Desactivar la amenaza demográfica - Paul Morland - Haaretz
La demografía ha sido utilizada en Israel durante décadas, tanto por la izquierda como por la derecha, para avanzar y justificar políticas en relación con los territorios y las fronteras. Los primeros partidarios de una retirada de Gaza y de Cisjordania, por ejemplo, citaron además de los argumentos morales, el temor de que a la larga fueran más numerosos los árabes que los judíos en los territorios bajo control israelí. Mientras tanto, el Ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, ha apelado a que las fronteras del estado se redibujen a fin de excluir al mayor número posible de ciudadanos árabes, con el fin de reducir lo que él percibe como una amenaza demográfica para el Estado judío.
Independientemente de los aciertos y errores de estas propuestas, deben sostenerse sobre la base de sus méritos y no sobre falsas suposiciones y temores. Por lo tanto, es importante que la opinión pública al menos tenga alguna idea de la realidad demográfica tal como es. Pueden existir controversias respecto a los números en los territorios, pero en el propio Israel las cifras están claras, y merecen ser más ampliamente conocidas.
En los primeros días del estado, la minoría árabe conoció una "transición demográfica", algo que a menudo se produce cuando las sociedades tradicionales se enfrentan a la modernidad. La rápida mejoría de la atención sanitaria y de los niveles de vida, el incremento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil, consiguieron inicialmente que el tamaño de la familia permaneciera siendo grande. Como resultado de ello la población árabe de Israel se expandió rápidamente, y mantuvo e inclusive aumentó su porcentaje en la población a pesar de la masiva inmigración judía. En la década de 1960, las mujeres musulmanas israelíes seguían teniendo una media de nueve hijos.
Sin embargo, después de la primera etapa de transición demográfica - con disminución de la tasa de mortalidad, la persistencia de un alto índice de natalidad y, por lo tanto, un rápido crecimiento de la población - siempre viene una segunda etapa en la que caen las tasas de natalidad. Esto ya está ocurriendo en la sociedad árabe israelí, y sucede desde algún tiempo. El promedio actual de hijos de una mujer árabe israelí es menor de la mitad de los que tenía en la década de 1960, mientras que la tasa de natalidad judía se ha estabilizado e inclusive ha aumentado. Esto se ve en el número de niños que nacen cada año. En 2001, había alrededor de 95.000 nacimientos judíos en Israel y 41.000 árabes. Sólo siete años más tarde, en 2008, los nacimientos judíos habían aumentado a más de 117.000, mientras que los árabes habían disminuido a menos de 40.000. En un período que constituye apenas una cuarta parte de una generación, los nacimientos árabes han bajado alrededor del 30% del total, cerca del 25%. Esta ha sido una tendencia constante y, en caso de que continúe, será cosa de muy poco tiempo antes que los nacimientos anuales judíos y árabes sean en general proporcionales al equilibrio general de la población en su conjunto - es decir, 4:1 (judíos:árabes) , o 80% y 20%, respectivamente.
Esto no debe verse como ninguna sorpresa, a pesar de la relativamente alta tasa de natalidad judía en Israel respecto a la tendencia existente en las restantes sociedades desarrolladas, ya que el descenso de la natalidad de los árabes de Israel concuerda con las tendencias recientes en el mundo islámico. Hoy en día, las mujeres israelíes tienen en conjunto más hijos (2,77) que las mujeres de Irán (1,71), Bahrein (2,53), Argelia (1,82), Marruecos (2,57), Indonesia (2,34) o Turquía (1,87). Cifras más recientes sugieren que las mujeres israelíes tienen más hijos que las mujeres de Egipto (2,72), Jordania (2,47) o en el Líbano (1,87). En fecha tan reciente como 2003, las mujeres sirias tenían una tasa de fecundidad un 50% más elevada que las mujeres israelíes. Para 2008, sólo será del 16%.
Ninguno de las datos precedentes tiene en cuenta a la población árabe más allá de la Línea Verde. Aquí los datos son menos fiables, pero dos cosas parecen claras: las tasas de natalidad siguen siendo elevadas, pero están disminuyendo rápidamente. El número de nacimientos en Cisjordania en 2003 sugería que las mujeres palestinas tenían, de promedio, cinco hijos. El año pasado, ese número no era muy superior a tres hijos, una sorprendente transformación de un período tan corto de tiempo.
Sea cual sea la situación en los territorios, dentro de Israel el mensaje es bastante simple: judíos y árabes están convergiendo en sus tasas de natalidad. Lo que a los políticos y a la opinión pública debería preocuparles, en vez del tamaño, no es que la minoría árabe - sobre la base de las tendencias recientes y de sus proyecciones - es poco probable que crezca mucho más allá de su actual 20%, sino más bien qué tipo de minoría será. ¿Será una parte integrante de la sociedad, ascendiendo, tanto social como económicamente, y contribuyendo al disfrute de los frutos de la sociedad israelí, y por lo tanto un posible puente hacia la región y un anuncio de que Israel desea su inclusión y la tolerancia? ¿O se convertirá en marginada, alienada y cada vez más hostil? Eso depende mucho de la mayoría judía y de la actitud de las políticas del gobierno. También depende de un enfoque pragmático y realista por parte del liderazgo y de los dirigentes árabes israelíes en defensa de los intereses de su circunscripción, y basando su estrategia en una sobria comprensión de sus propias perspectivas demográficas.
