Saturday, February 20, 2010

La amenaza de Irán es demasiado para el Mossad - Ari Shavit - Haaretz

En los últimos años, los medios de comunicación israelíes se han enamorado de un funcionario del gobierno con el nombre de Meir Dagan. Una y otra vez, la prensa ha encarado emocionalmente su trabajo clandestino a la cabeza del Mossad. Una y otra vez han insinuado, idealistas, las hazañas asombrosas realizadas por los sorprendentes chicos de Dagan (todas atribuidas a informes de los medios de comunicación extranjeros, por supuesto). Todo estaba envuelto en un velo de glorioso secreto. La chismosos decían que desde que Dagan se hizo cargo de la agencia de espionaje, ha vuelto a ser la que fue. Ahora nos dicen que el Mossad es, una vez más, quien nos protege y persigue y elimina a nuestros enemigos. El Mossad redimirá el Estado de Israel.

Pero después de una conferencia de prensa única en Dubai, esta imagen ha sido vuelta del revés. Si Israel está detrás del asesinato del alto dirigente de Hamas, Mahmoud al-Mabhouh, como se afirma en los medios de comunicación extranjeros, entonces, de repente, Dagan ya no será el héroe sin nombre, sino el gafador nacional, ya no será el más querido por la gente, sino una desgracia para su país. Algunas personas incluso están exigiendo su cabeza. Eso es injusto. Hacer las cosas implica cometer errores.

Si la operación en Dubai no es responsabilidad israelí, Dagan no tendrá nada que ver con el embrollo posterior. Si lo hizo Israel, fue probablemente una más de una larga serie de operaciones. Las personas que se entusiasman con los éxitos del Mossad (todas atribuidas a fuentes procedentes de los medios de comunicación extranjeros, por supuesto), deben tener en cuenta que también existirán los fallos. No hay nada más despreciable que esos fanáticos del deporte que animan a su equipo cuando lo está haciendo bien, pero lo abuchean cuando comienzan a verlo como el bando perdedor.

Sin embargo, hay una lección que aprender del affaire Dubai: incluso el mejor de los servicios de espionaje del mundo no es perfecto. Hay un límite en lo que puede hacer. Cuando usted tiene un adversario que es determinado y sofisticado, debe esperar fracasos y triunfos. La creencia en que los servicios de inteligencia pueden proporcionar la solución a cada situación es peligrosa. Eso puede dar lugar a que nos echemos a dormir en tiempos difíciles.

Es conveniente para los políticos dejar funcionar a los James Bond para liberarlos de la necesidad de tomar decisiones difíciles, y es conveniente para la opinión pública creer que James Bond vencerá al enemigo sin sangre, sudor o lágrimas. Pero la verdad es que James Bond esta hecho de carne y sangre. Puede trabajar de forma excelente y hace una contribución enorme, pero no está dentro de su poder dar respuesta por si sólo a los retos históricos.

Los hechos hablan por sí mismos. Dos primeros ministros han confiado en Dagan. Se le encargó frustrar las ambiciones nucleares de Irán. A juzgar por los resultados, Israel no se ha preparado lo suficiente para hacer frente a la amenaza de un Irán nuclear o para impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. El jefe del Mossad no puede asumir la responsabilidad por ello. Son las personas que esperaron de él resultados imposibles quienes son los responsables.

La conclusión es inequívoca: con todo el respeto debido al Mossad, Irán es demasiado para que pueda manejarlo solo. El enfrentamiento con Irán no debe limitarse a los organismos de inteligencia, sino que tiene que incluir la diplomacia y a otros medios también. En la década de 1940, los líderes del movimiento sionista, preveían el futuro: cuando la Segunda Guerra Mundial terminara, ese sería el momento de pasar la prueba y decidir su destino. Así, durante una década, actuaron con sabiduría y decisión para estar listos cuando llegara el momento de la prueba. La actividad se llevó a cabo en muchos planos: diplomacia, seguridad, colonización, educación, inteligencia, organización. Gracias a esta actividad de preparación, el sionismo triunfó en 1948. Gracias a la previsión de los dirigentes, el Estado de Israel se levantó y sobrevivió.

El desafío iraní no es el desafío de 1948, pero hay algunas similitudes. Esta vez también la importancia histórica es de largo alcance. Esta vez también los preparativos son necesarios, no sólo en las esferas militar y de inteligencia, sino también diplomática, educativa y de organización. La nación debe estar preparada y el Estado debe organizarse para afrontar una nueva situación, una con la que nunca se ha enfrentado antes.

Si Israel moviliza sus recursos y se prepara adecuadamente, pasará la prueba. Pero para hacerlo, debe tener la cabeza fuera de la arena y dejar de creer que un hechizo mágico invocado por Meir Dagan, o por el comandante de la Fuerza Aérea de Israel Ido Nehoshtan, hará el trabajo. Incluso si hay algo de magia, no será suficiente. Irán no está sólo allí, también está aquí. El desafío iraní nos obliga a reorganizar todas las facetas de nuestras vidas.

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