¿Livni da por enterrada la solución de dos estados, Israel y Palestina? - Debka
(Interesante y negativo análisis de un sitio cuasi oficial de la Inteligencia israelí, Debka, muy escéptico sobre las posibilidades de exito de la negociación, y que subraya nuevamente el posicionamiento de Livni en contraposición con el de Olmert, éste último ya finiquitada su carrera política, y en el cual ya se aprecían sus derivas hacia las posiciones de su amigo Avraham Burg y de la izquierda representada por el Meretz, para así acceder decididamente al santoral europeo. Subrayar nuevamente como los avisos al público árabe israelí tratan de desactivar su ya conocida intromisión en el posicionamiento de los negociadores palestinos, tratando de endurecer aún más sus posiciones, como si encima fuera necesario.
Hay que tener en cuenta que buena parte del liderazgo árabe israelí, el más apegado a la causa nacional palestina, carga con el "lastre" de no haber hecho lo suficiente por dicha causa ante los ojos de los demás, y que temen que la solución de dos estados, y por tanto el final del conflicto, den un cerrojazo definitivo a sus apetencias confederales, o más allá, expuestas en documentos como "Visión del Porvenir".
Parece evidente considerar que tras el final del conflicto se produzca un apagón en la consideración de las apetencias confederales o binacionales de algunos árabes israelíes, pero sin duda, en poco tiempo, sus reivindicaciones podrían tener el sostén de parte de los medias y grupos occidentales que han sostenido hasta ahora la causa palestina, ya que para bastantes de ellos el verdadero objetivo siempre ha sido la destrucción de Israel).
La ministra de Asuntos Exteriores y aspirante a primera ministro, Tzipi Livni, utilizó una aparente paradoja para dar por enterrada la solución de dos Estados. En un discurso que dio a los alumnos de una escuela superior el jueves 11 de diciembre, comentó: "El lugar para que los árabes israelíes ejerzan sus aspiraciones nacionales es el futuro estado palestino, no Israel, que es el hogar nacional del pueblo judío". Livni añadió el siguiente comentario: "Ni un solo refugiado palestino se admitirá en Israel", en un claro mensaje en el mismo sentido para la minoría árabe de Israel (cerca de 1/5 de la población).
Más tarde, clarificó sus palabras diciendo que mientras a los árabes israelíes no se les obligaría a partir o perderían sus derechos civiles, "quienes desean realizar sus aspiraciones nacionales deberían buscarlos en otra parte", es decir, en el estado palestino cuando se cree.
¿Pero de qué Palestina o estado palestino se está hablando? Por ahora, y en un futuro previsible, habrá dos, una gobernada por Hamas en Gaza y otra por Fatah en Cisjordania, como la ministra de Asuntos Exteriores sabe muy bien.
EEUU y los dirigentes europeos, sin duda, hacen todo lo posible para dar vida a la solución de dos Estados. En primer lugar, fue proclamada por el presidente George W. Bush y es la única razón de ser del Cuarteto para el Oriente Próximo, que se reúne la próxima semana en la sede de las Naciones Unidas. El sábado, en Bahrein, el secretario de Defensa de los EEUU, Robert Gates, prometió que la próxima administración seguirá apoyando una solución de dos Estados para el conflicto del Oriente Medio.
Pero todos ellos chocan de cabeza con la realidad.
Mientras Israel no este dispuesto a utilizar su ejército para recapturar la Franja de Gaza, aplastar al gobierno de Hamas y regalar el enclave a Mahmoud Abbas, sólo hay tres eventualidades en la almacén:
1. O bien la entidad de Hamas extiende su imperio a Cisjordania y expulsa al gobierno de Abbas, una receta para la guerra en lugar de la diplomacia; o bien ...
2. Las dos Palestinas se soportan por separado, como entidades inestables: Gaza gobernada por Hamas y sostenida por Irán, y Cisjordania regida por Fatah y apuntalada por las fuerzas de seguridad palestinas entrenadas por los EEUU y por la presencia militar israelí; o bien ...
