias seculares israelíes




La elección del vuelo El Al 002 - Liel Leibovitz - Tablet


El jueves pasado, mientras Nueva York luchaba con los obstáculos presentados por 5 pulgadas de nieve, el vuelo 002 de El Al con destino Tel Aviv, programado para partir a las 6:30 pm, se retrasó. Finalmente despegó a las 11:45 pm, lo cual, normalmente, no es lo que se ve en las noticias de primera plana. Excepto que poco después de su aterrizaje, el vuelo se convirtió no solo en un tema explosivo de controversia a nivel nacional, sino también en una metáfora perfecta tanto de lo que está mal (y de lo que está bien) em la sociedad israelí.

Los primeros relatos de lo sucedido en el vuelo 002, y que aparecieron en la prensa israelí el sábado, fueron sombríos. La tormenta de nieve, en esta versión de los acontecimientos, causó un retraso inevitable, y cuando los pasajeros haredim a bordo se enteraron de que el vuelo llegaría a Israel solo una hora antes de Shabbat, empezaron a amotinarse. Se reprodujo un video granulado, mal iluminado, realizado a bordo del vuelo, mostrando a hombres religiosos agitando los brazos y gritando. Y un pasajero famoso, Shimon Sheves, el ex director de la Oficina del Primer Ministro bajo el fallecido Yitzhak Rabin, publicó un relato en Facebook ampliamente citado de los haredim con las "manos levantadas y amenazantes", tal como los describió Sheves, "atacando a las azafatas, quienes a su vez se echaron a llorar". La propia declaración oficial de El Al dijo sin rodeos que la compañía perseguiría con acusaciones legales, "con determinación y sin compromiso”, a aquellos pasajeros que se comportaron violentamente.

Durante 24 horas, la violencia y la agresividad de los ultra-ortodoxos fue todo lo que la mayoría de los israelíes escucharon, en la web, en las TV y en los diarios. Pero tras finalizar el Shabbat, y cuando los pasajeros religiosos a bordo del vuelo 002 regresaron de Atenas - donde el vuelo finalmente hizo una parada para permitir que aquellos que lo desearan observaran el Shabbat - y bajaron del avión, contaron una historia muy diferente.

Entonces, ¿qué sucedió realmente en el camino de Nueva York a Tel Aviv? Tal como ahora sabemos, hay tres cosas notables:

- Primero, el retraso se debió a que la tripulación llegó al aeropuerto con tres horas de retraso. Claro, estaba nevando, y las carreteras eran un infierno fangoso, pero prácticamente todos los 400 pasajeros del vuelo se dieron cuenta de eso y tuvieron la sensatez de llegar con el suficiente tiempo para viajar. En cambio, los profesionales de El Al no fueron tan atentos o sabios.

- Segundo y aún más enloquecedor, una vez que los pasajeros, todavía en tierra y enojados, se enteraron de que el vuelo no aterrizaría en Israel a tiempo de cumplir con el Shabbat, muchos pidieron acceder hasta la puerta para poder abandonar el avión y pasar el fin de semana en Nueva York, gestionando otros arreglos para hacer el viaje posteriormente. El capitán del vuelo les pidió a todos que se sentaran y se abrocharan el cinturón, asegurando a sus pasajeros que posteriormente no les impediría abandonar el avión. En cambio, sin proporcionar más informaciones, y sin adherirse a los protocolos de seguridad requeridos, y en flagrante violación de su promesa, simplemente despegó hacia Israel.

- Tercero, bajo estas circunstancias, se entendería por qué los pasajeros, habiendo sido ignorados y engañados, podrían estar molestos. Pero lo mejor aún estaba por llegar: cuando Yehuda Schlesinger, un pasajero a bordo del vuelo 002 y un reportero de Yisrael Hayom, regresó a casa desde Atenas, vio el vídeo viral que supuestamente documentaba como esos agresivos hombres haredi empleaban sus músculos y amenazaban con la violencia.

Schlesinger reconoció el vídeo porque él mismo lo había grabado con su smartphone el jueves por la noche y lo había compartido en las redes sociales. Solo existía un pequeño problema: el vídeo que rodó Schlesinger mostraba a los hombres haredi cantando y bailando para animarse unos a otros en circunstancias tan difíciles.

Sin embargo, el vídeo mostrado en la televisión israelí fue editado y recibió una banda sonora radicalmente diferente, una donde los hombres haredi gritaban de manera amenazadora. Cuando Schlesinger, indignado, señaló esto al Canal 10 de Israel, los de la TV se disculparon y afirmaron que la banda sonora se había cambiado debido a problemas técnicos. El término para esto en inglés es "fake news".

