Saturday, September 27, 2008

Palestinos, la estrategia del fracaso - Blog de Michel Gurfinkiel

Quince años después de su firma, los acuerdos de Oslo se saldan con un fracaso absoluto. Era quizás el verdadero propósito de los dirigentes palestinos cuando los negociaron y firmaron.

Los acuerdos, conocidos como "Oslo", fueron firmados el 13 de septiembre de 1993 sobre el porche de la Casa Blanca, en Washington. Quince años han pasado. El fracaso es total, absoluto.

Estos acuerdos se basan en una especie de trueque: Israel obtiene la paz, y los palestinos un estado en Cisjordania y Gaza, dos territorios considerados como una sola entidad. Eso al menos es lo que aseguraron sus creadores israelíes, Yitzhak Rabin, Shimon Peres, Yossi Beilin, Ron Pundak, Uri Savir.

Hoy en día, no solamente Israel no tiene la paz, sino que su seguridad está menos asegurada. En cuanto a los palestinos, no tienen estado.

Este fracaso se explica generalmente por cinco faltas o culpas achacadas a Israel y dos faltas o culpas imputables a los palestinos.

Las faltas de Israel serían las siguientes:

1.- El estado judío no habría llegado hasta el final de su lógica reconociendo formalmente la independencia y la soberanía de un Estado palestino.

2.- Israel ha mantenido su ocupación militar.

3.- Se ha proseguido con una política de asentamientos judíos ( la "colonización").

4. - Se habría rechazado todo compromiso sobre Jerusalém.

5.- Se rechazaría el derecho de retorno a Israel de los refugiados palestinos de 1948.

Estos cargos o faltas israelíes pueden ser refutadas en un 90%, incluso en un 99%. Pero en la medida de que el estado judío no suscribe totalmente las reivindicaciones palestinas, él aparece como culpable. Siendo considerado como "el más fuerte", es él, y él solo, quien debería ceder ante "el más débil".

Las faltas palestinas serían las siguientes:

1. Yasser Arafat habría transformado la Autoridad Palestina en una dictadura árabe clásica, donde el "raïs" (jefe) dispone a la vez del poder político, policial y económico, a través de una gestión de tipo "patrimonial". Las injusticias causadas por este régimen, y la degradación de las condiciones de vida de la población palestina, han favorecido la emergencia de un movimiento extremista palestino, Hamas.

2. Ni Yasser Arafat ni su sucesor, Mahmoud Abbas, por no hablar de Hamas, han renunciado a la guerra y al terrorismo contra Israel.

Se observará que este cuadro no reposa realmente sobre una simetría, sobre una lógica de "errores compartidos": si se acepta la realidad de las dos faltas palestinas, debemos concluir necesariamente la menor consistencia de las cinco faltas israelíes.

Pero tal vez se ignore, en este debate, una hipótesis mucho más fundamental, según la cual el "fracaso" de los acuerdos de Oslo habría sido, por así decirlo, programado por los palestinos. Arafat y los otros dirigentes palestinos, incluido Abbas, han afirmado siempre que su objetivo final es la plena liberación de Palestina y que los acuerdos de Oslo, o la creación de un estado palestino en Cisjordania y Gaza, no constituyen más que "etapas" para lograrlo.

Los partidarios en Israel de los acuerdos, así como la mayor parte de los diplomáticos europeos y americanos que participaron en su creación y puesta en funcionamiento, han supuesto no ver en estas declaraciones de los palestinos más que retórica, una escalada verbal provisional a fin de calmar la calle palestina y negociar mejor. "La liberación de toda Palestina es el sueño de los palestinos. Tienen derecho a soñar. Ellos saben que el sueño no es la realidad", decía Peres en el decenio de 1990. Lamentablemente, hay demasiados textos y hay demasiadas declaraciones refutando esa interpretación. Desde 1974, el Consejo Nacional de Palestina ha aprobado la creación de un estado palestino sobre "cualquier parte liberada de la patria", sin por tanto renunciar a la liberación del conjunto de Palestina. Después de 1993, Arafat comparaba los acuerdos de Oslo con el acuerdo de Hudaibiya, la tregua que Mahoma concluyó con sus enemigos para consolidar su poder y, a continuación, traicionarla descaradamente.

Hoy en día, esta estrategia tiene una nueva forma: Abbas y su entorno toman nota "del fracaso de Oslo" para sugerir y dejar entender que podrían "autodisolver" la Autoridad Palestina. Esto, en teoría, supondría "devolver" a Israel la gestión de Cisjordania, sino de Gaza. Y eso permitiría a los palestinos reanudar la lucha armada. Con una diferencia: ellos dispondrían ahora para ello de las estructuras construidas desde hace quince años en Cisjordania (y mantenidas a pesar de la reocupación de 2002), o en Gaza.

Blog de Michel Gurfinkiel

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