Friday, March 13, 2009

Políticas de guardería - Moshe Arens - Haaretz

Después de celebrar una victoria imaginaria, ella entonces le dice al designado Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, "repita después de mí: dos estados para dos pueblos". Y si no repite este lema, ella no está dispuesta a jugar. Y ella tiene otra consigna: el sistema debe ser reformado para proporcionar al gobierno elegido un período completo de cuatro años para que pueda ejecutar sus planes. Por que eso significaría un período de cuatro años de un gobierno que, finalmente, estaría encabezado por ella [los dos primeros años por Netanyahu, los dos últimos por Livni] . En cuanto a un gobierno encabezado por Netanyahu, en su opinión, debe ser derribado lo más rápidamente posible. Así que ahora que ella está encabezando la oposición.

En su estado de euforia parece haberse olvidado de los muy difíciles desafíos que enfrenta el Estado de Israel en un futuro próximo. Su intransigencia pone en serias limitaciones a Netanyahu a la hora de elaborar una coalición. Pero ¿por qué habría de poner atención en ello? Ha anunciado su intención de derrocar al gobierno de Netanyahu lo antes posible. En cuanto a los desafíos que enfrenta el país, ellos sólo tienen que esperar. Pero ellos no pueden esperar.

Hasta la fecha sólo hemos experimentado la punta del iceberg de la crisis económica que se nos viene encima. En los Estados Unidos esta crisis está empezando a asumir proporciones catastróficas. Israel, cuya economía se basa principalmente en las exportaciones a los EEUU y a otros países industrializados, todos ellos ya en recesión profunda, no puede escapar a la avalancha. Sólo un gobierno sabio y enérgico en sus políticas económicas, y que no ceda a los sentimientos de pánico y al populismo, puede mitigar el daño que esta avalancha desencadenará en la economía y en el pueblo de Israel. Livni, cuando nos dice ahora que el gobierno elegido tiene fecha de caducidad de algunos meses, simplemente pierde de vista el interés superior del país en este momento crítico.

Pero eso no es todo. Los cohetes lanzados por Hamas desde la Franja de Gaza caen diariamente en el sur. La Operación Plomo Fundido, en la que comparten responsabilidad Livni, Ehud Barak y Ehud Olmert, no sólo no logró su objetivo de conseguir un cese del lanzamiento de cohetes contra Israel, sino que también ha vuelto sumamente difícil completar la tarea inconclusa de dicha operación. La afirmación de Livni, antes de la prematura retirada del IDF de la Franja de Gaza, "que si los cohetes continuaban disparándose tras la retirada el IDF volvería a entrar", ha resultado ser nada más que una amenaza vacía, otro golpe a la capacidad de disuasión de Israel. Este problema, muy complicado y que pone en peligro la vida diaria de los ciudadanos israelíes en el sur, no espera. El gobierno encabezado por Netanyahu, tendrá que limpiar el desorden que se dejó atrás, con o sin Livni.

En el norte, Hezbolláh, que tenía miles de cohetes antes del fracaso de la Segunda Guerra del Líbano, ahora tiene decenas de miles de cohetes y ha llegado a una posición dominante en el gobierno libanés, mientras mantiene a su propio brazo militar independiente. Gran parte de Israel vive bajo la amenaza de los cohetes de Hezbolláh, una amenaza que tendrá que ser neutralizada por el Gobierno de Netanyahu. Con o sin Livni.

Y más al norte, está la amenaza inminente de la capacidad nuclear iraní. Que en ningún caso podrá ser ignorada por el próximo gobierno. Con o sin Livni.

"Dos estados para dos pueblos" no es el principal elemento de la agenda en los próximos y cruciales meses, y posiblemente ni siquiera lo sea en los próximos años. A la luz de la evolución de lo ocurrido en los últimos años, con la toma de Gaza por Hamas y la continua debilidad de Mahmoud Abbas, ese paradigma de la solución del conflicto israelo-palestino se encuentra en una urgente necesidad de un nuevo examen. En los próximos años las cosas pueden parecer totalmente diferentes. No hay pues ninguna excusa para intentar trabar las ruedas del gobierno en este momento.

Sin embargo, Tzipi Livni, seguida por su séquito de diputados del Kadima, sigue insistiendo en otra melodía, una melodía que tiene poco parecido con la realidad que se manifiesta ante nuestros ojos. Es la hora de despertar.

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