Tuesday, July 21, 2009

Ellos (los palestinos) no quieren un estado - Sever Plocker - Ynet

¿Los palestinos quieren un estado? Esta pregunta suena como una provocación. ¿No resulta evidente que el movimiento nacional palestino aspira a alcanzar sus objetivos mediante el establecimiento de un Estado palestino? ¿No es evidente que el espíritu de una soberanía política ha guiado los sueños y las luchas del pueblo palestino durante toda su historia?

Lo siento, pero no. No resulta tan evidente.

Actualmente, cada vez más investigadores de los asuntos relativos al Oriente Medio están dispuestos a responder a la pregunta de si los palestinos desean un estado con un "no" como respuesta. Algunos de ellos ofrecen una vacilante "no", mientras que otros ofrecen un rotundo "no".

El 11 de junio, un artículo en el New York Review of Books escrito por Hussein Agha y Robert Malley, dos destacados expertos, argumentaba lo siguiente:
"A diferencia del sionismo, para el cual la condición de Estado era el objetivo central, la lucha palestina se enfoca fundamentalmente en otros asuntos ... Hoy, la idea de un Estado palestino está viva, pero principalmente fuera de Palestina ... Una pequeña fracción de los palestinos, principalmente miembros de la élite de la Autoridad Palestina, consideró que era el momento de construir las instituciones de un Estado, había un interés en hacerlo, y se pusieron a ello. Para la mayoría, este tipo de proyecto no podía extraviarlos de las preocupaciones políticas originales..."
Los dos expertos resumen su argumento afirmando que la noción de un estado palestino es percibida como una importación extranjera, y como una salida proveniente de elementos foráneos que interfieran con los deseos del pueblo palestino independiente. También señalan la "transformación de la noción de un Estado palestino de los más revolucionarios a los más conservadores". Además, Agha y Malley argumentan que en el pasado, cuando Yasser Arafat aparentemente apoyaba la creación de un Estado palestino e incluso amenazó con declararlo por su cuenta, no adoptó una postura inequívoca y no hizo evidentes sus intenciones. Desde la muerte de Arafat, la noción de Estado perdió el resto del apoyo popular del que disfrutaba.

El mensaje transmitido por este artículo es muy acorde con el argumento presentado en el nuevo libro de Benny Morris, el principal historiador del conflicto árabe-israelí. El libro, titulado “Un Estado, dos Estados” (Yale University Press, 2009), detalla el concepto de "dos estados para dos pueblos", comenzando con las primeras etapas del sionismo y llegando hasta el día de hoy. La conclusión es la siguiente: los palestinos nunca adoptaron la noción de un Estado palestino independiente y soberano existiendo junto a Israel, independientemente de sus fronteras, al igual que los palestinos han rechazado la noción de un estado bi-nacional.

Después de haber analizado los documentos oficiales de Fatah, la OLP y la Autoridad Palestina, así como las declaraciones realizadas por los dirigentes palestinos, el profesor Morris llega a la conclusión de que, desde el principio, el movimiento nacional palestino encaró Palestina como un Estado árabe y musulmán en su totalidad.

Arafat fue el único prominente líder palestino que pareció intentar modificar su posición original y aspirar a una "solución de dos Estados". En su carta a Yitzhak Rabin, fechada el 9 de septiembre de 1993, el Presidente Arafat reconoció el derecho del Estado de Israel a existir en paz y seguridad. Sin embargo, Morris sostiene que fueron palabras vacías, dictadas exclusivamente en función de los fines de la firma de los Acuerdos de Oslo.

En la práctica, la posición de Arafat sobre la cuestión de la partición de Palestina siguió siendo vaga y se mantuvo oscilante, llegando a rechazar cualquier partición práctica, incluyendo el formato propuesto por el ex Presidente Clinton en Camp David. Esto podría ser interpretado (y así es cómo lo interpreta el profesor Morris) como la expresión por parte de los palestinos de sus reticencias a la hora de plasmar su soberanía de cualquier forma aceptable. Y actualmente, esto ha sido complementado por Hamas, con su completo rechazo de Israel y de una presencia judía en Palestina.

El artículo escrito por Agha y Malley, asociados con la opinión de la izquierda, y el libro de Morris, situado más a la derecha, transmiten un profundo pesimismo. Los palestinos no se pondrán de acuerdo a la hora de compartir o dividir el país. Seguirán aferrándose al revolucionario sueño de una "liberación nacional", y hasta que esa liberación poco realista se materialice, prefieren existir como una entidad nacional más que como una entidad política, sin obligaciones de cualquier tipo y siempre contemplada como una víctima, ante sus propios ojos y ante los del mundo.

Nosotros, los que vivimos aquí dentro de una problemática realidad ausente de soluciones, sólo podemos esperar que estos expertos se equivoquen.

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