Para un resultado favorable, sería prudente concentrarse no en desactivar la llamada "bomba de tiempo demográfica", sino la "bomba de tiempo de las alarmistas y engañosas proyecciones demográficas".
Independientemente de los aciertos y errores de estas propuestas, deben sostenerse sobre la base de sus méritos y no sobre falsas suposiciones y temores. Por lo tanto, es importante que la opinión pública al menos tenga alguna idea de la realidad demográfica tal como es. Pueden existir controversias respecto a los números en los territorios, pero en el propio Israel las cifras están claras, y merecen ser más ampliamente conocidas.
En los primeros días del estado, la minoría árabe conoció una "transición demográfica", algo que a menudo se produce cuando las sociedades tradicionales se enfrentan a la modernidad. La rápida mejoría de la atención sanitaria y de los niveles de vida, el incremento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil, consiguieron inicialmente que el tamaño de la familia permaneciera siendo grande. Como resultado de ello la población árabe de Israel se expandió rápidamente, y mantuvo e inclusive aumentó su porcentaje en la población a pesar de la masiva inmigración judía. En la década de 1960, las mujeres musulmanas israelíes seguían teniendo una media de nueve hijos.
Sin embargo, después de la primera etapa de transición demográfica - con disminución de la tasa de mortalidad, la persistencia de un alto índice de natalidad y, por lo tanto, un rápido crecimiento de la población - siempre viene una segunda etapa en la que caen las tasas de natalidad. Esto ya está ocurriendo en la sociedad árabe israelí, y sucede desde algún tiempo. El promedio actual de hijos de una mujer árabe israelí es menor de la mitad de los que tenía en la década de 1960, mientras que la tasa de natalidad judía se ha estabilizado e inclusive ha aumentado. Esto se ve en el número de niños que nacen cada año. En 2001, había alrededor de 95.000 nacimientos judíos en Israel y 41.000 árabes. Sólo siete años más tarde, en 2008, los nacimientos judíos habían aumentado a más de 117.000, mientras que los árabes habían disminuido a menos de 40.000. En un período que constituye apenas una cuarta parte de una generación, los nacimientos árabes han bajado alrededor del 30% del total, cerca del 25%. Esta ha sido una tendencia constante y, en caso de que continúe, será cosa de muy poco tiempo antes que los nacimientos anuales judíos y árabes sean en general proporcionales al equilibrio general de la población en su conjunto - es decir, 4:1 (judíos:árabes) , o 80% y 20%, respectivamente.
Esto no debe verse como ninguna sorpresa, a pesar de la relativamente alta tasa de natalidad judía en Israel respecto a la tendencia existente en las restantes sociedades desarrolladas, ya que el descenso de la natalidad de los árabes de Israel concuerda con las tendencias recientes en el mundo islámico. Hoy en día, las mujeres israelíes tienen en conjunto más hijos (2,77) que las mujeres de Irán (1,71), Bahrein (2,53), Argelia (1,82), Marruecos (2,57), Indonesia (2,34) o Turquía (1,87). Cifras más recientes sugieren que las mujeres israelíes tienen más hijos que las mujeres de Egipto (2,72), Jordania (2,47) o en el Líbano (1,87). En fecha tan reciente como 2003, las mujeres sirias tenían una tasa de fecundidad un 50% más elevada que las mujeres israelíes. Para 2008, sólo será del 16%.
Ninguno de las datos precedentes tiene en cuenta a la población árabe más allá de la Línea Verde. Aquí los datos son menos fiables, pero dos cosas parecen claras: las tasas de natalidad siguen siendo elevadas, pero están disminuyendo rápidamente. El número de nacimientos en Cisjordania en 2003 sugería que las mujeres palestinas tenían, de promedio, cinco hijos. El año pasado, ese número no era muy superior a tres hijos, una sorprendente transformación de un período tan corto de tiempo.
Sea cual sea la situación en los territorios, dentro de Israel el mensaje es bastante simple: judíos y árabes están convergiendo en sus tasas de natalidad. Lo que a los políticos y a la opinión pública debería preocuparles, en vez del tamaño, no es que la minoría árabe - sobre la base de las tendencias recientes y de sus proyecciones - es poco probable que crezca mucho más allá de su actual 20%, sino más bien qué tipo de minoría será. ¿Será una parte integrante de la sociedad, ascendiendo, tanto social como económicamente, y contribuyendo al disfrute de los frutos de la sociedad israelí, y por lo tanto un posible puente hacia la región y un anuncio de que Israel desea su inclusión y la tolerancia? ¿O se convertirá en marginada, alienada y cada vez más hostil? Eso depende mucho de la mayoría judía y de la actitud de las políticas del gobierno. También depende de un enfoque pragmático y realista por parte del liderazgo y de los dirigentes árabes israelíes en defensa de los intereses de su circunscripción, y basando su estrategia en una sobria comprensión de sus propias perspectivas demográficas.
Para un resultado favorable, sería prudente concentrarse no en desactivar la llamada "bomba de tiempo demográfica", sino la "bomba de tiempo de las alarmistas y engañosas proyecciones demográficas".
Labels: Amenazas, Demografía, Israel
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