La estrategia tridimensional de Israel - Emmanuel Navon – Jpost BlogCentral
(Un buen artículo de hace unos meses)
El Primer Ministro Binyamin Netanyahu hizo un buen trabajo el miércoles por la noche al confundir a su audiencia hablando casi exclusivamente de arqueología y turismo en su "Discurso de Herzliya". No es que alguien estuviera esperando que les diga la fecha y la hora exacta de una posible operación militar contra Irán. Pero el truco estuvo bien, y me imagino a Uzi Arad disfrutando de la frustración de su sucesor.
Mi conclusión de la Conferencia Herzliya de este año es que Israel debe adoptar una estrategia tridimensional con respecto al conflicto árabe-israelí.
El conflicto israelo-palestino es todavía materia de debate ideológico. El debate ya no es sobre la integridad territorial frente a la paz (ambos lados del debate han sido derrotados por la realidad), sino alrededor de 1967 frente a 1948. En otras palabras, ¿los árabes en general, y los palestinos en particular, dejarán finalmente en paz a Israel siempre y cuando los resultados de la guerra de 1967 se hayan resuelto, o por el contrario van a insistir constantemente en corregir los resultados de la guerra de 1948 (la existencia de Israel, por lo tanto)?
Dan Meridor no ha tomado aún una decisión al respecto. En la Conferencia Herzliya contó la historia (que he escuchado de él mismo antes) de una reunión que tuvo con Mahmoud Abbas antes de la Cumbre de Camp David de 2000. Abbas le dijo a Meridor que llevó a su hijo a Safed [N.P.: Navon dice equivocadamente Nazaret], le mostró la casa donde nació y le dijo: "No vas a volver a esta casa". A Meridor esto le dio la impresión de que los palestinos habían abandonado el "derecho de retorno". Pero entonces, en Camp David, Abbas fue una de las personas que más insistió en no ceder en lo que respecta al "derecho de retorno". Meridor afirmó que todavía no está seguro de si los palestinos están detrás de nosotros para resolver el conflicto de 1967 o el de 1948. "Si se trata del de 1967, el conflicto puede ser resuelto", afirmó Meridor. "Si por el contrario se trata del de 1948, no se podrá resolver".
También afirmó que el statu quo es insostenible, lo que implica que el conflicto debe resolverse. Él no nos comentó lo que recomendaba hacer si se hacía evidente que el conflicto no giraba alrededor del de 1967, sino del de 1948.
Dan Schueftan (de la Universidad de Haifa), por su parte, no tiene ninguna duda de que el conflicto según los palestinos gira alrededor del de 1948 y por lo tanto que no hay solución. Así pues, Israel debe liberarse de los palestinos saliendo de la mayor parte de Cisjordania, "no porque los palestinos se lo merezcan, sino porque Israel no merece estar más tiempo pegado a ellos".
Eliot Abrams (del Council on Foreign Relations) no se posicionó claramente sobre el debate entre 1948 frente a 1967, aunque sí dijo que no habría existido ningún ofrecimiento por parte de Israel que pudiera haber satisfecho a Arafat, y que Abbas está tratando de ganar tiempo porque sabe que es un "pato cojo" [N.P.: así se define a un presidente americano que tiene los días contados, es decir, termina su presidencia, la segunda, y ya no podrá ser elegible), y desde luego no desea ser recordado como el primer líder palestino que renunció al "derecho de retorno". Si esto no supone reconocer que el conflicto para los palestinos gira alrededor del de 1948, ¿qué puede significar entonces?
El debate en la conferencia se desarrolló básicamente entre Dan Schueftan y Eliot Abrams, por un lado, y Danny Rothschild (de la Conference's New Chairman) y Daniel Kurtzer (un ex embajador de EEUU en Israel) por el otro. Rothschild y Kurtzer son de la opinión de que el conflicto gira alrededor del de 1967 y por lo tanto puede ser resuelto (¿por qué, en ese caso, el mundo árabe estaba en guerra contra Israel antes de 1967 y estableció la OLP en 1964? Esta es una pregunta a contestar).
