Tuesday, July 20, 2010

La "alianza laboral" entre islamistas e izquierdistas (El caso Mármara Mavi como metáfora - Dave Rich - Standpoint)



La alianza "laboral" entre islamistas e izquierdistas surgió en Gran Bretaña de las manifestaciones anti-israelíes tras el inicio de la Segunda Intifada en octubre del 2000, las cuales precedieron al 11-S y a las protestas contra la guerra en Irak. Una década después, el antisionismo y el conflicto israelo-palestino continuó fortaleciendo su núcleo motor. No existe otro conflicto en el mundo que haya motivado tanto a los activistas islámicos y de izquierda a cooperar como demuestra el ejemplo de la flotilla que se dirigió hacia Gaza a finales de mayo con las consecuencias que aún se escuchan en el Oriente Medio y más allá.

El Marmara Mavi, que contuvo a la mayor parte de los activistas, es una metáfora en gran manera de la alianza de izquierdistas-islamistas. Había principalmente dos grupos de personas a bordo: los islamistas, principalmente de países musulmanes y en consonancia con, o miembros de, los Hermanos Musulmanes; y los izquierdistas occidentales, europeos y norteamericanos, miembros de una variedad de campañas pro-palestinas y grupos de acción directa. Lo sorprendente es que a pesar de que compartían el fin político y el espacio físico de la nave, tenían narrativas totalmente diferentes de por qué estaban allí, la forma en que intentaban cumplir sus objetivos e inclusive, y en primer lugar, la organización de la flotilla.

La versión islamista, según lo expresado en varias entrevistas de los participantes y organizadores a medios de comunicación árabes y turcos, presenta a la flotilla como una iniciativa de Hamas y de sus partidarios - sobre todo en consonancia con los Hermanos Musulmanes - en varios países. El principal organizador fue el IHH de Turquía, el cual tiene vínculos de larga fecha con Hamas; el objetivo europeo de la flotilla, de acuerdo con el dirigente del IHH Bulent Yildirim, fue coordinada por el activista de Hamas con sede en Londres, Mohammed Sawalha. Sus raíces políticos vienen, muy probablemente, de la Declaración de Estambul de febrero de 2009. Esta declaración, firmada por el famoso Daud Abdullah y también por el propio Sawalha, provenía de una conferencia llevada a cabo para elaborar una estrategia internacional de apoyo a Hamas después de la guerra en Gaza el mes anterior. El objetivo palestino de la flotilla fue manejado exclusivamente por Hamas en Gaza, como en los casos anteriores de convoyes por tierra. Estos hechos no son impugnados por cualquiera de los islamistas presentes en el incidente. El diputado yemení Muhammad al-Hazmi, de la del partido al-Islah, alineado con los Hermanos Musulmanes, y fotografiado a bordo del Mármara Mavi blandiendo una daga ceremonial de Yemen, relató cómo los participantes se reunieron con Sawalha y Bulent Yildirim (IHH) al llegar a Estambul, antes de asistir al 25º aniversario de la Federación de Organizaciones Islámicas en Europa - una red por europea de todos los grupos afines a los Hermanos Musulmanes - celebrado en Estambul la semana antes de que la flotilla zarpara.

Un tema dominante surgió en las numerosas entrevistas dadas por los islamistas presentes en la flotilla antes, durante y después del incidente: se trataba de una búsqueda de la jihad o del martirio, o en los términos específicos más utilizados, llegar a Gaza o morir en el intento. En diciembre del año pasado, cuando esta flotilla se anunció por primera vez, Sawalha le dijo al diario de Hezbolá "al-Intiqad", que "la próxima vez la confrontación se dará directamente con el enemigo sionista en alta mar". Sus palabras resultaron misteriosamente proféticas. El partido islamista argelino Movimiento de la Sociedad por la Paz, cuyo líder estuvo a bordo, publicó fotos de la flotilla con la leyenda: "Fotos de los muyahidines de Argelia". De acuerdo con las afirmaciones de un periodista árabe a bordo del Mármara Mavi, el "fervor religioso estuvo muy presente durante todo el viaje... Hubo gritos de Alláh Akbar y la gente recitaba el Corán. Me hizo sentirme como si estuviera de camino a una conquista islámica". Un miembro de la delegación jordana dijo posteriormente, "nuestro deseo era regresar embutidos en sudarios y dar la vida por la causa de Alláh". Furkan Dogan, el turcoamericano muerto durante el abordaje, escribió en su diario poco antes: "Creo que no queda mucho para el momento del martirio. ¿Hay algo más digno? Si lo hay, debe ser mi madre. No estoy seguro de eso. ¿Qué es mejor, la compasión de mi madre o morir por una causa noble?"

