Saturday, March 29, 2008

Miedos demográficos (La Oficina Central del Pánico) - Yoram Etinguer - Ynet

En el año 1900, los expertos británicos predijeron que el número de carruajes y caballos de la ciudad de Londres inundaría la ciudad de excrementos equinos en 1950. Ellos no comprendían las tendencias sociales y económicas de la época, y no comprendieron el impacto del desarrollo de la tecnología y de la higiene urbana, errando en su suposición de que el género humano y la naturaleza se desarrollarían de modo previsible y lineal.

Ese es el mismo destino de pronósticos como el de la Oficina Central de Estadística (OCE), que predijo esta semana que la proporción del sector judío en la población israelí se reduciría, e incrementaría la del sector árabe en un 5% hasta 2030. Desde 1948 vienen chocando los numerosos pronósticos de la OCE contra los acantilados de la realidad, debido a unas hipótesis de base erradas acerca de las tendencias demográficas, tanto judías como árabes.

Por ejemplo, en 1948, el fundador y padre espiritual de la OCE, el profesor Roberto Beki, intentó persuadir a Ben Gurión de postergar la creación del estado. Según su pronóstico, los 600 mil judíos estaban destinados a convertirse en una minoría en 1967 en el territorio del "Plan de Partición" de la ONU. En 1967, y en 1973, la OCE predijo que los judíos serían minoría entre el Jordán y el Mar Mediterráneo en 1987 y en 1990. Pero el porcentaje de los árabes en la población continuó siendo el 40%, a pesar de un período récord de fertilidad árabe en Judea y Samaria.

En 1968, la OCE predijo la continuación del alto índice de natalidad árabe hasta 1985, pero en 1985 había caído en picado dicho índice, de 9 niños por mujer en 1968, a 4,7 ese año. En el 2000, la OCE publicó un pronóstico con vistas a 2025 prediciendo que la fertilidad judía y árabe bajaría moderadamente. Pero desde el año 2000, la fertilidad judía sube (2,8), y es más alta de lo pronosticado por la OCE. En cambio, la caída de la fertilidad árabe (3,5 por mujer) se adelantó al pronóstico de la OCE en 20 años.

En dramática contradicción con el pronóstico de la OCE, el número anual de nacimientos judíos ha aumentado desde 1995 (80.400) hasta 2007 (112.455). Se trata de un aumento del 40%, mientras que el número anual de nacimientos árabes se ha estabilizado (unos 39.000). Desde 1995 ha crecido el número de nacimientos judíos, del 69% a 75% de todos los nacimientos en 2007.

La OCE también se equivoca sistemáticamente en los pronósticos de inmigración. En 1948 intentó bajar las expectativas de inmigración de Ben Gurión, y sostuvo que no habría una inmigración masiva a un país castigado por las guerras y sin una economía estable. Sin embargo, llegó un millón de inmigrantes. En 1972, el fundador de la OCE advirtió que la inmigración se reduciría, debido a que los judíos de Occidente no desean venir a Israel, mientras que los judíos de la entonces URSS y Europa Oriental querían pero no podían. No obstante, de todos modos, llegaron 200 mil inmigrantes. En los años '80, sostuvieron en la OCE que, aun si se abrían las compuertas de la URSS, no habría una gran inmigración debido a razones culturales, sociales, económicas, tecnológicas y de seguridad. Pero llegó otro millón. En 2008 la OCE sigue minimizando los pronósticos de inmigración e ignorando el enorme potencial que todavía existe en la ex URSS, así como en EE.UU., Francia, América Latina, Gran Bretaña, Alemania, Hungría, Sudáfrica y demás.

El "Equipo Norteamericano-Israelí de Investigaciones Demográficas" señala errores estructurales y de facto que hacen fracasar las predicciones de la OCE (a pesar de que es exacta en los datos actuales). Desde 1948, la OCE ve a los judíos como una sociedad occidental típica con un bajo índice de fertilidad, pero no lo son, tampoco en el aspecto demográfico. La OCE también reduce el pronóstico de fertilidad judía, y saca un promedio artificial entre la fertilidad secular y la religiosa/haredí, desentendiéndose de la tendencia al aumento de la fertilidad de los inmigrantes de la ex URSS y de los altos datos de la fertilidad judía en 2006-7.

La OCE sobreestima en su pronóstico, en cambio, el índice de fertilidad árabe. Se desentiende de los movimientos cíclicos de la demografía árabe, que ha llegado a un récord en los años '60 en el área de la Línea Verde, y en 1990 en Judea y Samaria, y desde entonces tiende a un descenso significativo, como se prevé en una sociedad del Tercer Mundo que se conecta con otra del mundo occidental.

La OCE minimiza también la influencia de la urbanización, la planificación familiar, la reducción de los embarazos en la adolescencia, el desarrollo de la carrera laboral de la mujer, y la integración creciente en las infraestructuras educativas, la economía y la sanidad en Israel, en la occidentalización de la fertilidad árabe. La modernización convierte a la sociedad árabe en más adulta desde el punto de vista de la edad, creciendo por ende el índice de mortalidad, bajando el de natalidad, y reduciéndose así su crecimiento vegetativo, en tanto que la fertilidad judía se encuentra en paulatino ascenso.

Contrariamente a la OCE, la Unidad de Población de la ONU sostiene que la caída de la fertilidad en las sociedades musulmanas y árabes, con el apoyo de los líderes religiosos, es aguda y rápida en todo el mundo. Por ejemplo, la fertilidad en Irán se colapsó completamente en 25 años, de 10 a 1,8 niños por mujer. Egipto y Jordania se encuentran por debajo de los 2,5 y 3 niños por mujer.

El fatalismo y el pesimismo de la OCE carecen de base. La realidad demográfica es una fuente de esperanza y optimismo. Pero el pronóstico de 2008 de la OCE hace temer que sus funcionarios persistan en aprender de la historia por medio de la repetición de sus errores en serie, en lugar de prevenirlos.

(Recogido del ya inevitable, por fortuna, Povesham)

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