Sunday, April 27, 2008

Lag B'Omer, excitación hasídica - Jay Michaelson - Zeek












Todas las fotos son de Andy Alpern


Lag B'Omer, yahrzeit (conmemoración de la muerte de un judío por sus fieles y allegados) legendaria del Rabbi Shimon Bar Yochai, se parece a un Woodstock hasídico en las montañas de Galilea. Hogueras, baile extasiado y desenfrenado, rezos angustiosos, alimentos y bebidas, venta masiva del Zohar, música interminable y, sobre todo, muchedumbres.

La mayor parte de las fotos de Andy son diurnas, pero yo llegué por la noche, después de un viaje en autobús repleto de rigurosos controles de seguridad. Al llegar, fuimos recibidos por una muchedumbre que seguía la proyección de un vídeo del Rebbe Lubavitcher, y por una frenética explosión de energía repleta de entusiasmo y de movimiento.

El exterior de la tumba era una escena repleta de caos, excitación y desorden. Pero no estábamos al pie de un escenario en un concierto; en cualquier momento alguien podía perder un par de gafas u otros bienes personales, y la muchedumbre se detenía y le cedía el espacio para buscarlos y recogerlos. Si alguien se sentía mareado, le traían una jarra de agua. Dentro de la estructura de la tumba, la muchedumbre que se empujaba finalmente cedía el paso a los devotos círculos de recitadores y cantantes de salmos y oraciones, que rezaban ante la tumba solicitando ayuda. Hay muchos que desacreditan esta práctica de ir a la tumba de un santo y pedirle intercesión por su parte. Sólo espero que cuando tenga necesidad, mi corazón pueda abrirse a ella.

Dentro de mi práctica religiosa, la superstición y esoterismo sólo tienen pequeños papeles, y sobre todo están rodeados de la duda. Cuando medito, prefiero estar consciente del presente y del ahora, con lo que permanece, no nadar entre los conceptos matrices zoháricos o en las prácticas folclóricas mágicas. Y aún así, pienso a veces que todo eso es incorrecto. Pero tal vez la esencia de la Cábala es que las fórmulas realmente funcionan, que hay magia y que Dios ha creado un mundo lleno de secretos.

Junto a la tumba llegué a sentirme engullido por la muchedumbre, pero quise ser uno con ella. Las fotos de Andy Alpern me devuelven aquella sensación, la de una rendición deliciosa. Realmente no podía controlar mis movimientos, porque yo ya formaba parte de una muchedumbre que parecía estar influida por una armonía sudorosa. Entonces cedí, y me entregué totalmente a ella.

Imaginen una devoción tan espesa que puede llegar a tener sentido.

Artículo original en Zeek

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