Es por eso que ambos recomendaron que respondiéramos positivamente a la "Iniciativa de Paz Árabe". Kurtzer, básicamente, le dijo a la audiencia que no creyera a ninguna de sus compañeros de la Conferencia (a excepción de Rothschild), para sólo confiar en él. Esto me recordó un artículo de Evelyn Gordon en el JPost de cuando Kurtzer todavía era embajador de EEUU en Israel. El título era: "Dan Kurtzer se comporta como un israelí". [N.P.: alusión irónica a la sempiterna y múltiple controversia entre los israelíes, y judíos en general, y cómo alguien que supuestamente se situa condescendientemente "por encima de la pelea" no puede evitar inmiscuirse].
La oferta de Olmert a Abbas, en septiembre de 2008, básicamente apoyaba la "Iniciativa de Paz Árabe". Sin embargo, Abbas la rechazó. Kurtzer trató de exonerar a Abbas diciendo que Olmert era un "pato cojo" en esos momentos (tenía los días contados por los asuntos de corrupción). Pero como reveló Eliot Abrams, la administración Bush alentó a Abbas a tomar la oferta. Como argumentó Abrams, si Abbas realmente era serio y sincero a la hora de poner fin al conflicto con Israel pre-1967, "se habría embolsado la oferta y hubiera culpado al gobierno israelí de no llevarla a cabo y no honrar sus compromisos" (en septiembre de 2008 la perspectiva era que Tzipi Livni sustituyera a Ehud Olmert y continuara con su política hacia los palestinos, no que se celebraran nuevas elecciones en Israel y cambiaran las tornas).
Sin embargo, existe aún una mayor debilidad y contradicción en el argumento de Danny Rothschild. Debido a que el status quo es demográficamente suicida, afirma, Israel debe abandonarlo. Rechaza la idea de hacerlo unilateralmente, porque estima que los problemas de seguridad de una retirada unilateral de Cisjordania serían tan suicidas como una bomba demográfica de relojería. Así que simplemente debe llegar a un acuerdo con los palestinos. Lo que está sugiriendo realmente es que Israel debe esperar que los palestinos salven a Israel de los propios palestinos. Eso no tiene sentido, desde luego, sin embargo la peor pesadilla de Israel (es decir, dejar que el tiempo y la demografía vuelvan irrelevante la solución de dos estados) es el sueño de los palestinos. De hecho, Saeb Erekat acaba de publicar un documento que recomienda la sustitución de la solución de dos Estados por la solución de un único Estado. Es precisamente porque los palestinos saben que Israel está petrificado por la idea de convertirse en un estado bi-nacional que juegan con el tiempo.
Si Israel quiere separarse de los palestinos, no debería esperar que los palestinos "cooperen a la hora de llevarlo a cabo". Por esta razón, desde el 2009 estoy convencido de que sólo las ideas de Dan Schueftan tienen algún sentido.
Sin embargo, la estrategia de Shueftan sólo puede aplicarse si Israel completa el (costoso) desarrollo tecnológico que le permita protegerse de los misiles de corto alcance, disuade efectivamente a Irán y a sus satélites, y lleva la "guerra soft" al patio de sus enemigos.
La Operación Plomo Fundido ha demostrado que Israel tiene la capacidad militar de disuadir los ataques con cohetes y misiles desde las zonas evacuadas de forma unilateral, pero también que los palestinos llevan sus ataques contra Israel en los ámbitos diplomáticos y en los medios de comunicación. El Informe Goldstone ha demostrado finalmente a Israel (que lo ha reconocido con una demora de 40 años) que el mundo árabe ha estado librando una "guerra soft" contra Israel a través de los medios de comunicación, la ONU y las ONG desde la guerra de 1973. Cuando era ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni respaldó posturas idiotas por parte de su Ministerio contra dicha "guerra soft", tratando de vender a Israel como una "marca" y así convencer al mundo de que era un lugar "cool". El juez británico que emitió hace dos meses una orden de detención en su contra, evidentemente no se mostró demasiado impresionado por el hecho de que Israel tenga impresionantes playas y muchas empresas de alta tecnología.
Ya es hora de que el liderazgo de Israel se de cuenta que el Informe Goldstone (que Netanyahu describe como una amenaza estratégica para Israel) es el resultado de una "guerra soft" y que esta guerra debe ser combatida con una estrategia clara y coherente. Es una vergüenza para Israel que el combate en esa "guerra soft" haya sido protagonizado mayoritariamente hasta ahora por organizaciones privadas (como Palestinian Media Watch, UN Watch, ONG Monitor y BiCOM, por nombrar algunas), mientras que nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores sólo sabe quejarse de tener un presupuesto insignificante de Relaciones Públicas.
