Tuesday, March 30, 2010

Socavando la libertad - Israel Harel - Haaretz

El movimiento nacional del pueblo judío - el Sionismo - nació como un movimiento secular y se condujo como tal. Los ultra-ortodoxos, que constituían la mayoría absoluta de los judíos en el momento de la creación del sionismo, se opusieron a él furiosamente. Lo contemplaron como un movimiento de heréticos, de instigadores y de falsos profetas. Incluso el Holocausto, cuya extensión no habría sido tan fatal si los rabinos ultra-ortodoxos no hubieran prohibido emigrar a Palestina, no modificó ese planteamiento de manera fundamental. A día de hoy, aunque más a nivel teórico que de hecho, los ultra-ortodoxos no reconocen al Estado de Israel, al igual que la izquierda radical y facciones de la comunidad árabe.

La fuerza creciente de la comunidad ultra-ortodoxa está estimulando que cada vez más dicte pautas de conducta a la mayoría de la opinión pública. En asuntos como el de las tumbas del Centro Médico Barzilai de Ashkelon, ese dictado demuestra lo poderoso - y absurdo – que resulta el dictamen de los líderes de los ultra-ortodoxos.

Tal vez esto sea un punto de inflexión que nos lleve a todos, religiosos y laicos, a bloquear la ambición desatada de la comunidad ultra-ortodoxa. Hemos visto cómo el clamor de la mayoría obligó al primer ministro a entrar en razón acerca de las tumbas de Ashkelon.

La mayoría en Israel permite que los ultra-ortodoxos emitan decretos sobre asuntos básicos con respecto a la identidad a causa a su poder político. Esta mayoría, dejando hacer, está causándose a sí misma una grave injusticia moral, y en especial a la propia sociedad ultra-ortodoxa. La mayoría puede disminuir la absoluta dependencia del Estado de los ultra-ortodoxos, convirtiéndolos, aunque sea en contra de su voluntad, en una comunidad productiva.

Si la mayoría se empeña y lo consigue, entonces, por la misma fuerza de la realidad - como es el caso de la ultra-ortodoxia en América -, además de aquellos que sólo se dedican a estudiar la Torá también habrá científicos, médicos, ingenieros y psicólogos ultra-ortodoxos. Serán productivos, en lugar de dependientes. Así uno podría suponer que su apetito por imponer su estilo de vida a la mayoría, opuesta a la suya, disminuiría.

Si bien los ultra-ortodoxos están socavando la libertad de espíritu en Israel, la izquierda radical, por otra parte, está socavando la libertad del pueblo judío como estado. Esta izquierda utiliza las muy generosas ayudas financieras proporcionadas por estados y organizaciones extranjeras que actúan bajo el disfraz de los "derechos humanos" - incluyendo a aquellos que odian a los judíos - , para negar su legitimidad moral y el derecho del pueblo judío a su soberanía, para así destruir al estado judío, propiciar el retorno de los refugiados palestinos y hacer todo lo posible para que el mundo odie a Israel y socavar así la legitimidad de su existencia.

Cuando los ultra-ortodoxos fueron demasiado lejos, como lo hicieron con el Centro Médico Barzilai, la mayoría, impulsada por los medios de comunicación, se rebeló. Pero cuando las organizaciones de la izquierda radical proporcionaron la mayor parte de los datos falsos del informe Goldstone y organizaron la "Semana del Apartheid de Israel" en universidades en el extranjero, la opinión pública no lo supo. Esto se debe a que los medios de comunicación permanecen en silencio – en realidad, una considerable parte de ellos simpatiza con esas organizaciones -.

Cuando el movimiento Im Tirzu expuso las obras del New Israel Fund, financiando organizaciones subversivas, sigue siendo una voz solitaria en el desierto. Cuando la información surge finalmente por diferentes vías a los medios de comunicación, en vez de denunciarse a esas organizaciones subversivos, se denuncia sus denunciantes.

Así, por ejemplo, la opinión pública no es consciente de que los gobiernos de Gran Bretaña, Holanda, Suiza, Noruega, Suecia y otros países financian las manifestaciones de Paz Ahora, los grupos que defienden los proyectos de evasión del servicio militar y la serie de peticiones ante el Tribunal Superior de Justicia (y el Alto Tribunal coopera con estos grupos). Estos países también financian la actividad que anima a los árabes de Israel a establecer infraestructuras nacionalistas, culturales, políticos y organizativas separadas (y contrarias) del Estado de Israel.

Los "visiones de futuro" o proyecciones sobre el futuro de los árabes de Israel emitidas por organizaciones de la intelligentsia de los árabes de Israel, y cuya composición ha sido alentada y financiada por Naciones Unidas, la Unión Europea y New Israel Fund, son de hecho propuestas para un divorcio de los árabes israelíes del Estado del que son ciudadanos. La izquierda radical judía apoya las tendencias separatistas que se derivan de estos documentos. Así, al sector judío de la población se le mantiene expuesto al peligro de que en el pequeño espacio que ocupa Israel puede nacer otro estado palestino, con el apoyo de numerosos países, además del estado que existe de facto en Judea y Samaria (Cisjordania) [N.P.: y donde a no mucho tardar se encararía una Gran Palestina, espectro que sin duda no desencadenaría tanta aversión, ni mucho menos, que el denostado y ya fenecido Gran Israel].

Gracias a una amplia cobertura mediática, la mayoría judía sionista es consciente de lo que los ultra-ortodoxos están tramando, y podemos suponer que un día determinado se les pondrá convenientemente en el lugar que les corresponde. Pero esta misma mayoría permanece pasiva de cara al otro verdadero peligro para la libertad de su futuro político, e inclusive de su pequeño estado (la izquierda radical). Por lo tanto, eso supone permitir que intenten destruir la identidad - como preludio a la destrucción de su existencia - de un estado que ha costado decenas de miles de vidas que se han sacrificado para establecerlo y salvaguardarlo durante los últimos 62 años.

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2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

cuando leía: "Incluso el Holocausto, cuya extensión no habría sido tan fatal si los rabinos ultra-ortodoxos no hubieran prohibido emigrar a Palestina,"

me ha recordado algo: "La realidad es que en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial para emigrar a Eretz Israel era necesario contar con certificados que otorgaba la Agencia Judía y esta institución le otorgaba el 90% de los certificados a los judíos no religiosos y el 10% a los datiim, pero no a todos los datiim sino casi en forma exclusiva a los que eran miembros de la Mizrahi. Esta división en el otorgamiento de los certificados no tenía nada que ver con la realidad de la población judía que vivía en esos años en Europa Oriental, donde en su mayoría eran observante."

10:39 AM  
Blogger José Antonio said...

Entiendo que la alusión de Israel Harel alude a desmotivar la emigración.

Los rabinos también tenían su clientela, y no digamos las cortes hasídicas, y en ese sentido "protegían" su público natural, que no era obviamente los judíos asimilados o revolucionarios (que tendrían sus propias pegas).

A la inversa también puede ser verdad, cuando les interesaba emigrar, las cortes hasídicas también movilizaban a su gente para hacerla emigrar lo máximo que pudieran, que no podía ser mucho.

12:24 AM  

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