Monday, December 08, 2008

¿Donde han ido todos los jóvenes? - Moshe Arens - JPost










©Reuters

"¿Dónde han ido todos los jóvenes ... Cuándo aprenderán?" Pete Seeger, el trovador de América, la solía para cantar. Hoy en día los israelíes pueden entonarla junto con el siguiente estribillo: "Se han convertido en delincuentes juveniles y han ido a Hebrón ... ¿Cuándo aprenderán?"

Todo lo que debe ser dicho de condena por el comportamiento criminal de estos jóvenes con tirabuzones al viento, que se reunieron en torno al controvertido inmueble situado en la ruta hacia la Cueva de los Patriarcas en Hebrón, y que participaron en actos de vandalismo, en ataques contra los palestinos de la zona, y contra la policía enviada para restablecer el orden y luego desalojar el edificio, ya está dicho.

Durante mucho tiempo todos los israelíes continuarán sintiéndose avergonzados de que jóvenes israelíes, hombres y mujeres, hayan cometido esos actos. Una pregunta quedará entre nosotros: ¿Quienes son estos jóvenes, la mayoría de ellos criados en casas religiosas, en las casas de idealistas colonos sionistas de Judea, Samaria y Gush Katif, hijos de familias que en los últimos años enviaron a sus hijos a las unidades de elite del IDF a formarse como soldados y oficiales ejemplares? ¿Dónde y qué ha ido mal? ¿Dónde están los sociólogos y psicólogos que proporcionarán la respuesta a esta pregunta?

A la espera de los resultados de esas investigaciones, uno puede aventurar algunas educadas conjeturas. El punto de inflexión que ha desviado a estos jóvenes hacia esa deriva ha sido muy probablemente la retirada de Gush Katif, el desarraigo de 8.000 colonos israelíes de sus hogares, y el uso del IDF para llevar a cabo esa evacuación forzosa. En muchos sentidos, ese es el pecado original, por el que Israel seguirá sufriendo en los años venideros. El golpe, dirigido contra los colonos de Gush Katif, se sintió como dirigido hacia ellos por parte de todos los colonos de Judea y Samaria y de sus familias, sobre todo porque el primer ministro señaló que la intención del gobierno Kadima era proseguir el proceso de evacuación con los asentamientos en Judea y Samaria. Los jóvenes de esos asentamientos miraron a sus mayores y advirtieron que lo consideraban como una catástrofe, y sus mayores, con el respaldo de una buena parte de la población de Israel, invocaron al gobierno y organizaron una masiva manifestación con la esperanza de que prevaleciera la sabiduría. Y se detuvieron antes de utilizar la violencia para oponerse a la evacuación. No se derramó sangre en esos traumáticos días y noches de agosto del 2005, y no debido a la sensibilidad y a la determinación mostrada por el ejército y la policía, sino porque los dirigentes del movimiento decidieron abstenerse de alentar una resistencia violenta a la expulsión de los colonos de sus hogares. ¿Es de extrañar que muchos de los jóvenes de los asentamientos considerarán que los mayores no habían sabido proteger sus hogares, y que algunos de ellos comenzarán a considerar otros medios de prevenir en el futuro la destrucción de los suyos?

Lo que es realmente sorprendente es que ni los dirigentes del país que ordenaron al IDF llevar a cabo la retirada de Gush Katif, ni los simples de espíritu que afirmaron que se libraba una cruzada en pro de un Estado judío democrático, ni los magistrados del Tribunal Superior de Justicia que aprobaron la violación flagrante de los derechos civiles de los que estaban siendo desarraigados de sus hogares, parece que se hayan dado cuenta de que habían puesto en marcha un proceso de alienación de una parte significativa de la sociedad israelí desde el mismo Estado y desde sus instituciones, y en cuya periferia marginal una franja lunática está emergiendo. Tampoco se han dado cuenta de que estaban creando una fisura en la sociedad israelí que pondría en peligro la unidad del pueblo de Israel.

Hay, por supuesto, aquellos de entre nosotros que esto no les importa. Los que detestan a los religiosos. Los que no odian a musulmanes y cristianos religiosos, sino solamente a los judíos religiosos. Los que muestran un gran respeto por los lugares sagrados dentro de nuestra tierra santa de la religión musulmana y cristiana, pero que no mueven un sólo dedo por los lugares sagrados del judaísmo. La adopción de medidas que podrían alienar a los judíos religiosos que viven en los asentamientos de Judea y Samaria, o incluso a sus simpatizantes que viven dentro de la "Línea Verde", no parece que les afecte mucho. El acceso de los judíos a Hebrón, la ciudad de nuestros antepasados, o a la Cueva de los Patriarcas, o incluso al Monte del Templo, parece de poco interés para ellos. Pero para el resto de nosotros sabemos que se trata de un grave problema.

Cuando los sociólogos y psicólogos eventualmente lleguen a investigar en torno a estos acontecimientos, podremos saber qué se encuentra detrás de estas bochornosas escenas que presenciamos recientemente. En cualquier caso, no augura nada bueno para nuestra sociedad.

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2 Comments:

Blogger Fabián said...

Es el famoso entender pero ¿no? justificar. Cómo nos gusta cuando las acciones del ejército israelí son usadas para "entender" la desesperación de los hombres bomba palestinos. Nos encanta.

Una verguenza el artículo de Moshe Arens. Lo peor que he leído.

8:55 AM  
Blogger José Antonio said...

"Una verguenza el artículo de Moshe Arens"

Debes haberle leído muy poco, Fabián, este no ha cambiado tanto como vuestro apreciado Olmert, el nuevo profeta y visionario (con cierto interés su cambio de ruta, por cierto).

Siento pensar que se debe más a una pataleta que a otra cosa, pues deja bien claro su crítica de lo sucedido en Hebrón, eso en lo que tanto insistías y que nadie ponía en duda.

Mi mayor encanto Fabián, es que la población civil en Israel del Norte, Centro y Sur no tenga que sufrir lo que ocurre actualmente con las poblaciones cercanas a Gaza. Lee los nuevos informes de la Inteligencia Militar, de ese IDF que agreden los desgraciados de Hebrón, y veras lo que se avecina, y como van a tener que meterse de nuevo en el avispero.

Un voto a favor por la planificación y por la visión de algunos

Pero eso parece que ahora resulta totalmente secundario, ahora toca redecorar el blasón y buscar un chivo expiatorio al gusto políticamente correcto.

Conocía que lo de ciertas universidades estaba mal, pero no creía que tanto

Ojalá que me equivoque con mi discurso estraviado, yo ya doy por descontado que los otros discursos, adoptados que no comprados, nunca se equivocarán, y que, en todo caso, nunca lo reconocerán.

10:37 PM  

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