En cuanto a Irán, la disuasión es y seguirá siendo un tema delicado. En la conferencia de ayer, el ex embajador de Suiza en Irán, Tim Guldiman, básicamente afirmó que debemos seguir negociando con Ahmanadinejad a pesar de no pensar en derrocar a su régimen. Esta declaración, por supuesto, revela mucho más acerca de los intereses de Suiza en Irán. En abril de 2009, el presidente suizo Hans-Rudolf Merz fue calurosamente acogido por Ahmadinejad. Mientras tanto, la empresa de energía suiza EGL firmó un acuerdo con Irán en 2008 para la importación de 5,5 mil millones de metros cúbicos de gas natural al año para el período entre 2011 y 2035 (una iniciativa que socava los esfuerzos de EEUU para presionar económicamente a Irán). No es de extrañar así pues que Guldiman prefiera que Ahmadinejad permanezca en el poder.
François Heisbourg, presidente del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos y del Centro de para Estudios de Seguridad de Ginebra, sostuvo que las conversaciones con Irán se han convertido en algo inútil, que incluso un embargo total de petróleo refinado no pondría en peligro el régimen de los mulláhs (ya que sólo afectaría a aproximadamente el 50% del consumo de petróleo del país), y que si un ataque militar fuera capaz de retrasar el programa nuclear iraní, como lo hizo el ataque llevado a cabo por Israel en 1981 a la central nuclear iraquí de Osirak, definitivamente valdría la pena considerarlo.
Sin embargo, los puntos débiles de Israel no son sólo la demografía palestina, la propaganda árabe y el programa nuclear de Irán. Existe también la dependencia mundial del petróleo. Dos paneles en la Conferencia se dedicaron a este tema. James Woosley (ex Director de la CIA y firme defensor de la independencia energética de los EEUU) hizo mucho ruido cuando afirmó que Occidente está financiando a sus enemigos y cavando su propia tumba al no dejar de depender del petróleo. Yossi Hollander, un empresario israelí que ahora invierte la mayor parte de su tiempo y dinero en el lobby anti-petróleo, demostró convincentemente que el petróleo es una maldición para la economía mundial y la principal razón para la tolerancia de EEUU con Arabia Saudita.
Gal Luft (un experto en energía de Israel con sede en Washington) sostuvo que se necesita un liderazgo político capaz de convertir y aplicar los avances científicos en una revolución energética. Para ello tomó el ejemplo de Napoleón Bonaparte, quien decidió que era ya suficiente con la dependencia de Francia de la sal, y ofreció un premio para el que descubriera una alternativa para la conservación de los alimentos. Así es como las latas al vacío nacieron y Francia vivió "sin sal". De ahí el título del libro de Luft, "Convirtiendo el petróleo en sal".
El conocimiento para destronar al petróleo está ahí, sólo necesitamos el liderazgo, e Israel debe liderar ese camino no menos importante, puesto que es la víctima principal de la supremacía geopolítica del petróleo. Es alentador que Netanyahu haya adoptado la idea y creado un equipo (dirigido por el Prof. Eugenio Kandel de la Universidad Hebrea de Jerusalén) para hacer de Israel un líder mundial en energías alternativas. Es, después de todo, gracias a la implicación personal de Shimon Peres que Shai Agassi (un famoso empresario israelí) comenzó Better Place.
Así pues, la estrategia de Israel debe ser triple:
1. - Preparar el terreno para una separación de facto con los palestinos,
2. - De manera proactiva y profesional encarar la "guerra soft" que lleva perdiendo desde casi cuatro décadas.
3. - Situarse a la vanguardia en la revolución energética.
Si Israel se las arregla para dejar atrás a los palestinos, neutraliza la propaganda árabe y ayuda al mundo para emanciparse del petróleo, su situación geopolítica podría mejorar drásticamente.
En cuanto a Irán, no cuenten con Suiza. Pero si un invierno nuclear finalmente llega hasta nuestra región, al menos los israelíes podrán disfrutar mientras tanto de los nuevos sitios turísticos arqueológicos prometidos anoche por Netanyahu.
