Thursday, July 05, 2007

Cambio de paradigma - Moshe Arens

El cambio de un paradigma puede ser tan difícil como el abandono de una concepción profundamente arraigada, pero a veces llega el momento de que se hace necesario. Y el momento ha llegado para reexaminar el paradigma "de dos estados para dos pueblos" - Israel, y un Estado palestino en Judea, Samaria y Gaza.

Este modelo para la resolución del conflicto israelí-palestino, promovido en primer lugar por la extrema izquierda israelí, los admiradores de Yasser Arafat y los abogados "de la paz ahora", ha hecho incursiones graduales en las mentes de la mayor parte de los israelíes, y ha sido abrazado por aquellos que en el pasado eran sus opositores más públicos, como Ariel Sharon. Este modelo es considerado ahora mismo como axiomático por los israelíes, así como por la mayoría de los observadores extranjeros. El mapa de ruta del presidente estadounidense George Bush, aceptado con entusiasmo por el gobierno Sharon, y actualmente religiosamente adoptado por Tzipi Livni, es una elaboración de este paradigma. Y se ha convertido en una vaca sagrada en peligro.

Lo que subyace en este paradigma es la asunción de que en lo que era el territorio mandatario británico al oeste del río Jordan vivían dos naciones - judíos y palestinos - cada una con el derecho a establecer su estado nación a fin de alcanzar su autodeterminación en la parte que le corresponde. Habiéndolo realizado ya los judíos, ahora es apropiado que los palestinos hagan lo mismo. Y, aunque esto no haya sucedido aún, sin embargo, está obligado a pasar tarde o temprano, y no hay ninguna posibilidad de resistirse ante lo inevitable. Al contrario, cada esfuerzo debe ser adicional a este proceso. Según Livni, el establecimiento de un estado nación palestino al oeste del Río Jordan se ha convertido en uno de los objetivos nacionales de Israel.

Es conveniente asumir que dentro de los límites dibujados por los señores Sykes y Picot durante la Primera guerra mundial, vivían diferentes naciones - la nación iraquí, la nación siria, la nación jordana y, por supuesto, la nación palestina desde que Churchill separó la Transjordania del resto de la Palestina Mandataria en 1922. Estas naciones ciertamente no nacieron al instante tras la conclusión de la Primera Guerra mundial, pero se asume que desarrollaron una identidad nacional en estos últimos 90 años. En cuanto a la nación iraquí, esto ha sido puesto en duda por los recientes acontecimientos. ¿Y quién sabe de la nación siria, o de la nación jordana, formada por palestinos en más de un 60%? Sería justo entonces que los palestinos, que más que los otros parecen haber desarrollado una identidad nacional desde 1948, tras ser desplazados por la creación de Israel de una buena parte buena de su hábitat natural, y tras ser abandonados por sus aliados árabes, deban confiar en sí mismos para el logro de sus objetivos.

¿Los palestinos al oeste del río Jordan se veían como parte de la nación jordana mientras Judea y Samaria estuvo anexionada a Jordania durante el período 1949-1967, cuando incluso poseían la ciudadanía jordana? ¿Volvería la soberanía jordana sobre Judea y Samaria a satisfacer sus sentimientos de identidad nacional? En el presente éstas son preguntas estrictamente hipotéticas, porque el establishment de Jordania simplemente no quiere aquel dolor de cabeza; ellos lo dejaron claro hace más de 20 años. En realidad, está claro que los egipcios, que invadieron Gaza en 1948, se quedaron allí hasta 1956, y volvieron después de la retirada israelí en 1957, no ven ninguna razón para tomar la responsabilidad de Gaza. Ninguno de los estados árabes está dispuesto a integrar a los refugiados palestinos en su medio. E Israel, que ha integrado a los palestinos que viven en Israel como ciudadanos con plenos derechos, no quiere integrar a más palestinos adicionales de Judea, Samaria y Gaza como ciudadanos de Israel. El hecho triste es que nadie quiere a los palestinos.

¿Significa esto que el establecimiento de un estado palestino es la única solución? ¿Gaza debe estar unida a Judea y Samaria? Lo que puede haber parecido obvio hasta hace poco ha sido puesto en duda por la reciente violencia en Gaza. Sólo si los palestinos hubieran demostrado que son capaces de gobernarse a sí mismos, de reprimir el terrorismo, elemento esencial para gobernar en esta zona del Oriente Medio, de cumplir los acuerdos firmados por sus líderes, el paradigma de dos estados para dos naciones podría parecer apropiado. ¿Pero quién desea un estado dónde reina la violencia, y donde los actos de terrorismo son promovidos? ¿Y quién quiere tal estado como vecino? Están muy bien las conversaciones para reforzar a Mahmoud Abbas, en la esperanza de que él traiga la estabilidad a los territorios palestinos y suprima el terrorismo, pero, ¿es esa una perspectiva realista? ¿Puede realmente esperarse que él tome el control de Judea y Samaria, y aún más problemático, arrancar de las manos de Hamas el control de Gaza? Y mientras las cosas sigan como hasta ahora, parece mejor que comencemos a buscar otro paradigma.

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