Sunday, October 26, 2008

¿El antisemitismo puede ser honorable? Una biografía de Edouard Drumont - Luc Rosenzweig - Causeur



De Georges Bernanos, antisemita católico arrepentido, se recuerda esta frase: "Hitler ha deshonrado al antisemitismo", por lo cual rompió, durante la Segunda Guerra Mundial, con sus amigos de la Action Française sumidos en la colaboración. Así tomaba distancias elegantemente de sus maestros, Charles Maurras y Edouard Drumont, sin al mismo tiempo renegar de su herencia. Si no hubiera sido por Hitler y Auschwitz, la judeofobia tal como se practicaba en Francia bajo la III República habría, si hace caso a Bernanos, merecido una posteridad menos sulfurosa que los Faurisson y los demás Dieudonné. Es despachar la cuestión un tanto rápidamente ...

Un historiador de la nueva ola, Gregory Kauffmann, nos invita efectivamente a una visita guiada a través de los rincones y grietas de la vida y del trabajo del papa del antisemitismo en Francia, Edouard Drumont (1844-1917). Esta biografía sin empatía, ni antipatía manifiesta, pero que evita la frialdad entomológica de una mera acumulación de hechos por su deseo de revivir una época ya olvidada, hace justicia de esa pretendida "honorabilidad" de la que acreditan los mentores de Bernanos. El ascenso social meteórico de Edouard Drumont, ese chupatintas famélico que nunca se recuperó lo bastante de la caída en la locura de su padre Adolphe y de la ruina de su familia, es consecuencia del inmenso éxito que cosechó en 1886 su panfleto "La Francia judía". Inicialmente, sus editores Flammarion y Marpon creían tan poco en él que no aceptaron publicarlo más que a cuenta del autor y por el patrocinio acordado al libro por Alphonse Daudet. ¿Cómo un panfleto de 200 páginas, de estilo a veces pomposo y otras menestoroso, se convirtió en pocos meses en un best seller que dio fortuna y notoriedad a su autor? !! En dos años, desde su publicación en 1888, se le reeditó ciento cuarenta veces !! ¿Cómo explicar este entusiasmo?

Hubo, por supuesto, duelos mediatizados que le opusieron, en las praderas, a algunos de los que había insultado, como Arthur Meyer, director de Le Gaulois - siempre se gana cuando uno se bate en duelo contra alguien más popular y conocido - . Pero la clave de su éxito está en otro lado: a diferencia de Maurras, que odiaba al judío en "razón" de su supuesta influencia sobre "la pordiosera" (la III República), Drumont "ilumina" la historia del mundo, sus entresijos, explicando todas las desgracias de Francia por la nocividad intrínseca de los israelitas. Después de la guerra de 1870, la "germanidad" de los judíos ashkenazis que huyeron de Alsacia-Lorena conquistada por Prusia, para Drumont y sus seguidores, no era más que una muestra de su carácter boche camuflado, listos para formar una quinta columna el día que sonara la hora de la revancha. Si se añade a esto algunas pinceladas de antijudaísmo cristiano bastante arraigado en el bajo clero rural, un anticapitalismo limitado a los Rothschild, Pereire y Fould (cuyo pecado cápital era modernizar Francia), se obtiene un concentrado de pasión antijudía de una efectividad temible.

Entonces ¿dónde está ese "honor del antisemitismo francés" al cual Hitler habría destrozado la columna vertebral? ¿En las imprecaciones de un León Daudet, donde se ha creído discernir un estilo detrás de una prosa basura antidreyfusard? ¿En los chanchullos y estafas financieras, en los pequeños fraudes y en las grandes estafas que se urdían en los pasillos de la "La Libre parole", el periódico fundado por Drumont? Se descubre por ejemplo, leyendo a Gregoire Kauffmann, que el obispo de Laval fue obligado a pagar una suma de 5.000 francos de oro al diario para silenciar una campaña de calumnías lanzada en su contra por la "La Libre parole", sin ningún fundamento, pero abominablemente destructiva. Insultos, injurias, difamación chantajista - pero en cuanto al honor... Tal es el resto del mérito de esta biografía: ayer como hoy, "patriota" o "internacionalista", en Berlín como en Durban, el odio a los judíos siempre se alimenta del mismo delirio que apela sistemáticamente al asesinato. Honorable, para el cristiano como para el humanista, el nunca jamás podrá serlo.

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6 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Honorable, para el cristiano como para el humanista, el nunca jamás podrá serlo

Alguien podría explicarme qué se quiere decir con esto?

11:46 PM  
Anonymous Anonymous said...

Alguna otra opinión...?

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3:18 PM  
Blogger José Antonio said...

¿Qué tal una segunda lectura? (si no hay nada mejor que hacer, claro) O quizá, echa mano del título

1:49 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ahhhh claro, una segunda lectura... no había pensado en ello.

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10:48 PM  
Blogger José Antonio said...

Te encuentro vago. ¿Quizá sólo las primera líneas, y la final?

Erudito y famoso escritor católico (aquí ya tienes el cristiano y al humanista de la frase final) asegura: "Hitler ha deshonrado al antisemitismo".

¿Sin él, seguiría sin deshonrar, y así pues, sería más o menos aceptable?

11:47 PM  
Anonymous Anonymous said...

JAntonio:
Te encuentro vago. ¿Quizá sólo las primera líneas, y la final?

No, siempre leo todo lo que posteas, lo que pasa es que acababa de llegar de trabajar y estaba empanadísimo...

¿Sin él, seguiría sin deshonrar, y así pues, sería más o menos aceptable?

Obviamente no.

No encenderé más el pc hasta después de un ratito de llegar a casa y con algo en la barriga porque si no...

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12:46 AM  

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