3. Israel mantiene su bloqueo de la Franja de Gaza desde el Norte y el Este, y Egipto levanta el cierre en el Sur a fin de allanar el camino para su progresivo dominio del territorio.
La dualidad geográfica de estados palestinos es sólo un factor que complica la situación.
Otro lo ofreció el sábado el ex primer ministro palestino, Ahmed Qureia (Abu Ala).
Él, al igual que la parte israelí, confirmaron que las negociaciones que él y Mahmoud Abbas llevaron a cabo con Ehud Olmert y Livni durante los dos últimos años están irremediablemente atascadas en el barro. Luego administró sus últimos ritos al ideal de dos estados, israelí y palestino, coexistiendo el uno al lado del otro.
Su patrocinador de los EEUU había asumido que ese había sido el objeto y el principal rector de esas conversaciones.
Pero no era así, según Abu Ala.
Abu Ala destacó la propuesta de Israel: un traspaso del 93,2% de Cisjordania a los palestinos, manteniendo al mismo tiempo el sector de Jerusalém próximo a Ramallah (Givat Zeev y parte de Gush Binyamin), Maaleh Adummim, Gush Etzion y el valle del Jordán. Israel ofrece a cambio el 6.8% restante de una parte del Negev. Jerusalém no discutió dichas aseveraciones (N.P.: realmente existió un desmentido por parte de la delegación israelí).
Los palestinos rechazaron esta propuesta de intercambio.
La franqueza de Abu Ala estaba motivada menos por la campaña electoral israelí, donde Livni está llevando a cabo una cerrada pugna con el partido de centro-derecha Likud, liderado por Binyamin Netanyahu, que por su deseo de que el presidente electo estadounidense, Barak Obama, y la designada Secretaria de Estado, Hillary Clinton, tengan una imagen real de como lo ven los palestinos moderados que él representa.
Fue para aconsejar renunciar a una paz en el Oriente Medio basada en los principios rectores de la administración saliente americana en los últimos dos años, ya que los palestinos no tienen intención de proseguir con la iniciativa de la administración Bush.
Abu Ala no trata de negociar sobre el tamaño de la retirada de Israel de Cisjordania, debido a que no está ahí la cuestión.
Los palestinos niegan la premisa básica de un estado palestino dentro de las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días de 1967 (la línea verde), el mantra convencional al que se acogen los EEUU y la diplomacia europea, aunque no consagrado en los mapas o en los acuerdos internacionales.
Los palestinos están exigiendo nada menos que una retirada de Israel a la línea de armisticio de 1949, y, en algunos lugares, a las líneas del Plan de Partición de las Naciones Unidas de 1947, más el derecho de retorno de todos los refugiados palestinos.
La fórmula de dos estados - ahora confirmada por Gates - no puede colmar esos deseos y, por lo tanto, resulta irreal como punto de partida para una paz diplomática en el Oriente Medio.
El general de brigada en la reserva, Giora Eiland, jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel con Ariel Sharon, resumió el dilema en una conferencia para el cuerpo diplomático en Jerusalém el 17 de noviembre:
"Cuando hablamos de una solución de dos Estados, nos enfrentamos a una paradoja: Por un lado, los israelíes y los palestinos sienten una verdadera necesidad de resolver su conflicto. Por otra parte, no tienen ningún interés real - o creen realmente - en el establecimiento de dos Estados que vivan el uno al lado del otro. Esta dicotomía es mucho más profunda de lo que se aprecia en general y se hace más profunda con el tiempo".
Eiland señaló que los riesgos que corre cualquier político israelí o palestino por abrazar esta fórmula son muy superiores a sus posibilidades de éxito. Ninguna de las partes está dispuesta a jugarse su futuro personal en contra de tales probabilidades.
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