Thursday, June 17, 2010

Una vergonzosa evasión de la responsabilidad - Shlomo Avineri - Haaretz

La decisión de nombrar un comité que examine los aspectos de derecho internacional de los acontecimientos que rodearon el incidente de la flotilla hay que celebrarlo, pero no es suficiente. La decisión evita la necesidad de examinar las causas de la extensión total en la vida política de Israel del fracaso diplomático y moral en el tratamiento del incidente de la flotilla. El examen de los aspectos operativos de la acción por parte del IDF también es insuficiente para responder a las preguntas inquietantes sobre cómo se tomó la decisión y quienes la tomaron.

Tampoco es suficiente elogiar a los soldados - que actuaron correctamente en circunstancias muy difíciles - o culpar al primer ministro de Turquía, que merece toda posible crítica. La disposición de quienes tomaron las decisiones de examinar todo excepto a sí mismos es grave desde la perspectiva de la democracia y de la moral. Se trata de un fraude vergonzoso en cuanto a la responsabilidad. Lo que viene a continuación debe ser examinado.

La decisión de abordar la flotilla en la forma en que se ejecutó no fue tomada ni por el propio gabinete ni por el gabinete de seguridad. Del mismo modo, los miembros del foro de siete ministros de alto nivel aparentemente tampoco conocían los detalles. Parece que el asunto se decidió entre el primer ministro y el ministro de Defensa.

Las decisiones de este tipo no deben hacerse de esta manera. Como director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, fui socio en las discusiones y decisiones que originaron la Operación Entebbe. La operación fue discutida y aprobada por varios niveles: hubo discusiones entre el primer ministro Yitzhak Rabin, el ministro de Defensa Shimon Peres y el ministro de Exteriores, Yigal Allon, y ello en presencia del jefe de personal del IDF, del jefe del Mossad, del jefe de la Inteligencia Militar, del asesor del primer ministro en cuestiones de terrorismo y de otras personas. Después la cuestión se presentó al gabinete en pleno para su debate y autorización, y el primer ministro se la comunicó al jefe de la oposición (Menachem Begin) y al presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Knesset y del Comité de Defensa (Yitzhak Navon).

El hecho de que el secuestro del avión de Air France en Entebbe fuera una completa sorpresa para todos, el que no hubiera una amenaza inmediata para la vida de cientos de israelíes y que los preparativos de la operación se llevaran a cabo en total secreto, no fue obice para las discusiones detalladas y para la toma de decisiones a diferentes niveles, sin fugas y al mismo tiempo con éxito al engañar a los secuestradores.

La flotilla, sin embargo, fue un acto público cuya fecha se conocía de antemano, y el IDF, la Marina y la policía habían estado preparándose durante semanas. Los medios de comunicación fueron alimentados con los detalles operativos, destinados tal vez a una autoglorificación, pero esto ciertamente no hizo la operación más fácil.

Los israelíes tienen derecho a saber si los que tomaron las decisiones consideraron las implicaciones estratégicas para las relaciones con Turquía por el hecho de abordar un buque en alta mar que enarbola la bandera turca y lleva a civiles turcos. ¿Se mencionó esto? ¿Se avisó o se tomó en cuenta a las autoridades turcas? ¿Alguien pregunto qué pasaría si los civiles turcos morían?

¿Fue consultado el Consejo de Seguridad Nacional, un socio - según lo dispuesto actualmente por la ley - en las consultas y los preparativos? ¿Los responsables políticos tenían información sobre quienes habían embarcado en los barcos, y si no fuera así, quién es el responsable de este fracaso de inteligencia?

¿Hubo algún debate sobre si los barcos debían detenerse cuando se acercaban a la zona de exclusión o bien a casi 100 kilómetros de las costas de Israel y de la Franja de Gaza, lo que finalmente ocurrió? Después de todo, desde la perspectiva del derecho internacional, esta cuestión tiene una importancia crucial, ésta es la diferencia entre una acción legítima y la piratería.

¿Fue el viaje del primer ministro al extranjero, en la víspera de la operación, un error de juicio? Durante los preparativos de Entebbe, Rabin canceló un importante viaje a Teherán para una reunión secreta con el Sha de Irán.

Después de lo que se dijo en la Comisión Winograd sobre las decisiones que se toman en Israel, es imposible escapar a estas preguntas. No se trata de "quien es el culpable", sino de "quién es el responsable". Cuando realmente podríamos enfrentarnos a peores desafíos, los israelíes tienen derecho a saber cómo sus líderes tomaron sus decisiones y si podemos confiar en su juicio. No es el destino y el futuro de los que tomaron las decisiones los que se encuentran en la balanza, sino más bien la suerte y el futuro del Estado de Israel.

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