Friday, January 29, 2010

¿Un estado binacional? ¿Aquí? - Alexander Yakobson - Haaretz

"Desde de que la división de la tierra en dos Estados viables ya no es posible, no hay otra opción - para todo aquel que crea en la igualdad -, sino apoyar un estado binacional democrático desde el mar Mediterráneo hasta río Jordán", afirma Meron Benvenisti (Haaretz, enero 22).

En mi opinión, es exactamente lo contrario lo que es cierto: ya resulta más que evidente que el estado que Benvenisti recomienda en lugar de Israel no será una democracia binacional, y toda persona que crea en la igualdad (en comparación con alguien que crea en la necesidad de rendirse ante al nacionalismo árabe) debe respetar el principio de dos estados para dos pueblos. Esta solución será ciertamente posible si ambas partes lo desean verdaderamente. Sí, la parte palestina también, cuya contribución a la situación actual Benvenisti tiene buen cuidado en no examinar.

El principio de "un sólo Estado" al que se aspira en este debate sería un Estado árabe con una sólida mayoría de musulmanes (que pronto crearían aprovechando el derecho de retorno) y en el corazón del mundo árabe-musulmán. Para poder creer que este estado sería realmente "binacional", se tendría que asumir que el pueblo palestino estaría de acuerdo, a largo plazo, en ser el único pueblo árabe cuyo estado no tendría un carácter claramente árabe y que no se define oficialmente como un Estado árabe o como parte del mundo árabe.

Uno tiene que suponer que tanto Al Fatah como Hamas estarían de acuerdo con esta concesión - concesión que ningún pueblo árabe ha otorgado en beneficio de las minorías indígenas no árabes y/o no musulmanas de la región -, y todo ello en beneficio de los sionistas, esos "extranjeros implantados", cuya presencia en la región se considera resultado de una invasión colonialista.

Para entender lo absurdo de este escenario, ni siquiera hay necesidad de realizar preguntas difíciles acerca de la democracia y de la actitud hacia las minorías por parte del mundo árabe y de la sociedad palestina. Basta con escuchar el discurso de todos los grupos importantes dentro de la opinión pública árabe y palestina: incluso los que declaran su adhesión a la democracia juran lealtad al arabismo.

Para que un estado binacional pueda existir, no es suficiente con que los judíos renuncien a un Estado judío, los árabes también tienen que renunciar a un Estado árabe en la Palestina que surgiría después de la abolición del estado sionista. Un estado binacional es una forma muy rara de gobierno en el mundo democrático y es inexistente en el Oriente Medio. No hay ninguna razón para suponer que esta innovación podría introducirse aquí en "provecho de los sionistas", de todas las personas. Y no hay nada escrito en la constitución de "ese Estado" que pudiera ser de alguna utilidad ante el rostro del verdadero equilibrio de poder que se crearía en y alrededor de este estado. Ya hemos visto todo tipo de constituciones.

Tampoco nadie ha sugerido una respuesta razonable, igualitaria y no chauvinista, a la cuestión de por qué el deseo del pueblo judío de una independencia nacional es menos legítimo que las aspiraciones de otras naciones a su independencia. Pero independientemente del debate ideológico sobre esta cuestión, la alternativa a un Estado judío, como lo sugiere Benvenisti, es simplemente inexistente. Incluso alguien que no tenga interés en el nacionalismo judío, o en cualquier nacionalismo, ha de ser consciente (si es honesto con uno mismo) que, en las actuales condiciones, la continuidad de la existencia del Estado de Israel - con todas sus muchas deficiencias y sus enormes ventajas - es la manera de garantizar un máximo de libertad e igualdad y un máximo de bienestar para el mayor número de personas. No nos referimos solamente al bienestar de los ciudadanos judíos del Estado. Y es que, en efecto, Benvenisti sugiere que hagamos para todos los árabes en Israel algo que horroriza a los residentes (casi exclusivamente àrabes) de Umm al-Fahm cuando se les sugiere a ellos mismos: imponerles el régimen palestino.

La afirmación según la cual los asentamientos han vuelto la ocupación irreversible y que ya no es posible escapar de un estado binacional, se basa enteramente en la suposición de que una minoría judía nunca podría existir en un Estado árabe palestino. Pero después de todo, los palestinos no tienen un problema demográfico, lo que les garantizaría una gran mayoría árabe en su propio estado incluso si los colonos, o al menos algunos de ellos, permanecieran bajo su soberanía(*1).

¿Por qué Benvenisti no sugiere una tal solución? Al parecer, él no tiene mucha confianza en las posibilidades de una convivencia honorable entre una mayoría árabe y una minoría judía en dicho estado, aunque eso sí, en nombre de ese ideal sugiere la supresión del Estado de Israel.

Y de hecho, hay algunas buenas razones para el escepticismo sobre esta cuestión, en vista de la triste experiencia regional. Pero si hay alguna oportunidad para tal tipo de convivencia, está condicionada a un Estado judío que coexista en ese lugar con el experimento que se lleve a cabo. Y ese Estado judío debería estar dispuesto a absorber a cualquier judío cuya vida en el exterior se convierta en imposible (como le ocurrió a los judíos en todo el mundo árabe).

La solución, por lo tanto, es una división en dos estados, basada en el principio de que una minoría judía no puede existir en el Estado palestino, un principio que va a acabar con las minas terrestres de la irreversibilidad de la ocupación que la empresa de colonización quería sembrar ante ambos pueblos.


Anexo(*1): Muy significativas las exigencias. En primer lugar, el futuro estado palestino, según sus principales dirigentes, debería ser Judenrein, sin una minoría judía apreciable, en cambio, Israel debe conservar intacta su minoría palestina.

Además, esos que defienden la posibilidad de un estado palestino y que preconizan, con sus dirigentes, que no debería contener una minoría judía, amenazan con un estado binacional que volvería obligatoria la presencia de la "supuestamente futura minoría judía".

Y por otro lado, aquellos que defienden la "convivencia en un único estado", ignorando las experiencias en la región, no la contemplarían posible en un más uniforme y reducido estado palestino.

El problema para algunos, como resulta obvio, nunca ha sido el fomento de la convivencia, sino la existencia de Israel. En definitiva, no se trata de construir una sociedad más que ilusoria viendo los años de enfrentamiento y las negativas experiencias regionales y mundiales, sino de destruir: Israel debe pagar...

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home