Desenganchémonos de Gaza de una vez por todas - Shlomo Avineri - Haaretz



El "mayor guetto o campo de concentración a cielo abierto" del mundo, y con enormes y gravísimas carencias humanitarias y de todo tipo, acaba de estrenar un coqueto y bien surtido Mall (grandes almacenes con multitud de tiendas y firmas, por así decirlo). ¿Será para que hagan allí sus compras los próximos flotilleros?
Incluso aquellos que no son fans del ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, deben admitir que su plan para invitar a los ministros extranjeros a visitar la Franja de Gaza es un paso creativo y positivo. La iniciativa también podría simbolizar la retirada final de Israel de Gaza, la consumación de un proceso que nunca se completó debido principalmente a la oposición formulada por el establishment de Defensa que solamente ha tendido a considerar la cuestión de Gaza a partir de una perspectiva exclusivamente de seguridad, haciendo abstracción de los enormes daños que el bloqueo ha causado a Israel.
Si Israel afirma que no hay crisis humanitaria en la Franja de Gaza, no hay razón para evitar las visitas a la zona como se ha hecho en el pasado. Y es que da la impresión de que, después de decenas de años de control de Gaza, de una ocupación que no pudo impedir el ascenso de Hamas y el almacenamiento y contrabando de armas, Israel tiene dificultades a la hora de liberarse de un sentimiento de control y autoridad. A pesar de que podría poner ciertos peros a algunos de los motivos de Lieberman, ahora es su turno para llevar a cabo una compleja serie de medidas que pongan fin a una política que Ariel Sharon comenzó con un amplio apoyo público: la liberación de Israel del control y de la responsabilidad sobre Gaza.
Después de evacuar a los colonos israelíes de Gaza, nos encontramos inmersos en una situación absurda. Israel ya no ocupa Gaza, pero puesto que retiene el control de los puntos de cruce y la costa permanece en sus manos, se ha creado una situación que no tiene paralelo en el mundo: Israel no tiene ningún control, pero es considerado como responsable de Gaza. Del mismo modo, la absurda idea de imponer un bloqueo a 1,5 millones de personas con el fin de "presionar" a Hamas para que liberara a Gilad Shalit ha sido un fracaso sin paliativos, además de adolecer de un defecto moral fundamental. Y la idea de que cualquier tipo de política israelí determinará quién gobierna a los palestinos, y así debilitar o fortalecer a Hamas o Mahmoud Abbas, no es más que pura arrogancia.
Si el plan del ministro de Asuntos Exteriores gana el apoyo del primer ministro y del establishment de Defensa y se lleva en efecto a cabo, Israel permitiría a la Unión Europea asumir la responsabilidad del desarrollo de las infraestructuras en Gaza y la supervisión de la carga que entra en la región, en coordinación con funcionarios de seguridad israelíes. Las implicaciones de esta evolución son complejas, e incluso si la UE no mantiene contactos directos con Hamás, resulta evidente que estas medidas no pueden adoptarse sin algún tipo de coordinación con el gobierno de Ismail Haniyeh. La Autoridad Palestina, y quizá la administración Obama, no serán unos entusiastas de este tipo de evolución, pero sin duda sería conveniente a los intereses israelíes.
Es cierto que uno de los motivos del ministro de Exteriores podría ser reducir las posibilidades de que se forjara un acuerdo entre Fatah y Hamas, al mejorar el estado de la Franja de Gaza como una entidad separada. Pero hasta ahora, incluso en ausencia de la iniciativa de Lieberman, todos los intentos de obtener un acuerdo han fracasado. Los residentes de Gaza y los de Israel son los que han pagado el precio de estos fracasos. El Estado de Israel debe acostumbrarse a la idea de que su frontera con Gaza debe ser vista de forma similar a la existente con Siria. En pocas palabras, Gaza es un país extranjero, y el hecho de que su gobierno sea muy difícil de aceptar para Israel resulta irrelevante. Después de todo, el gobierno de Damasco no está dirigido precisamente por los “amantes de Sión”.
La izquierda de Israel debería apoyar la idea de que la Unión Europea tome la responsabilidad efectiva sobre el desarrollo de la Franja de Gaza, incluso si fue Lieberman quien lo propuso. Cualquiera que quiera ver esta idea como una especie de neocolonialismo europeo es libre de hacerlo. El hecho importante es que después de llegar a la decisión estratégica de retirarnos de Gaza, y después de estar al borde de una revuelta civil como consecuencia de esta decisión, Israel debe terminar el trabajo. Y si la Unión Europea está tan preocupada por los aspectos humanitarios de la vida en Gaza, debería tomar las riendas de esa responsabilidad con sus propias manos.
Labels: Europa equidistante, Gaza
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