Sunday, August 31, 2008

La "gran estrategia" de Israel - Barry Rubin - JPost


Amuleto contra el "mal de ojo"

Voy a apostar a que ustedes no saben que Israel tiene una estrategia. Después de todo, y habida cuenta de sus políticos maniobreros, la diferencia entre lo que se dice en público y en privado, la presencia de francotiradores y así sucesivamente, es fácil olvidar la coherencia que se supone subyace en una política. No se trata de sugerir que los políticos están pensando en grandes ideas y en su forma de ponerlas en práctica, sino que es más bien el conjunto de intereses, amenazas y oportunidades lo que empuja a la gente hacia una estructura coherente.

No hay solución, el enemigo no va a desaparecer, ni va a moderarse. El mundo quiere escuchar que Israel busca la paz y que hace todo lo posible por conseguirla, y que así seguirá.

Sin embargo, el hecho de que estas expectativas estén equivocadas también es una parte esencial de la idea de conjunto.

Un triunfo militar total no significa que se resuelven los problemas, al menos en lo que respecta a ponerlos un final. Los ataques pueden ser disuadidos, su número reducido, su efectividad disminuida, pero la paz real está fuera de nuestro alcance.

No obstante, sí, es cierto, las amenazas y sus efectos pueden reducirse al mínimo, la vida sigue y el país lo hace bien. En lo que va de año, el desempleo está al nivel más bajo de hace 20 años [5,9%], la economía está haciéndolo increíblemente bien y el turismo ha conseguido un máximo histórico. La moral está alta a pesar de desprecio por el actual primer ministro. Las cosas están bastante bien.

Esto no significa que las personas sean ingenuas, incluso en comparación con los niveles de esperanza en el decenio de 1990. Las lecciones se han aprendido. Así que aquí está lo que subyace en lo que está sucediendo.

Israel es objeto de amenazas en cuatro frentes. En cada caso, hay un esfuerzo en curso para neutralizarlas, o más bien, para reducir esos problemas.

(1) Por el norte está Hizbullah. Los libanéses del grupo radical islamista nunca van a aceptar la existencia de Israel. Si piensa que sus acciones son rentables, atacará, por lo menos a través de raids transfronterizos. El intercambio de prisioneros no ha satisfecho su apetito; en su lugar, ha generado más hambre. No obstante, también ha contribuido a socavar uno de sus mayores medios de incitación.

Sin embargo, el principal problema de Hizbullah es doble. Su máxima prioridad es garantizarse la mayor parte del poder dentro del Líbano y, como mínimo, hacerlo en las próximas elecciones del mes de mayo. La lucha contra Israel ahora supondría una distracción de ese objetivo. Además, Hizbullah ha reducido su popularidad en el 2006, tras la guerra aún no ha podido realojar a muchos de sus seguidores después de dos años, a pesar de sus espléndidas promesas.

Aparte del coste del ataque, la táctica de Israel es advertir al Líbano que ahora, con Hizbullah en el gobierno, cualquier agresión se traducirá en que todo el Líbano será un objetivo. La disuasión de Israel en este frente no debe subestimarse, y es probable que se mantenga relativamente tranquilo durante un tiempo.

(2) Por el noreste está Siria, con quien el gobierno está negociando en la actualidad. Prácticamente nadie dentro del gobierno espera un acuerdo. Pero al margen de la política interna, el objetivo inmediato es dar a Siria un incentivo para mantener a Hizbullah sujeto de una correa. El ataque a la instalación nuclear de Siria, la probable participación en el asesinato de un alto oficial de Hizbullah aliado de Siria y una posible participación en la muerte de un importante general sirio, han dado a entender a Damasco que Israel puede golpear duramente si es necesario.

Un aspecto clave es el carácter humillante de estos tres incidentes. El IAF demostró que sus aviones pueden atacar en cualquier parte de Siria, y que un alto terrorista no está seguro, ni siquiera en el Damasco más protegido. Se envió un mensaje muy claro.

Así que Siria se ve obligada a responder directa o indirectamente. Pero hay otro elemento de la política israelí hacia ese país que es mal comprendido: la inminente confrontación con Irán sobre las armas nucleares. Si algún día Israel ataca a Irán, querrá reducir al mínimo la posibilidad de represalias por parte de Siria o de Hizbullah. Proporcionándoles incentivos para permanecer tranquilos - reforzado por el poder de disuasión -, es menos probable que estas dos fuerzas ataquen, o lo hagan en un grado menor. Un patrón similar existe en el frente oriental, con la Autoridad Palestina, y en el sur, con Hamas.

(3) En cuanto a la Autoridad Palestina(AP), Israel quiere que Fatah se mantenga en el poder: Hamas sería lo peor, y la AP hace algo para bloquear el terrorismo. El primer ministro, Ehud Olmert, y la ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, o bien están deseosos de llegar a un acuerdo de principios con la Autoridad Palestina (denominado una plataforma de acuerdo) o bien fingen que lo hacen para reivindicar un gran éxito. Sin embargo, al mismo tiempo, hay pocas ilusiones sobre una paz posible y la mejor alternativa real es mantener el statu quo.

(4) A corto plazo, el frente más potencialmente inestable es el de Hamas. A través del alto el fuego, Hamas se ha dado un incentivo para no ir a una guerra total si su patrón, Irán, es atacado. Por supuesto, Hamas frecuentemente viola el alto el fuego, ya sea directamente, o bien tolerando los ataques, pero a un nivel bajo. Para Israel, la decisión que se plantea es qué cantidad de violaciones (o a largo plazo, qué grado de poderío militar de Hamas) debe dar lugar a una ofensiva. También hay pocas ilusiones acerca de que un ataque militar "termine" con el problema o que detenga los disparos de cohetes por completo. Prácticamente nadie piensa que con Hamas es posible la paz o inclusive, a largo plazo, que sea fiable un alto el fuego. Una vez más el statu quo es lo mejor que puede lograrse.

Los esfuerzos en estos cuatro frentes, no necesariamente disminuyen la respuesta a un futuro ataque contra Irán, pero podrían valer y ser - por otras razones -, básicamente, una especie de ensayo. Esto no significa que todos los políticos apliquen esta estrategia de la misma manera o que las actuales acciones del gobierno sean brillantes - en términos generales, la actual dirección se da por vencida más rápidamente de lo que es necesario o aconsejable -, pero la diferencia no es enorme.

La conclusión es que el hecho de estar dispuestos a concentrarse sobre el frente iraní, la relativamente buena situación interna, las políticas internas, la falta de alternativas atractivas, la intransigencia de los opositores, la debilidad y las dudas sobre la moderación de los posibles socios en las negociaciones internacionales y la pasión por un espejismo de paz, han creado una estrategia basada en un relativo consenso en todo el espectro político. Se ve desordenada y, desde luego, plantea una serie de problemas, pero sin embargo no es ni terrible ni irracional.

Se podría aplicar aquí, en broma, la famosa anécdota de Winston Churchill, cuando le preguntaron qué le parecía tener 90 años de edad: "Terrible", respondió, "pero tenga usted en cuenta las alternativas".

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