Sunday, May 31, 2009

El juego de esperar de Abbas - Jackson Diehl - Washington Post

Mahmoud Abbas asegurará que él no tiene que hacer nada.

Es cierto que el presidente palestino entró a su reunión con Barack Obama como el jugador clave en cualquier proceso de paz en el Oriente Medio. Si tiene que haber un acuerdo, Abbas deberá: (1) estar de acuerdo con todos los detalles de una solución de dos estados con el nuevo gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, el cual todavía no ha aceptado un Estado palestino, y (2), de alguna manera, superar la enorme división dentro del gobierno palestino entre su movimiento Fatah, que controla Cisjordania, y Hamas, que controla Gaza y todavía no ha aceptado el derecho de Israel a existir.

Sin embargo, el miércoles por la tarde, cuando preparaba su reunión en la Casa Blanca en una suite del Ritz-Carlton, en la Pentagon City, Abbas insistió en que su única función consiste en esperar. Él esperará a que Hamas ceda a su exigencia de que cualquier gobierno de unidad palestino debe reconocer a Israel y hacer frente a la violencia. Y también esperará a que la administración Obama fuerce a un recalcitrante Netanyahu a congelar la construcción de asentamientos israelíes y aceptar públicamente la fórmula de dos Estados.

Hasta que Israel cumpla con sus exigencias, el presidente palestino dice que se negará a comenzar las negociaciones. Él ni siquiera se muestra de acuerdo en ayudar al enviado de Obama, George J. Mitchell, a persuadir a los estados árabes a tomar pequeñas medidas de fomento de la confianza. "No podemos hablar con los árabes hasta que Israel se comprometa a congelar los asentamientos y reconozca la solución de dos Estados", insistió en una entrevista. "Hasta entonces no podemos hablar con nadie".

Para los veteranos de las conversaciones de paz israelí-palestinas, la posición negociadora de Abbas es un hueso cansinamente familiar: ambas partes siempre empiezan con el argumento de que no pueden actuar hasta que la otra parte ofrezca concesiones de largo alcance. Netanyahu sugirió durante su visita a Washington de la semana pasada que los palestinos deben comenzar reconociendo a Israel como un estado judío, aunque no lo convierten en un requisito previo para la reunión con Abbas.

Sin embargo, lo que es interesante acerca de la dura posición de Abbas, es lo que dice sobre como ha sido recibido por los palestinos y los gobiernos árabes el mensaje emitido por las primeras medidas de Obama. Desde sus primeros días, la administración Bush dejó claro que la responsabilidad para un cambio en el Oriente Medio radicaba en los palestinos: mientras no se pusiera fin al terrorismo, se estableciera un gobierno democrático y se aceptaran los parámetros básicos de una solución, los Estados Unidos no iban a imponer importantes concesiones a Israel.

Por contra, Obama ha reiterado públicamente y subrayado la necesidad de una congelación de los asentamientos en Cisjordania, sin excepción alguna. Al hacerlo, ha desplazado la atención sobre Israel. Y ha revivido una larga y latente fantasía palestina: que los Estados Unidos simplemente obligarán a Israel a hacer concesiones críticas, estén o no de acuerdo con ellas su propio gobierno democrático, mientras que los árabes se limitarán a observar y aplaudir pasivamente. "Los estadounidenses son los líderes del mundo", me dijo Abbas y al editorialista Fred Hiatt. "Ellos pueden utilizar su peso e influencia con cualquier persona en todo el mundo. Hace dos años que lo utilizan con nosotros. Ahora deben decirle a los israelíes: 'Ustedes tienen que cumplir las condiciones".

Por supuesto, es cierto que si Obama desea negociar una solución para el Oriente Medio tendrá que superar la obstinación de Netanyahu y de su partido el Likud, aún no reconciliados con la idea de que Israel tendrá que renunciar a la mayor parte de Cisjordania y evacuar a decenas de miles de colonos. Pero los palestinos siguen estando muy lejos de la realidad y de digerirla. Dejando a un lado a Hamas y a su insistencia en que Israel debe ser liquidada, Abbas, generalmente descrito como el más moderado entre los dirigentes palestinos, el año pasado contribuyó a castigar al predecesor de Netanyahu, Ehud Olmert, al rechazar un generoso esquema de un Estado palestino.

Durante nuestra reunión del miércoles, Abbas reconoció que Olmert le había enseñado un mapa que proponía un Estado palestino en el 97% de Cisjordania - aunque se quejó de que el líder israelí se negará a darle una copia del plan. Confirmó que Olmert "aceptó el principio" del "derecho de retorno" de los refugiados palestinos - algo que ningún primer ministro israelí anteriormente había hecho - y que se ofreció a reasentar a miles de ellos en Israel. En total, la oferta de paz de Olmert fue más generosa para los palestinos que la de Bush o la de Bill Clinton, y es casi imposible imaginar que Obama, o cualquier otro gobierno israelí, vaya más allá.

Pero Abbas la rechazó. "Las lagunas aún eran muy amplias".

Abbas y su equipo esperan que Netanyahu nunca aceptará un acuerdo que suponga congelar totalmente los asentamientos - si lo hiciera, y con casi toda seguridad, su coalición de derechas se colapsaría -. Así que el plan de Abbas es sentarse y observar tranquilamente como EEUU aplica su presión al primer ministro israelí. "Llevará un par de años", nos precisa rápidamente un funcionario palestino. Abbas rechaza la idea de que él deba hacer concesiones comparables - como reconocer a Israel como un estado judío, lo que implicaría una renuncia a cualquier reasentamiento a gran escala de los refugiados palestinos (en Israel) -.

En lugar de eso, él nos dice que esperará pasivamente. "Voy a esperar a que Hamas acepte los compromisos internacionales. Voy a esperar a que Israel congele los asentamientos". "Hasta entonces, en Cisjordania tendremos una buena realidad... La gente vivirá una vida normal". En la administración Obama, hasta ahora, es fácil ser palestino.

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home