Saturday, March 29, 2008

Peligro: el estado se debilita - Yehezkel Dror - Haaretz

Uno de los desafíos más serios que afronta el país es un empeoramiento de la estructura del estado. En algunos aspectos cruciales, Israel puede ser visto como un estado débil en momentos difíciles y que debe tomar decisiones sobre cuestiones polémicas y ponerlas en práctica, sobre todo cuando afronta la oposición entusiasta de grupos minoritarios judíos. Esta es una situación peligrosa, más cuando los enormes logros de los 60 primeros años del estado no garantizan su crecimiento continuado, o hasta su misma existencia en el futuro.

Lo que se supone por "la estructura del estado" en este contexto es el monopolio por parte del estado del uso - o la amenaza - de la fuerza, tanto interna como externamente, y su capacidad de hacer cumplir decisiones legítimamente adoptadas. A esto se le puede añadir la confianza pública en el gobierno y la primacía del bien público, en un sentido pluralista, por encima de los intereses de grupos minoritarios y seguramente por encima de los intereses privados de los políticos. Todos éstos son puntos peligrosamente débiles en Israel.

Por ejemplo, la cuestión de las construcciones ilegales no ha sido de verdad encarada. El lanzamiento de piedras a los coches que pasan se ha convertido en una realidad extendida. Ninguna solución se ha encontrado para el problema de los puestos avanzados ilegales en Cisjordania. Los esfuerzos por imponer un plan de estudios principal en el sistema de educación han fallado rotundamente. El error de la tolerancia oficial hacia manifestaciones (unas con permiso, otras no) que devienen violentas, con la argumentación de que es mejor dejar dar salida a la angustia de sus protagonistas. La existencia de llamadas públicas a la venganza por particulares que son toleradas pasivamente, y la apelación a no participar en las celebraciones enmarcadas dentro del 60 aniversario de la fundación del estado y que no son denunciadas del modo apropiado a pesar del rechazo que implican a la existencia de Israel y a los principios que lo fundaron.

"La estructura del estado" tiene otra dimensión importante: la ética de gobierno. En este frente, la situación es muy mala efectivamente. Esto se expresa no solamente en asuntos supuestamente menores, como el comportamiento personal de nuestros políticos, sino también en temas fundamentales, como una carencia por todo el sistema de la asunción de responsabilidades. Por su parte, todos estos problemas contribuyen a otra característica que incide en esta sensación de empeoramiento de la estructura del estado: una decadencia en la participación del votante y una erosión de la confianza pública en el sistema del gobierno y en los políticos.

Otros países sufren de síndromes similares, pero en un grado menor o compensados por la existencia de un marco supra-estatal, como la Unión Europea. Además, existe una gran diferencia entre el empeoramiento de la estructura del estado en estados más fuertes, o más viejos - donde el fenómeno tiene sus aspectos positivos - y el empeoramiento que afecta a los estados jóvenes donde la sociedad carece aún de una tradición de estructura estatal.

Incluso más profética es la situación única de Israel, con la gran tensión existente por los peligros extremos a los que tiene que enfrentarse, por un lado, y su ambición, así como la oportunidad, de convertirse en un estado judío próspero, por el otro.

De ahí la necesidad imperativa de reforzar, a través de medios democráticos, la estructura de un estado que cada vez disminuye más en Israel. La gran sabiduría que denotaba la insistencia de David Ben-Gurion en la necesidad de un estado fuerte fue olvidada hace mucho tiempo, como se pone en evidencia por la carencia de un debate político público sobre esta necesidad crítica.

El refuerzo de la estructura estatal no es una tarea fácil, y de hecho es aún más difícil com los vientos post-estatales (post-nacionales) que soplan por Europa y dentro de la cultura occidental en general. Por lo tanto, una acción deliberada y resuelta debe ser emprendida para reforzar la estructura del estado en Israel.

Hay modos de hacerlo, incluso dar más énfasis a la enseñanza de una educación cívica de los deberes - y no sólo de los derechos - de la ciudadanía; llamar la atención al liderazgo político nacional sobre su papel de continuador - incluso de educador - del edificio estatal; la intensificación de la aplicación de la ley sin dar facilidades a aquellos que tratan de aplicar la fuerza "o crear hechos consumados"; y colocando unos límites firmes respecto al comportamiento aceptable de las minorías en un estado democrático, que es al mismo tiempo un estado avanzado en el reconocimiento de sus derechos.

Es dudoso que todo esto se pueda conseguir bajo el gobierno actual y el tipo de régimen vigente, con su elevada dependencia y debilidad ocasionada por coaliciones débiles, junto a la correspondiente fragilidad en el liderazgo. Las mejoras parciales que no se concentren en el reforzamiento de la estructura del estado como su objetivo principal, no ayudarán y pueden ser hasta perjudiciales. Por ejemplo, la introducción de una medida de representación regional en la Knesset, es evidente que aumentara la perspectiva "local" e ira en contra del estado.

Los mismos principios del régimen deberían ser repensados, en una dinámica que asegure una concentración del poder democrático que proporcione la tan necesaria estructura de estado que requiere Israel y su prosperidad en los próximos años.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home