Saturday, April 17, 2010

Jerusalem I: Ha llegado el momento de decir adiós (a las zonas árabes del Jerusalém oriental) - Guy Bechor - Ynet


Activistas derechistas en el Hotel Shepherd, en Sheikh Jarrah

El mundo no reconoce a Israel la soberanía en Jerusalém oriental, y ahora los Estados Unidos nos prohiben construir allí. Sin embargo, Israel está pagando un doble precio: en primer lugar, no es reconocido como titular de derechos en las secciones árabes de la ciudad; en segundo lugar, al mismo tiempo sostiene financieramente a los residentes de estas áreas.

Ofrecemos prestaciones de asistencia social, subsidios, servicios médicos, pensiones, educación, infraestructuras y todos los beneficios sociales de los que gozan por ley 250.000 palestinos, la mayor parte de los cuales rechazan a Israel y se ven a sí mismos formando parte de un futuro Estado palestino, el cual debe establecerse.

A medida que aplicamos la ley israelí a esas zonas, los árabes que viven allí disfrutan de la condición de residentes, recibiendo una tarjeta de identificación israelí, y pudiendo viajar libremente por todo el país con todas las implicaciones criminales y de seguridad que a veces conlleva. Se trata de miles de personas que no tienen apego o conexión con Israel, y cuya inclusión dentro de Israel fue un error histórico.

Ha llegado el momento de corregirlo, esta absurda situación no puede continuar por más tiempo. Afortunadamente, estas personas boicotean las elecciones locales en Jerusalém, las cuales no reconocen. Si hubieran participado en la votación, podrían haber controlado el Ayuntamiento (indirectamente, apoyando a uno de los candidatos).

Como los ingenuos de Israel siguen apoyando financieramente a los palestinos que viven en Jerusalém, muchos se mueven hacia allí masivamente. Mucha gente celebra matrimonios de conveniencia con residentes en el este de Jerusalém ya que esto significa que la cartera israelí se les abre de inmediato, además de concedérseles, por supuesto, las tarjetas de identificación israelíes.

Por alguna razón, no hay diferencia entre proporcionar esas tarjetas a los ciudadanos y a los residentes. Y por alguna razón, la Oficina Central de Estadística de Israel insiste - por motivos que deben ser examinados - en contar a esos 250.000 residentes entre la población árabe israelí, con lo que se oficializa la cifra ficticia de que un 20% de los israelíes son árabes (independientemente de su religión).

Ha llegado el momento de utilizar la ocasión y aprovechar la presión internacional a fin de anular esa ley israelí para la mayor parte de las zonas "árabes" del este de Jerusalém, con la excepción de la Ciudad Vieja y sus alrededores. Desde ese momento, por ley, 250.000 palestinos ya no serán beneficiarios de esos subsidios y ventajas y las tarjetas de identidad israelíes le serán retiradas. Mientras tanto, el porcentaje de musulmanes árabes en la población de Israel disminuirá automáticamente de un falso 20% a menos del 16%.

Por otro lado, el mundo entero, incluida la Autoridad Palestina, tendría que alabar este movimiento, tal como lo ha estado exigiendo desde hace muchos años.

Una inmensa carga - en el plano político, de defensa, económico y de relaciones públicas - será retirada de nuestras espaldas cuando el estatuto de los palestinos del este de Jerusalém sea el mismo que el de los palestinos de Cisjordania. En cualquier caso, esto se producirá finalmente, según asegura todo el mundo, así que... ¿por qué no hacerlo ahora?

Israel, que cometió un error cuando adjuntó esas áreas - incluyendo un campo de refugiados y pueblos que nunca formaron parte de Jerusalém - debería corregir ese error.

Ha llegado el momento de hacer callar al mundo, salvaguardando nuestra verdadera Jerusalém, es decir, la ciudad vieja y sus inmediaciones. No hay necesidad de más, de hecho, más es menos. Una vez que se ponga fin a los beneficios sociales, vamos a ver como la tasa de crecimiento de esa población, muy beneficiosa para los palestinos gracias a esos beneficios sociales, se ralentizará.

Ha llegado el momento para que Israel deje de tartamudear frente a las iniciativas lanzadas por otros, la mayoría de ellos nada interesados por el bienestar israelí. Ha llegado el momento de que Israel tome la iniciativa y aturda a sus enemigos. Dejemos de ayudar a nuestros enemigos, como lo hicimos en el sur del Líbano y como lo estamos haciendo en la Franja de Gaza en cierta medida hasta este día. En cambio, es necesario que asumamos nuestra responsabilidad.

¿Así que nos están presionando? Bueno, ha llegado el momento de poner las cosas en orden y corregir una realidad equivocada.

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