Friday, May 29, 2020

Que decida Ben-Gurion: ¿Qué haría Ben-Gurion? - Daniel Pipes - JNS



Mi colega, Nave Dromi, no está de acuerdo con mi opinión negativa de que Israel anexione algunas partes de Cisjordania.

Mi argumento de seis partes, como ya se explicó, se reduce a descartar la anexión por representar un simbolismo demasiado costoso. No trae recompensas, pero crea problemas en todas partes. Por lo tanto, concluyo que la anexión obstruye la victoria final de Israel, y mi objetivo es una victoria de Israel y una derrota palestina.

El argumento de seis partes de Nave Dromi, tal como se presenta en JNS, sostiene que la anexión avanza ese mismo objetivo victorioso: ejerce presión territorial sobre los palestinos; garantiza la seguridad para todos; le da a Israel la iniciativa; le permite aprovechar el momento; cuenta con el respaldo confiable del presidente Donald Trump y goza de un amplio apoyo dentro de Israel.

Acepto la mayoría de estos puntos, excepto dos: los de garantizar la seguridad (nada cambia sobre el terreno) y sobre Trump (no se pueden predecir sus volátiles puntos de vista). Pero, en aras de la discusión, incluso concederé el que afecta a Trump.

Aun así, los beneficios de la anexión siguen siendo simbólicos, mientras que el impacto potencial es completamente negativo. Cisjordania y sus pueblos judíos se vuelven aún más polémicos. Los palestinos pueden explotar. La indignación internacional, desde el Partido Demócrata de los Estados Unidos hasta los europeos y los izquierdistas israelíes y los gobiernos árabes, le saldrá cara a Israel. Además Israel incorporaría a unos ciudadanos musulmanes adicionales que rechazan su propia existencia.

En total, aumenta la causa de los palestinos contra Israel... a cambio de casi nada.

Nave Dromi compara este momento con el padre fundador israelí y primer primer ministro, David Ben-Gurion. liderando la campaña para declarar la independencia de Israel en 1948. No es así: declarar la independencia no fue un gesto legalista vacío como éste, sino un acontecimiento de época, uno que, por cierto, contó con el respaldo de las Naciones Unidas y el respaldo de los gobiernos soviético y estadounidense. La comparación no se sostiene.

Pero denle la vuelta: Ben-Gurion era un político experimentado y astuto que, a pesar de las graves reservas, tomó medidas prácticas como aceptar el plan de partición de la ONU de 1947. ¿Qué pasaría si ahora fuera el primer ministro de Israel? Rechazaría pagar un precio probablemente masivo a cambio de un simbolismo autocomplaciente. Él diría que no anexionaría ninguna parte de Cisjordania.

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