Monday, July 21, 2008

Dominados por las minorías - Amnon Rubinstein - JPost

Más allá de los actuales titulares y de las denuncias de corrupción, existe un malestar político de larga duración con el cuerpo político. Mucho después de que la cuestión de la corrupción se haya resuelto y mucho después de que un nuevo gobierno, o incluso una nueva Knesset, se haya instalado, este malestar tendrá un impacto negativo permanente en la vida política de nuestro país.

Tomemos, por ejemplo, la cuestión de las conversiones. Los rabinos de la Corte Rabínica Suprema han invalidado recientemente todas las conversiones al judaísmo realizadas por algunos rabinos bastante conocidos. Así, miles de israelíes - y sus descendientes - han sido excluidos con carácter retroactivo desde el judaísmo ortodoxo. En el sistema jurídico actual, los excluidos no pueden acudir ni a la ley ni a los tribunales para regular su estado familiar.

Esta extremista decisión, que contradice todo sentido de la justicia, no fue promulgada por un tribunal rabínico perteneciente a los sionistas religiosos, sino por otro manifiestamente contrario a ellos. De este modo, la suerte de miles de personas - la mayoría de ellos inmigrantes de la ex Unión Soviética - que quieren unirse al pueblo judío no será determinada ni por la Knesset, ni por el Tribunal Supremo, sino por la minoría ultra-ortodoxa. En otras palabras, los derechos legales de los israelíes se decidieron por una minoría dentro de una minoría.

Esa decisión debería derogarse, ya sea a través de los tribunales ordinarios o por los propios procesos sociológicos de la sociedad israelí, que es básicamente tolerante. De hecho, es hora de poner fin al arbitrario monopolio otorgado a los tribunales rabínicos - inicialmente concedido cuando era una mera provincia de la ortodoxia sionista, antes de ser absorbida por rabinos haredi.

Pero más allá de esta cuestión, lo que demuestra este suceso es un típico fenómeno existente en Israel: es la minoría, y no la mayoría, la que rige nuestro destino.

Para demostrar este punto, vamos a suponer que la mayoría en la Knesset decide que se restablezca la situación de los excluidos por el tribunal haredi. No hay posibilidad de que esto se lleve a cabo. Shas, un partido minoritario y que en las últimas elecciones obtuvo 9,5% del voto popular y 12 diputados, va a frustrar la voluntad de la mayoría amenazando con abandonar el gobierno. Realmente, no importa lo que la mayoría de los diputados quieran, es la minoría de un partido la que cuenta.

No importa que la mayoría se oponga a la exención al por mayor del servicio militar por parte de los jóvenes haredis. El poder de un partido que obtuvo menos de una décima parte de los electores supera la intención de la mayoría. Y es muy posible que esta minoría - con ayuda de su amenaza de abandonar el gobierno –, obligue a la mayoría a otorgar una retribución preferente y especial para las familias con muchos hijos, a pesar de su demostrado efecto negativo.

He aquí otro ejemplo: la mayoría de los israelíes optan por la solución de dos estados como resolución del conflicto israelo-palestino y no desea que esta solución - a lo mejor difícil de alcanzar a causa de la intransigencia palestina - sea frustrada por una expansión de los asentamientos ilegales y de sus ramificaciones en Cisjordania. Pero esta mayoría no tiene ningún impacto en lo que realmente sucede en los territorios. Es el movimiento de colonos quien decide lo que realmente sucede sobre el terreno. No importa lo que los vínculos internacionales demanden a Israel, no importa lo que Washington piense o cuáles son las posibilidades de un arreglo pacífico del conflicto, la minoría tiene la palabra.

Otro ejemplo: el medio universitario (N.P.: la "Academia") no es una entidad política y, por lo tanto, no se rige por las relaciones mayoría/minoría. En ese mundo, la libertad académica y la calidad de la investigación son de suma importancia, más aún cuando no expresen el punto de vista mayoritario. Iconoclastia y diversos puntos de vista conforman la vida y el alma de la experiencia académica. De hecho, es natural que los "otros" encuentren refugio entre las "arboledas" de la academia.

Pero en los últimos años, hemos sido testigos de un nuevo fenómeno: un pequeño pero decidido grupo de académicos anti Israel ha invadido los departamentos de ciencias sociales y los utilizan como una plataforma desde la que atacar a Israel. Es difícil caracterizar sus puntos de vista como académicos, ya que tienen un único y obsesivo dogma: Israel siempre tiene la culpa y es el único responsable.

El invierno pasado, un grupo de 30 profesores de la Universidad de Tel Aviv publicó una petición denunciando el mal que tanto América como Israel proyectaban contra Irán, y eso sin ni siquiera molestarse en denunciar las amenazas de genocidio de Teherán contra el estado judío y sin criticar su negación del Holocausto. Esta minoría "académica" ha conseguido dominar el espacio público en los círculos académicos y ha logrado silenciar la voz de la mayoría de los académicos. Por lo tanto, ahora es más fácil publicar un artículo o un libro que ataque y repruebe a Israel, en el mismo Israel y en el extranjero, que un estudio equilibrado sobre Israel.

Esta minoría sobresale en el aspecto de las relaciones públicas y su voz domina los medios de comunicación internacionales. Es muy habitual ver debates en programas de televisión extranjeros donde se lanzan violentos ataques y reprobaciones de Israel, tanto por parte de fanáticos islamistas como a través de estos académicos israelíes (supuestos contrincantes en esos debates de los primeros), uniendo ambos sus fuerzas a la hora de vilipendiar al "estado villano". Un profesor de filosofía de la Universidad de Tel Aviv fue aún más lejos y expresó, tras una profunda investigación, su descripción de Israel como la "basura de Europa". La minoría vocifera, y la mayoría permanece muda.

En todos estos ejemplos, la minoría lleva la voz cantante. La idea democrática fundada en la voluntad de la mayoría ha sido vencida. Es cierto que una democracia liberal también debe limitar el poder de la mayoría como lo refleja la Ley Básica: la dignidad y la libertad humanas que ha permitido a los tribunales anular una proposición de ley promovida por este autor.

Pero sin honrar la voluntad de la mayoría, no hay democracia.

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2 Comments:

Blogger Iojanan said...

Estoy tres días sin leerte y me pierdo autenticas joyas. Está claro, tus selecciones son SOBERBIAS.

10:22 PM  
Anonymous Anonymous said...

), uniendo ambos sus fuerzas a la hora de vilipendiar al "estado villano"

Es muy cómodo calificar a Israel de estado criminal sin haber experimentado jamás una presión terrorista tan asfixiante y contínua...

Por un atentado de m* como lo fue el 11-s mira la que se ha montado, y en España, cuando campaban a sus anchas grupos terroristas anti-eta como los GAL o el Batallón Vasco-Español, todo el mundo miraba para otro lado...

Lo vergonzoso es la hipocresía y la doble moral que impera todo lo que afecta a Israel.

De pena.

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12:08 AM  

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