Saturday, July 19, 2008

Oriente Próximo, guía de supervivencia - Mordechai Kedar - Ynet

Nuestros enemigos nos leen, nos oyen y entienden mejor que nosotros nuestro propio proceso de auto liquidación, ese que estamos realizando con nuestros propias manos.

Nuestros enemigos ven ante sí a un pueblo que está asolado por el pánico, emocional, propenso a las lágrimas, corrupto, hedonista, imprudente e individualista; un pueblo suscrito a la mentalidad de agárrate como puedas, que ignora sus raíces históricas, que carece de ideología, que está desprovisto de valores al carecer de un sentido de solidaridad, que quiere tenerlo todo en el momento y que está dispuesto a pagar por ello cualquier precio sin tener en cuenta los resultados de su imprudente comportamiento.

Nuestros enemigos observaron la repercusión en los medios de difusión, el sinfín de horas de radiodifusión y de páginas de periódicos con el fin de producir un melodrama con la esposa desgarrada y los suspiros de una madre, creando así en la opinión pública el sentimiento de que hay que pagar cualquier precio para un logro inmediato. Sin embargo, ¿quién nombró a los medios de comunicación a fin de que determinaran nuestras prioridades nacionales? ¿Quién determina lo que es apropiado para garantizar el regreso de dos soldados caídos a cambio de un asesino? ¿Alguien en los medios de comunicación reflexionará sobre las futuras consecuencias de la presión ejercida por los medios de comunicación ante nuestro sumiso gobierno?

Cualquier persona familiarizada con el funcionamiento de las cosas en el Oriente Medio sabe muy bien que, desde el momento en que una de las partes muestra que no hace frente a la presión, el precio sube, y cuanto mayor sea la presión, mayor será el precio. La conducta de nuestros medios de comunicación cada vez que nos enfrentamos a nuestros enemigos - los que están en el Líbano, en Siria y en la Franja de Gaza - demuestra que cuanta mayor presión ejercen, mayor es el precio que se estaría dispuesto a pagar por aliviar la presión, ya sea la de los misiles o la psicológica.

Nuestros medios de comunicación públicos y los movimientos de pánico generados han creado una situación en la que nosotros mismos hemos impulsado el precio de cualquier acuerdo hasta el punto de no hacerlo aceptable.

Así también fue nuestro insensato comportamiento vis a vis con Hamas en Gaza, vis a vis con Hizbullah en el Líbano, y vis a vis con respecto a Siria, mientras que todos los días oímos en los medios de comunicación a los "Sabios de Sión" recitando como unos loros el mismo mantra: "Todo el mundo sabe cual es el precio de un alto el fuego / el retorno de los rehenes y la paz con Siria", y cuando nuestros enemigos lo oyen, ¿por qué deberían ellos reclamar algo inferior mientras los tontos repiten constantemente que "todo el mundo sabe"?

Y es que además de todo esto, nuestro reloj es diferente al de nuestros enemigos: aquí, el promedio de vida de un gobierno es de tres años, y por lo tanto, todo se debe hacer en el momento y se debe realizar con una sensación de presión que la otra parte reconoce rápidamente.

Los musulmanes, de acuerdo con el Corán, creen que Alá está del lado de aquellos que tienen paciencia, y esa paciencia se delimita a dos niveles: en el tiempo y en el sufrimiento. Alá ayuda a aquellos que no se apresuran y esperan pacientemente a que sus sueños se hagan realidad y a los que estén dispuestos a llevar con paciencia los sufrimientos inherentes a la lucha y a la expectativa de una victoria que llegará si Dios lo quiere. Nasrallah nos ha enseñado a todos nosotros algunas lecciones.

Un pueblo que no tiene paciencia, y que todo lo quiere en el momento, sin la posibilidad de experimentar el sufrimiento de la vida, de la pobreza, del hambre, de la división y del radical medio ambiente que nos rodea, no pueden sobrevivir en un viejo Oriente Medio donde los chiítas todavía luchan por su supremacía en el Islam tras 1.400 años de haber sido derrotados, y donde términos como democracia, derechos humanos, derechos de las minorías, libertad de la mujer y libertad de religión no son más que un sueño lejano, mucho más distante que nuestra impaciencia.

Sólo un pueblo que está imbuido de una ideología, que posee un sentido de misión y tiene confianza en la justicia de su caminar, que considere que es parte de un proceso histórico y que está dispuesto a sufrir y a pagar el precio de la supervivencia con sangre, sudor y lágrimas, sólo él podrá sobrevivir en el Oriente Medio. Esta región no es lugar para un pueblo sin carácter, post-judío, que, necesariamente, tarde o temprano, también se convertirá en post-sionista.


(Si desean conocer más sobre el autor del artículo, Mordechai Kedar, pueden consultar este post publicado hace un mes, "Un hueso demasiado duro de roer para Al-Jazeera")

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1 Comments:

Blogger Iojanan said...

El otro día comentaba sobre los políticos y los estadistas, las diferencias, Kedar con su pensamiento nítido y muy claro pareciera un verdadero estadista. Alrededor políticos, muchos de ellos con pocos escrúpulos. Este hombre me parece, además de inteligente, una persona muy capacitada para gestionar. Así son las cosas, mientras un Olmer totalmente perdido en un pozo que se antoja sin fondo.

9:37 PM  

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