Sunday, November 11, 2018

Una introducción al Toledot Yeshu - Mika Ahuvia - Ancient Jew Review



Es ampliamente aceptado que los antiguos rabinos ignoraron minuciosamente el surgimiento del cristianismo y raramente aludieron a Jesús en sus escritos.

Sin embargo, como lo atestiguan los textos sobrevivientes del Toledot Yeshu (las Crónicas de Jesús), no todos los judíos en la antigüedad evitaron las especulaciones sobre Jesús, su vida y los orígenes del cristianismo.

El Toledot Yeshu, que ridiculiza el nacimiento, los milagros y la muerte de Jesús, arroja luz sobre la otra respuesta judía a la amenaza y el encanto del cristianismo. Puede sorprender a algunos escuchar que los judíos se involucraron en un discurso tan negativo. La burla, sin embargo, es una de las herramientas más poderosas de los débiles, y no es sorprendente que los judíos recurrieran a esta táctica en varios momentos y lugares.

Vale la pena mencionar que los judíos no fueron los primeros en burlarse de la historia de la vida de Jesús: el filósofo griego Celsus ridiculizó los orígenes y el cristianismo de Jesús en el tratado de “La Verdadera Doctrina”, del siglo II d. C., con algunos detalles que tienen su paralelo en el Toledot Yeshu.

El Toledot Yeshu es una especie de contranarrativa decididamente no rabínica y una sátira de la historia fundacional del cristianismo, que probablemente se originó a finales del período antiguo o principios de la Edad Media. Probablemente circuló oralmente durante siglos antes de ser transcrito en diversos lugares y momentos. Una versión del Toledot ya era conocida por el arzobispo Agobard de Lyon en el 827 d.C., quien se quejó del uso público y agresivo de los judíos de tal vitriolo para influir en las actitudes de los potenciales conversos al cristianismo con respeto a Jesús. Según algunas fuentes medievales tardías, era una costumbre judía leer el Toledot Yeshu en Nochebuena.

Dentro del género de las historias populares, no hay dos manuscritos idénticos y los narradores probablemente los embellecieron con cada redacción. Los primeros textos sobreviven en fragmentos arameos encontrados en la Genizah de El Cairo, pero las diversas narraciones de esa “primera” narración sobreviven en prácticamente todos los idiomas judíos. Samuel Krauss llamó la atención académica de estas obras en 1902 con su Das Leben Jesu nach judischen Quellen. Mohr-Siebeck acaba de publicar dos volúmenes del Toldedot Yeshu, con una introducción, la traducción y una edición crítica del trabajo, así como acceso a una base de datos de todos los manuscritos.

Como explica John Gager, el problema con los orígenes de Jesús es evidente en los evangelios. El Evangelio de Marcos llama a Jesús "el hijo de María" (6: 3), probablemente traicionando el hecho de que la identidad de su padre fuera disputada; el Evangelio de Lucas omite este pasaje vergonzoso, mientras que el Evangelio de Mateo le da un linaje patrilineal honorable a través de José (e incluye cuidadosamente a otras madres polémicas como Tamar, Ruth, Rahab y Betsabé) incluso cuando afirma que fue concebido por el espíritu santo.

Al igual que el primer evangelio, el de Marcos, las primeras recensiones del Toledot Yeshu carecen de la narrativa de su nacimiento. Estas narrativas se centran en cómo Jesús adquirió sus poderes milagrosos (según una versión, robó el nombre de Dios del templo); cómo engañó a las masas con magia y falsos milagros; cómo los rabinos lo excomulgaron; cómo los romanos lo condenaron; cómo sufrió la muerte de un charlatán (no colgado, ni siquiera de un árbol, sino de un troncho de col); y sufrió el entierro de un criminal. Como observa Gager, los textos están particularmente preocupados por encontrar una justificación para la muerte de Jesús, una preocupación no sorprendente a la luz de las acusaciones cristianas de que los judíos habían matado al Mesías.