Pero si bien la aerolínea nacional de Israel demostró ser incompetente, sus medios de comunicación mentirosos y sesgados, y sus mandarines anti haredim rebosantes de desprecio por sus hermanos y hermanas observantes, hay otra parte de la historia del vuelo 002 que merece ser escuchada.

Lejos de ser uniformemente haredim, como se insistió en los primeros informes de la prensa, los pasajeros que lucharon contra el reloj en Grecia lo formaban un grupo muy diverso: sombreros negros (ultra-ortodoxos) y portadores de kipot de punto (sionistas religiosos), asquenazis y sefardíes, hombres y mujeres de todo Israel que no tenían gran cosa en común, salvo la tradición que nos ha unido a todos durante milenios. Acogidos por Rav Mendel y Rebbetzin Nechama Hendel, los emisarios locales de Chabad en Atenas, estos pasajeros varados en Atenas, y según sus propios relatos, pasaron un Shabbat alegre disfrutando de la compañía y el espíritu del día santo a pesar de estar separados de su equipaje y de sus seres queridos que les esperaban en Israel.

Si los israelíes en verdad se estuvieran dirigiendo hacia unas elecciones a partir de esta semana, si es que el gobierno termina colapsando, solo necesita mirar al vuelo 002 para descubrir las verdaderas divisiones de la nación. Aunque la izquierda israelí se ha erosionado hasta convertirse en irrelevante al insistir en que solo más concesiones pueden detener la oleada de terror, los votantes no se muestran tan divididos por unas diferencias ideológicas significativas. No obstante, los israelíes, como los estadounidenses, caen de lleno en los dos campos visibles a bordo del Boeing de esa fría noche de la semana pasada.

En un rincón están los que mantienen su fe, quienes se unen en tiempos de crisis, y esperan que la conversación sea respetuosa, y que aquellos que están en el poder sean responsables. Si desean conocer sus valores, solo miren el vídeo de Schlesinger y pregúntense cuándo fue la última vez que reaccionaron ante un gran inconveniente con tan flujo de felicidad interior y comenzaron a cantar en público.

El grupo de la otra esquina, lamentablemente, no es tan alegre. Un ex alto funcionario del gobierno, nada menos que el ex director de la Oficina del Primer Ministro bajo Yitzhak Rabin, reporteros y editores de noticias, una importante aerolínea: todos ellos pudieron haber regresado a sus casas en silencio, tomar una larga ducha, dejar atrás su malogrado vuelo y continuar con sus vidas. En su lugar, sintieron la necesidad de inventar una pequeña y enfermiza historia sobre unos deplorables haredim y observantes religiosos que se comportaron vergonzosamente, y que se aprovecharon con pocas evidencias y mucha animosidad de unos tripulantes de la aerolínea nacional del único estado judío del mundo que no les demostraron cierta consideración cuando deseaban observar el Shabbat. Existen dos términos que podrían resumir la actuación de este grupo: prejuicio y libelo.

Un grupo cantó canciones y partió el pan conjuntamente, agradecido por el don de la comunidad. El otro grupo no desperdició ni un momento antes de acudir a los medios de comunicación y retratar a sus compañeros de viaje como una mafia despreocupada desdeñosa por todo lo que sea ilustrado, secular y progresista.

Si ha prestado atención a la política en cualquier parte del mundo, ya sabe qué grupo prevalecerá a largo plazo: en Tel Aviv, en Tampa, en Tottenham y en otros lugares, las coaliciones cataclísmicas de ciudadanos cansados ​​que se unen, formando movimientos tanto personales como políticos. A menudo, estos movimientos están compuestos por personas que no tienen una agenda real y coherente, excepto el dolor de volver a encender la TV y verse a sí mismos despreciados y objetos de burlas, escuchar las noticias y oír que son culpables de todos los males, leer los diarios y enterarse de que sus mejores defensores morales e intelectuales han aprovechado una vez más la oportunidad de despreciarlos. Han tenido suficiente, y cuando votan, a menudo simplemente votan en contra de esas personas bien vestidas e ilustradas que se burlan de ellos.

Esa es la noticia preocupante. La buena noticia es que, si bien la aeronave del estado israelí puede, como el vuelo 002, sufrir alguna turbulencia ocasional, siempre aterriza de manera segura y hay mucho espacio a bordo para cualquier persona, de cualquier denominación o disposición, capaz de coexistir y respetar.

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