Tuesday, May 26, 2009

La tierra de la paradoja - Elyakim Haetzni - Ynet

El Presidente Obama está apaciguando a los cubanos, a los rusos, a los europeos y a Hugo Chávez, mientras tanto corteja enérgicamente a los árabes. Sin embargo, está siendo más duro con su leal y obediente aliado. Esto es una paradoja.

Netanyahu se amolda todo el mundo: apaciguó a Ofer Eini y a la federación sindical Histadrut, compró al Shas y a los partidos ultra-ortodoxos, se embarcó en una bella amistad con Ehud Barak, y ha hecho un gran esfuerzo para que Tzipi Livni esté en el gobierno. Sin embargo, es duro con sus leales y con aquellos que apoyan a su propia plataforma. Y así, Obama atornilla el Estado judío, mientras que Netanyahu atornilla a los judíos del Estado, es decir, a los colonos. Esto es otra paradoja.

Los palestinos exigen que los judíos que viven en su parte de la tierra sean echados, pero los palestinos que residen en el lado judío pueden quedarse, y además se reforzarán con los millones de refugiados de 1.948 y con sus descendientes. Y así, "Palestina" envía a sus judíos y a sus propios refugiados al Estado judío. Esto es otro absurdo.

Una mujer árabe local tiene dos hijos. Muhammad de Nablus, que es un miembro de la "nación palestina", y Abdullah de Amman, que pertenece a la "nación jordana". ¿Acaso tiene esto sentido? Ambos tienen la misma madre, el mismo idioma y la misma cultura, y viven en la misma tierra: la Tierra de Israel, la ribera del Jordán de Cisjordania, Palestina, dependiendo de a quién se ñp preguntes. ¿Y es que acaso una nación se merece tres estados: el Reino de Jordania, Palestina-Cisjordania y Palestina-Gaza? Así como una asociación con un cuarto estado ( "un estado de todos sus ciudadanos"). ¿Acaso no resulta todo esto absurdo?

Los palestinos son nuestra sombra. Porque con nosotros, y gracias a nosotros, entran en el mundo, ya que sin nosotros desaparecerían dentro del mar árabe. Nuestra existencia y el conflicto con nosotros, les da sus medios de vida y una existencia como una entidad separada. Sin embargo, nosotros no deseamos apagar la luz solamente para librarnos de esa sombra. Eso también es una paradoja.

Cuando el ojo del "imperio de la ley" descubre unas chozas de estaño desgastado en medio de la nada, y que son conocidas como el puesto avanzado "Maoz Esther", se apresura a arrasarlas. Sin embargo, esa misma ley no parece poder ver las decenas de miles de estructuras ilegales construidas por los árabes, incluidas algunas mansiones de lujo, que se encuentran en Jerusalém, Lod, en el Negev y en Galilea. Durante el gobierno más bien izquierdista de Olmert y Livni, Barak no evacuó ni un sólo puesto avanzado. Con el fin de arrasar a 26 de esos puestos, espera que llegue Benjamin Netanyahu. Esto es un absurdo.

Por lo tanto, ¿De veras nos creemos el pueblo elegido? ¿Una luz para las naciones? Tonterías, somos una nación loca.

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