Sin embargo, tal como afirma Gager, a veces se conservan algunos destellos positivos de Jesús en los textos judíos. En un famoso pasaje del Talmud, se presenta a Jesús como un estudiante brillante que fue injustamente rechazado por el rabino Joshua ben Perachia (véase Sanhedrin 107b, Sotah 47a).  Los ecos de esta historia a veces aparecen en Toledot Yeshu. En estas narraciones, la apostasía de Jesús no era una conclusión inevitable.

En las versiones posteriores del Toledot Yeshu que sí contienen la narrativa del nacimiento de Jesús, el autor ridiculiza gráficamente cada aspecto del nacimiento virginal: el padre de Jesús era un villano, la concepción ocurrió por violación y adulterio, y la madre de Jesús estaba menstruando en el momento de la concepción (un tabú para judíos y cristianos). En una versión, su concepción incluso tuvo lugar en Yom Kippur. Esta sección de la narración es tan sexualmente gráfica que Yair Furstenberg ha sugerido que sirvió como manual, modelando la conducta sexual propia y prohibida en forma folklórica.

Curiosamente, en casi todas las versiones la propia María es retratada como una judía irreprensible, como una mujer respetuosa que obedece la ley judía y de la que se aprovecha un malvado. Aquí, podríamos ver evidencias de la atracción judía hacia la figura de la madre del mesías, evidencias dispersas que se pueden encontrar a través del período medieval.

Al apostol Pablo también se le muestra de forma intrigante, apareciendo en escena como el profeta Elijah.  Dado que la herejía de Jesús provoca interminables luchas internas entre los judíos, Toldot Yeshu retrata a Pablo (o en algunas versiones, a Simón Pedro) como el fundador involuntario de la religión y como un pacificador que separa a los cristianos de los judíos. Trabajando como un doble agente en nombre de los judíos piadosos, Pablo dicta un nuevo lenguaje a los herejes y les enseña nuevas oraciones para poder separar definitivamente a los seguidores de Jesús del resto de los judíos. Y así, se funda una nueva religión.

Los evangelios cristianos no fueron los únicos textos que sirvieron de fondo para los autores del Toledot Yeshu. Sarit Kattan Gribetz ha sugerido que el Megillat Esther es también una fuente para esta narración, invocada repetidamente, explícita e implícitamente, en los manuscritos existentes. Así como el Meguilat Esther pretende representar a los judíos superando la amenaza de Amán en los momentos de dominación persa, el Toledot Yeshu muestra a los judíos triunfando sobre Jesús. Las alusiones al Meguilat Esther podrían incluso apuntar a un posible uso de Toledot Yeshu como una forma de Meguilat leída por los judíos en Navidad.

El Toledot Yeshu arroja luz sobre un aspecto importante de las relaciones judeo-cristianas. En este caso, dadas las narrativas de impotencia y de falta de voluntad de los judíos, el Toledot Yeshu revela algunas de las formas en que los judíos se burlaron, resistieron y subvirtieron las narrativas hegemónicas del mundo cristiano a su alrededor. Por lo tanto, sirve como un correctivo importante a la teoría lacrimógena de la historia judía.

Muchos eruditos prefieren evitar la discusión y no investigar el Toledot Yeshu, que les recuerda períodos incómodos de la historia cuando las relaciones entre judíos y cristianos eran antagónicas. Desafortunadamente, esa forma de evitar la historia tiene consecuencias desastrosas. Diría que esa actitud de tratar de evitar aquellas partes de nuestra historia que rehusamos considerar representa el mayor peligro para nosotros. Evitar las deficiencias históricas fomenta la complacencia, el desplazamiento de la responsabilidad y la falta de sensibilidad hacia los demás. Es cuando enfrentamos las partes difíciles de nuestra historia compartida cuando podemos comprender por qué las personas necesitaban de tal tipo de burlas y por qué otros podrían emplear tal retórica contra ellos, comprendiendo la violencia histórica y los prejuicios que dieron forma a este texto. Es solo cuando nos enfrentamos a esa parte del espíritu humano que ama degradar al otro cuando podemos encarar unas respuestas más ilustradas.

En estos tristes días actuales, invitemos a la luz, especialmente a las partes más difíciles de nuestras historias.

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