Monday, January 07, 2019

Se reafirma un consenso sobre los asentamientos - Jonathan Tobin - JNS


Asentamiento de Ofra

La campaña electoral israelí de 2019 tiene solo un par de semanas y ya ha habido mucho drama. La división de varios partidos también se ha visto acompañada por el drama sobre la posibilidad de que el Primer Ministro Benjamin Netanyahu sea acusado de cargos de corrupción, o sometido a audiencias por las acusaciones, en las semanas previas a que los votantes acudan a las urnas.

Aún no sabemos cuál será la alineación final de partidos y candidatos, o si Netanyahu, quien es el favorito para ganar su cuarta elección consecutiva y su quinto mandato como primer ministro, será hundido por el Fiscal General Avichai Mandelblit con consecuencias que no pueden ser predichas.

Pero hay una cosa que parece no estar en duda. Los resultados volverán a reivindicar un amplio consenso sobre la paz con los palestinos que ha existido en Israel desde el final de la Segunda Intifada hace ya más de 15 años.

Eso quedó claro en una declaración realizada por Benny Gantz sobre el futuro de algunos controvertidos asentamientos israelíes en Cisjordania. Hablando a la cadena de televisión Canal 12 de Israel, Gantz declaró que "el bloque Etzion, Ariel, Ofra y Elkana permanecerán para siempre". Mientras agregaba que la cuestión de "cómo conseguir que permanezcan para siempre" aún estaba por determinarse, la importancia de su elección de esos cuatro lugares no puede ser subestimada.

Incluso los defensores de una solución de dos estados han admitido que Israel mantendría algunas partes de Jerusalén sobre la Línea Verde y los principales bloques de asentamientos que están cerca de las líneas de 1967. Tanto el bloque Etzion como Elkana caen dentro de esos bloques. Ariel es una ciudad pequeña con una universidad, pero como está a 10 millas de la Línea Verde, los palestinos y sus partidarios dicen que debe abandonarse para crear un estado contiguo junto a Israel.

Sin embargo, no hay manera de que Ofra, un asentamiento ubicado en el corazón de Cisjordania y junto a la carretera que es la principal vía norte-sur que atraviesa la región, se mantenga dentro de Israel sin hacer imposible que los palestinos tengan un estado contiguo.

Gantz, ex jefe de personal de las Fuerzas de Defensa de Israel, no es de ninguna manera un partidario del movimiento de los asentamientos. De hecho, según los informes, tuvo una relación difícil con Netanyahu mientras estuvo en el cargo y está ansioso de verlo fuera. Él ha entrado en la política por primera vez para darles a los israelíes una alternativa convencional al primer ministro.

Gantz y su nuevo partido Resiliencia de Israel son la versión 2019 del centrismo israelí. En prácticamente todas las elecciones israelíes desde 1977, surgió un partido que trató de cerrar la brecha entre la derecha y la izquierda. A menudo, fueron dirigidos por ex militares como Gantz, a quienes se considera por encima de la batalla política principalmente porque no tienen experiencia previa en el gobierno. Si bien el grupo de Gantz puede demostrar ser más "resistente" que los ejemplos anteriores, hasta ahora todos se han visto afectados después de una o dos elecciones exitosas porque sus líderes finalmente demuestran que no tienen mejores respuestas a los problemas del país que las del Likud, los Laboristas o cualquiera de los demás partidos establecidas.

Pero la importancia de la declaración de Gantz es que demuestra que incluso aquellos que se autodefinen a sí mismos como centristas, no creen que sea prudente que Israel haga concesiones unilaterales a los palestinos, o planeen desalojar incluso a una minoría de los cientos de miles de judíos que viven a través de la Línea Verde en Jerusalén y Cisjordania.

Debe ser un shock para la mayoría de los judíos estadounidenses hostiles a Netanyahu y a sus aliados de derecha darse cuenta de que aquellos que comparten sus puntos de vista en Israel representan solo una pequeña minoría de votantes. Como ha sido evidente desde que la Autoridad Palestina hizo añicos literalmente la fe de los israelíes en el proceso de paz de Oslo durante la Segunda Intifada, existe un consenso desde el centro a la izquierda y desde el centro a la derecha en Israel, de que actualmente no existe un socio palestino para la paz.

Inclusive la negativa de la supuestamente moderada Autoridad Palestina y de su líder Mahmoud Abbas a reconocer la legitimidad de un Estado judío, sin importar dónde se dibujen sus fronteras, y su apoyo financiero a los terroristas y su fomento del odio contra israelíes y judíos, se han vuelto evidentes a los israelíes. La noción de entregarle territorios y, en efecto, replicar el experimento del ex primer ministro Ariel Sharon en Gaza, según el cual la retirada de cada soldado israelí, asentamiento y colono fue respondida por la creación de un estado terrorista, es ampliamente considerada no tanto un mal como una pura locura.

Es por eso que los centristas israelíes, e incluso los izquierdistas moderados, han dejado de hablar sobre renunciar a más territorio en un futuro previsible. Aunque la mayoría de los israelíes probablemente todavía estarían dispuestos a intercambiar territorios por una paz real en lugar de más terror, la gran mayoría entiende que simplemente no es posible en estos momentos.

Entonces, cuando Gantz está siendo promocionado por algunos como una alternativa realista a Netanyahu para las elecciones de abril, y habla en unos términos que dejan en claro que hay poca diferencia práctica entre su posición y la del primer ministro israelí, entonces los judíos estadounidenses que tanto critican al gobierno israelí deberían tomar nota. Si un centrista reconocido (aunque el primer ministro designe a Gantz como un "izquierdista") que está determinado a derrotar al primer ministro quiere conservar Ofra "para siempre", entonces es hora de dejar de fingir que la mayoría de los israelíes piensan que la falta de paz puede ser culpa de Netanyahu, más que el hecho de que Abbas y los palestinos aún se aferran a su guerra de un siglo contra el sionismo.

Gantz puede ser todavía algo parecido a una pizarra en blanco en términos de políticas, pero a estas alturas es obvio que no importa quién gane, el consenso israelí sobre territorio y paz sigue en pie. Eso es algo que los estadounidenses que hablan de ser amigos de Israel deben respetar.

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