El Primer Ministro Binyamin Netanyahu hizo un buen trabajo el miércoles por la noche al confundir a su audiencia hablando casi exclusivamente de arqueología y turismo en su "Discurso de Herzliya". No es que alguien estuviera esperando que les diga la fecha y la hora exacta de una posible operación militar contra Irán. Pero el truco estuvo bien, y me imagino a Uzi Arad disfrutando de la frustración de su sucesor.
Mi conclusión de la Conferencia Herzliya de este año es que Israel debe adoptar una estrategia tridimensional con respecto al conflicto árabe-israelí.
El conflicto israelo-palestino es todavía materia de debate ideológico. El debate ya no es sobre la integridad territorial frente a la paz (ambos lados del debate han sido derrotados por la realidad), sino alrededor de 1967 frente a 1948. En otras palabras, ¿los árabes en general, y los palestinos en particular, dejarán finalmente en paz a Israel siempre y cuando los resultados de la guerra de 1967 se hayan resuelto, o por el contrario van a insistir constantemente en corregir los resultados de la guerra de 1948 (la existencia de Israel, por lo tanto)?
Dan Meridor no ha tomado aún una decisión al respecto. En la Conferencia Herzliya contó la historia (que he escuchado de él mismo antes) de una reunión que tuvo con Mahmoud Abbas antes de la Cumbre de Camp David de 2000. Abbas le dijo a Meridor que llevó a su hijo a Safed [N.P.: Navon dice equivocadamente Nazaret], le mostró la casa donde nació y le dijo: "No vas a volver a esta casa". A Meridor esto le dio la impresión de que los palestinos habían abandonado el "derecho de retorno". Pero entonces, en Camp David, Abbas fue una de las personas que más insistió en no ceder en lo que respecta al "derecho de retorno". Meridor afirmó que todavía no está seguro de si los palestinos están detrás de nosotros para resolver el conflicto de 1967 o el de 1948. "Si se trata del de 1967, el conflicto puede ser resuelto", afirmó Meridor. "Si por el contrario se trata del de 1948, no se podrá resolver".
También afirmó que el statu quo es insostenible, lo que implica que el conflicto debe resolverse. Él no nos comentó lo que recomendaba hacer si se hacía evidente que el conflicto no giraba alrededor del de 1967, sino del de 1948.
Dan Schueftan (de la Universidad de Haifa), por su parte, no tiene ninguna duda de que el conflicto según los palestinos gira alrededor del de 1948 y por lo tanto que no hay solución. Así pues, Israel debe liberarse de los palestinos saliendo de la mayor parte de Cisjordania, "no porque los palestinos se lo merezcan, sino porque Israel no merece estar más tiempo pegado a ellos".
Eliot Abrams (del Council on Foreign Relations) no se posicionó claramente sobre el debate entre 1948 frente a 1967, aunque sí dijo que no habría existido ningún ofrecimiento por parte de Israel que pudiera haber satisfecho a Arafat, y que Abbas está tratando de ganar tiempo porque sabe que es un "pato cojo" [N.P.: así se define a un presidente americano que tiene los días contados, es decir, termina su presidencia, la segunda, y ya no podrá ser elegible), y desde luego no desea ser recordado como el primer líder palestino que renunció al "derecho de retorno". Si esto no supone reconocer que el conflicto para los palestinos gira alrededor del de 1948, ¿qué puede significar entonces?
El debate en la conferencia se desarrolló básicamente entre Dan Schueftan y Eliot Abrams, por un lado, y Danny Rothschild (de la Conference's New Chairman) y Daniel Kurtzer (un ex embajador de EEUU en Israel) por el otro. Rothschild y Kurtzer son de la opinión de que el conflicto gira alrededor del de 1967 y por lo tanto puede ser resuelto (¿por qué, en ese caso, el mundo árabe estaba en guerra contra Israel antes de 1967 y estableció la OLP en 1964? Esta es una pregunta a contestar).
