Sunday, May 19, 2019

El hombre responsable de la Nakba - Ben Dror Yemeni - YNet



En marzo de 1949, la Guerra de la Independencia aún no había terminado, pero el problema de los refugiados palestinos ya se había convertido en un problema. El 10 de marzo, las fuerzas israelíes llegaron a Um Rush Rush, actualmente Eilat, y completaron la conquista del desierto de Negev. Muchos refugiados de guerra llegaron a la Franja de Gaza, así como a Port Said, Alejandría y El Cairo en Egipto.

 El Muftí de Jerusalén, Haj Mohammed Amin al-Husseini, vivía bajo estricta seguridad en Alejandría en esos momentos, luego de haber escapado de Europa donde iba a ser juzgado en Nuremberg como un criminal de guerra.

Más que cualquier otro árabe, el Muftí es el hombre que representa el antisemitismo islámico contemporáneo y la negativa árabe a aceptar la presencia de Israel en la región.

Fue el Mufti quien fabricó el mito de que "al-Aqsa está en peligro", según el cual los judíos están planeando destruir la mezquita del complejo del Monte del Templo y reconstruir el Tercer Templo de sus ruinas. Fue el principal instigador de los disturbios antijudíos de 1920 y 1929.

Posteriormente, Husseini dirigió la revuelta árabe contra los británicos y los judíos en la década de 1930, en la que murieron 300 judíos y 262 efectivos británicos. Los británicos reaccionaron con dureza ante éste levantamiento y los árabes locales pagaron un alto precio: 5.000 muertos. Pero 3.500 de ellos fueron víctimas de una campaña asesina del propio Mufti contra sus oponentes.

La Nakba no comenzó en 1948. Comenzó con el éxodo de la élite, huyendo del terror del Mufti. ¿Y quién apoyó al Muftí? La Alemania nazi.

Tras un acuerdo alcanzado entre los oficiales nazis y el Mufti, los alemanes le enviaron fondos porque los judíos eran enemigos tanto de los nazis como de los islamistas. Sin embargo, las víctimas de esta coalición fueron principalmente musulmanes. La sociedad árabe en Palestina comenzó a desmoronarse, mientras que el Yishuv (asentamiento) judío prosperó cuando construyeron un nuevo puerto y comenzaron a producir sus propios productos alimenticios para no depender de la población árabe local.

La Comisión Peel se estableció tras el levantamiento árabe de la década de los 30. En última instancia, recomendó la partición de la tierra en 1937. El comité de la mencionada Comisión asignó solamente 4,840 kilómetros cuadrados para un estado judío y 110,000 kilómetros cuadrados para un estado árabe (90.000 en Transjordania y 20.000 en el oeste de Palestina). El Mufti no solo lideró la resistencia árabe a que los judíos recibieran una pequeña cantidad de territorio, sino que exigió que fueran devueltos a Europa, la misma Europa de la que los judíos huían antes del ataque nazi.

Habiéndose convertido en un fugitivo, el Mufti huyó al Líbano y luego a Irak, donde continuó su colaboración con la Alemania nazi incitando contra los judíos y alentando su persecución. Esa incitación llevó al pogrom de Farhud en Bagdad en 1942, durante el cual al menos 179 judíos fueron asesinados por mafias árabes.

Los judíos en Irak habían sido unos ciudadanos leales, productivos y bien integrados. Incluso emitieron una declaración antisionista tras la presión de los nacionalistas iraquíes. No ayudó. Todavía eran judíos.

Desde Irak, el Muftí viajó a Alemania para continuar planeando la aniquilación de los judíos del Oriente Medio. Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, logró evitar el enjuiciamiento como criminal de guerra en Nuremberg al huir a Egipto para organizar la oposición a cualquier compromiso que permitiera una autonomía judía en la región, sin importar cuán pequeña fuera.

El 10 de marzo de 1949, Yedioth Ahronoth publicó una historia diciendo que el Mufti sobrevivió a dos intentos de asesinato. ¿Y quién intentó matarlo? Refugiados de Palestina.

Es difícil verificar la información sobre los intentos de asesinato, pero está claro que el Mufti fue odiado por muchos de los refugiados que sabían que él era responsable de su difícil situación. El hombre que tomó una línea extremadamente radical, eliminó a sus oponentes, causó la fuga árabe desde Palestina antes de la decisión de la partición, provocó los disturbios anti-judíos en Bagdad, se opuso a cualquier acuerdo: fue el hombre más responsable de la Nakba palestina de 1948.

Había muchos oponentes al Muftí en el mundo árabe. Muchos entendieron que estaba guiando a los árabes de una derrota a otra. En última instancia, el fanatismo prevaleció, mientras que en la Yishuv judía el pragmatismo prevaleció.

El día en que los árabes reconozcan su responsabilidad por la Nakba palestina y judía, y se sometan a una rehabilitación a la falsa narrativa palestina, la posibilidad de un acuerdo y una reconciliación será mayor. Debe suceder, por nosotros y por ellos. Si Dios quiere.

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