La izquierda presta cobertura al antisemitismo - Ben Shapiro - National Review

Esta semana, The New York Times Review of Books imprimió una entrevista con Alice Walker, autora de The Color Purple, ganadora del Premio Pulitzer. El entrevistador le pidió a Walker que enumerara los libros que tiene en su mesita de noche. La mayoría eran inobjetables. Uno no lo era: un libro titulado "Y la verdad te hará libre", de David Icke. Walker describió el libro de esta manera: “En los libros de Icke está toda la existencia, en este planeta y en muchos otros, son para pensar. El sueño de una persona curiosa se hace realidad".
Como señaló Yair Rosenberg en Tablet, esto resulta algo problemático. Resulta que Icke es un rabioso antisemita, y "Y la verdad te hará libre" es un libro lleno de basura y odio vitriólico dirigido contra los judíos. Rosenberg explica que en el libro, la palabra "judío" aparece 241 veces, y el nombre "Rothschild" se menciona 374 veces. Estas referencias no son precisamente "cumplidos”. El libro en sí mismo sugiere que los infames Protocolos de los Ancianos de Sión, un falso panfleto lleno de engaños antisemitas escrito a fines del siglo XIX, eran realmente ciertos.
El propio NYTimes ha recibido la mayor parte de la culpa por la referencia de Walker. Pero la pregunta más interesante es por qué Walker ha podido escapar a la censura. Tal como señala Rosenberg, Walker ha elogiado repetidamente el trabajo de Icke, ha escrito poesía abiertamente antisemita ("Simplemente sigan el rastro del Talmud / ya que su veneno se enrosca tardíamente en su conciencia colectiva '), y se ha negado personalmente a permitir que su libro El color púrpura fuera traducido al hebreo. Sin embargo, sigue siendo un miembro muy respetado de la intelectualidad izquierdista.
Y Walker no está sola. De hecho, el antisemitismo a menudo es aceptado cuando lo expresan destacados intelectuales negros de la izquierda. Marc Lamont Hill traficó en antisemitismo durante años antes de perder su contribución en la CNN por predicar un eslogan de Hamas ante las Naciones Unidas. Cornel West sugirió que Israel nació porque "los judíos saltaron desde los edificios en llamas de Europa, en una Europa que odiaba a los judíos y estaba liderada por un gángster llamado Hitler, ¿verdad?, para aterrizar en la espalda de algunos árabes en la década de 1940”. Toni Morrison explicó que “mucha gente negra... cree que los judíos en este país, en general, se han vuelto blancos. Se comportan como blancos en lugar de como judíos". James Baldwin sugirió lo mismo explicando: "El judío se beneficia de su estatus en América, y deben esperar que los negros desconfíen de ellos por eso. El judío no se da cuenta de que la credencial que ofrece, el hecho de haber sido despreciado y sacrificado, no aumenta la comprensión del negro. Aumenta la ira del negro".
Y estos son los intelectuales. Un grupo de "líderes comunitarios" negros han sido igualmente antisemitas, y han sobrevivido y prosperado. El rabioso antisemita Louis Farrakhan aún fue bienvenido en el funeral de Aretha Franklin, donde se codeó con Bill Clinton. Al Sharpton, cuyo historial antisemita incluye ayudar a incitar disturbios contra los judíos en Crown Heights en 1991 y un incendio en 1995, tiene un programa en la MSNBC, y los candidatos demócratas a la presidencia vienen a rendirle homenaje. Y aunque tendemos a minimizarlo, es bastante revelador que Barack Obama se sentara en los bancos del pastor antisemita Jeremiah Wright durante dos décadas.
Es una marca de las prioridades interseccionales de la izquierda que el antisemitismo de los grupos minoritarios sea tan ampliamente ignorado. Es un hecho conocido que el antisemitismo en los Estados Unidos no se descompone uniformemente por la raza. Una encuesta de la Liga Antidifamación (ADL) de 2016 encontró que el 23% de los estadounidenses negros tenía "propensiones antisemitas", según el promedio de una encuesta sobre once factores de control, en comparación con el 10% de los estadounidenses blancos. Esa desproporción ha sido la norma desde que el ADL comenzó la encuesta en 2007.
También existe un antisemitismo desproporcionadamente similar en la comunidad hispana. Pero nada de esto atrae ninguna cobertura mediática. Como el New York Times admitió en su estudio sobre la violencia antisemita en la ciudad de Nueva York, "los prejuicios derivados de las largas tensiones étnicas en la ciudad presentan complejidades que muchos liberales han optado simplemente por ignorar".
Ignorar el antisemitismo en función de la etnia o los antecedentes del perpetrador es simplemente dar cobertura al antisemitismo. Alice Walker debería ser tan tóxica por su antisemitismo como lo es David Duke por el suyo. Después de todo, envían el mismo mensaje cuando se trata de los judíos. No reconocerlo da credibilidad a la idea antisemita de que los judíos de alguna manera se han ganado el odio de ciertos grupos o minorías.
Labels: Antisemitismo de las minorías de la izquierda, Ben Shapiro
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