Es por eso que ambos recomendaron que respondiéramos positivamente a la "Iniciativa de Paz Árabe". Kurtzer, básicamente, le dijo a la audiencia que no creyera a ninguna de sus compañeros de la Conferencia (a excepción de Rothschild), para sólo confiar en él. Esto me recordó un artículo de Evelyn Gordon en el JPost de cuando Kurtzer todavía era embajador de EEUU en Israel. El título era: "Dan Kurtzer se comporta como un israelí". [N.P.: alusión irónica a la sempiterna y múltiple controversia entre los israelíes, y judíos en general, y cómo alguien que supuestamente se situa condescendientemente "por encima de la pelea" no puede evitar inmiscuirse].
La oferta de Olmert a Abbas, en septiembre de 2008, básicamente apoyaba la "Iniciativa de Paz Árabe". Sin embargo, Abbas la rechazó. Kurtzer trató de exonerar a Abbas diciendo que Olmert era un "pato cojo" en esos momentos (tenía los días contados por los asuntos de corrupción). Pero como reveló Eliot Abrams, la administración Bush alentó a Abbas a tomar la oferta. Como argumentó Abrams, si Abbas realmente era serio y sincero a la hora de poner fin al conflicto con Israel pre-1967, "se habría embolsado la oferta y hubiera culpado al gobierno israelí de no llevarla a cabo y no honrar sus compromisos" (en septiembre de 2008 la perspectiva era que Tzipi Livni sustituyera a Ehud Olmert y continuara con su política hacia los palestinos, no que se celebraran nuevas elecciones en Israel y cambiaran las tornas).
Sin embargo, existe aún una mayor debilidad y contradicción en el argumento de Danny Rothschild. Debido a que el status quo es demográficamente suicida, afirma, Israel debe abandonarlo. Rechaza la idea de hacerlo unilateralmente, porque estima que los problemas de seguridad de una retirada unilateral de Cisjordania serían tan suicidas como una bomba demográfica de relojería. Así que simplemente debe llegar a un acuerdo con los palestinos. Lo que está sugiriendo realmente es que Israel debe esperar que los palestinos salven a Israel de los propios palestinos. Eso no tiene sentido, desde luego, sin embargo la peor pesadilla de Israel (es decir, dejar que el tiempo y la demografía vuelvan irrelevante la solución de dos estados) es el sueño de los palestinos. De hecho, Saeb Erekat acaba de publicar un documento que recomienda la sustitución de la solución de dos Estados por la solución de un único Estado. Es precisamente porque los palestinos saben que Israel está petrificado por la idea de convertirse en un estado bi-nacional que juegan con el tiempo.
Si Israel quiere separarse de los palestinos, no debería esperar que los palestinos "cooperen a la hora de llevarlo a cabo". Por esta razón, desde el 2009 estoy convencido de que sólo las ideas de Dan Schueftan tienen algún sentido.
Sin embargo, la estrategia de Shueftan sólo puede aplicarse si Israel completa el (costoso) desarrollo tecnológico que le permita protegerse de los misiles de corto alcance, disuade efectivamente a Irán y a sus satélites, y lleva la "guerra soft" al patio de sus enemigos.
La Operación Plomo Fundido ha demostrado que Israel tiene la capacidad militar de disuadir los ataques con cohetes y misiles desde las zonas evacuadas de forma unilateral, pero también que los palestinos llevan sus ataques contra Israel en los ámbitos diplomáticos y en los medios de comunicación. El Informe Goldstone ha demostrado finalmente a Israel (que lo ha reconocido con una demora de 40 años) que el mundo árabe ha estado librando una "guerra soft" contra Israel a través de los medios de comunicación, la ONU y las ONG desde la guerra de 1973. Cuando era ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni respaldó posturas idiotas por parte de su Ministerio contra dicha "guerra soft", tratando de vender a Israel como una "marca" y así convencer al mundo de que era un lugar "cool". El juez británico que emitió hace dos meses una orden de detención en su contra, evidentemente no se mostró demasiado impresionado por el hecho de que Israel tenga impresionantes playas y muchas empresas de alta tecnología.
Ya es hora de que el liderazgo de Israel se de cuenta que el Informe Goldstone (que Netanyahu describe como una amenaza estratégica para Israel) es el resultado de una "guerra soft" y que esta guerra debe ser combatida con una estrategia clara y coherente. Es una vergüenza para Israel que el combate en esa "guerra soft" haya sido protagonizado mayoritariamente hasta ahora por organizaciones privadas (como Palestinian Media Watch, UN Watch, ONG Monitor y BiCOM, por nombrar algunas), mientras que nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores sólo sabe quejarse de tener un presupuesto insignificante de Relaciones Públicas.
En cuanto a Irán, la disuasión es y seguirá siendo un tema delicado. En la conferencia de ayer, el ex embajador de Suiza en Irán, Tim Guldiman, básicamente afirmó que debemos seguir negociando con Ahmanadinejad a pesar de no pensar en derrocar a su régimen. Esta declaración, por supuesto, revela mucho más acerca de los intereses de Suiza en Irán. En abril de 2009, el presidente suizo Hans-Rudolf Merz fue calurosamente acogido por Ahmadinejad. Mientras tanto, la empresa de energía suiza EGL firmó un acuerdo con Irán en 2008 para la importación de 5,5 mil millones de metros cúbicos de gas natural al año para el período entre 2011 y 2035 (una iniciativa que socava los esfuerzos de EEUU para presionar económicamente a Irán). No es de extrañar así pues que Guldiman prefiera que Ahmadinejad permanezca en el poder.
François Heisbourg, presidente del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos y del Centro de para Estudios de Seguridad de Ginebra, sostuvo que las conversaciones con Irán se han convertido en algo inútil, que incluso un embargo total de petróleo refinado no pondría en peligro el régimen de los mulláhs (ya que sólo afectaría a aproximadamente el 50% del consumo de petróleo del país), y que si un ataque militar fuera capaz de retrasar el programa nuclear iraní, como lo hizo el ataque llevado a cabo por Israel en 1981 a la central nuclear iraquí de Osirak, definitivamente valdría la pena considerarlo.
Sin embargo, los puntos débiles de Israel no son sólo la demografía palestina, la propaganda árabe y el programa nuclear de Irán. Existe también la dependencia mundial del petróleo. Dos paneles en la Conferencia se dedicaron a este tema. James Woosley (ex Director de la CIA y firme defensor de la independencia energética de los EEUU) hizo mucho ruido cuando afirmó que Occidente está financiando a sus enemigos y cavando su propia tumba al no dejar de depender del petróleo. Yossi Hollander, un empresario israelí que ahora invierte la mayor parte de su tiempo y dinero en el lobby anti-petróleo, demostró convincentemente que el petróleo es una maldición para la economía mundial y la principal razón para la tolerancia de EEUU con Arabia Saudita.
Gal Luft (un experto en energía de Israel con sede en Washington) sostuvo que se necesita un liderazgo político capaz de convertir y aplicar los avances científicos en una revolución energética. Para ello tomó el ejemplo de Napoleón Bonaparte, quien decidió que era ya suficiente con la dependencia de Francia de la sal, y ofreció un premio para el que descubriera una alternativa para la conservación de los alimentos. Así es como las latas al vacío nacieron y Francia vivió "sin sal". De ahí el título del libro de Luft, "Convirtiendo el petróleo en sal".
El conocimiento para destronar al petróleo está ahí, sólo necesitamos el liderazgo, e Israel debe liderar ese camino no menos importante, puesto que es la víctima principal de la supremacía geopolítica del petróleo. Es alentador que Netanyahu haya adoptado la idea y creado un equipo (dirigido por el Prof. Eugenio Kandel de la Universidad Hebrea de Jerusalén) para hacer de Israel un líder mundial en energías alternativas. Es, después de todo, gracias a la implicación personal de Shimon Peres que Shai Agassi (un famoso empresario israelí) comenzó Better Place.
Así pues, la estrategia de Israel debe ser triple:
1. - Preparar el terreno para una separación de facto con los palestinos,
2. - De manera proactiva y profesional encarar la "guerra soft" que lleva perdiendo desde casi cuatro décadas.
3. - Situarse a la vanguardia en la revolución energética.
Si Israel se las arregla para dejar atrás a los palestinos, neutraliza la propaganda árabe y ayuda al mundo para emanciparse del petróleo, su situación geopolítica podría mejorar drásticamente.
En cuanto a Irán, no cuenten con Suiza. Pero si un invierno nuclear finalmente llega hasta nuestra región, al menos los israelíes podrán disfrutar mientras tanto de los nuevos sitios turísticos arqueológicos prometidos anoche por Netanyahu.
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