Morir por una causa noble no estaba en la agenda de todos esos izquierdistas occidentales, europeos y norteamericanos, a bordo de la flotilla. Para ellos, se trataba de una especie de Peace Boat con suministros humanitarios para los sufrientes palestinos. También tenían el propósito político de que el levantamiento del bloqueo israelí permitiera el libre paso de bienes y personas dentro y fuera de Gaza. En su narrativa se veía a Gaza como algo similar al gueto de Varsovia, y a la flotilla como un moderno puente aéreo a Berlín (primeros años de la guerra fría). Que sus productos pudieran ser entregados al gobierno de Hamas en Gaza para su distribución era sólo un hecho circunstancial que no representaba el verdadero objetivo ideológico. (Comparen esto con las palabras de Mehmet Kaya, quien dirige la oficina de IHH en Gaza: "Nosotros sólo trabajamos a través de Hamas, aunque nosotros no limitamos nuestra ayuda a sus seguidores. Consideramos a Israel y a las Naciones Unidas como terroristas, no a Hamas").

A pesar de que debieron considerar la posibilidad de correr peligro, no hay vídeos que indiquen que los izquierdistas occidentales dieran la bienvenida a la perspectiva del martirio. Pocos parecen haber esperado que aquellos que se resistieron al abordaje israelí usaran tal nivel de violencia para impedirlo. Los anteriores esfuerzos para llegar a Gaza por vía marítima o bien fueron permitidos sin ser molestados, o bien fueron interceptados en el mar sin violencia, además no tenían conocimiento de ninguna razón para imaginarse que esta vez fuera diferente.

En lugar de ver esta acción como una operación de los Hermanos Musulmanes, los izquierdistas la contemplaron como una acción con un más variado y difuso trasfondo. Algunos procedían de grupos establecidos como Free Gaza Movement, Palestine Solidarity Campaign o Viva Palestina, mientras que otros procedían del International Solidarity Mouvement o de diversas campañas a favor de los palestinos de sus pueblos y ciudades. Esto refleja una red descentralizada que ha llegado a caracterizar las campañas de la izquierda en muchos países occidentales. Pero sobre todo, era también la forma en que se percibía y se informaba de ellas en los medios occidentales. Incluso el ministro de Exteriores William Hague lo describió como "grupos de individuos de diferentes países que trabajando juntos tratan de obligar a los gobiernos a cambiar de rumbo y para ellos buscan llegar a una audiencia global". La idea de que se trataba de un proyecto inspirado por Hamas, organizado a través de las redes de los Hermanos Musulmanes como parte de su guerra asimétrica contra Israel, no es sólo estaba ausente en la mayoría de las interpretaciones occidentales de lo que luego pasó, sino que era activa y desafiantemente despreciada. El periodista del Guardian, Nicholas Lezard, por ejemplo, tenía poco tiempo para considerar la idea de que "la debacle fuera en realidad una obra de suprema astucia por parte de Hamas, deliberadamente diseñada con el fin de desacreditar a Israel a los ojos del mundo". Él consideraba esta acusación como un invento de la propaganda pro-israelí, a pesar de la evidencia de notables de Hamas asegurando que esa era la verdad. Lezard continuaba: "Yo y la sección de Opinión de este periódico será denunciada ya sea como cómplices de Hamas, por antisemitas, o por ambas cosas. Al parecer, la presentación de informes imparciales e impecables de esta miserable parte del mundo es categóricamente imposible". La cuestión no estriba en si la narrativa islamista de quienes organizaron la flotilla era la correcta, y no la equivocada de los izquierdistas, y mucho menos si Lezard y el Guardian son comparsas de Hamas o antisemitas. Más bien, se trata de que las visiones de lo ocurrido de los islamistas y los izquierdistas no entrar en el pensamiento del otro. Lezard tiene razón al apuntar que la información imparcial sobre este tema es algo extremadamente raro, pero no por las razones que parece creer.

A bordo del buque, no hay ninguna duda de cuál de estos grupos fue el dominante. Los miembros del IHH parecen haber tenido una incontestable autoridad sobre el barco, incluso sobre su capitán y la tripulación, declarando partes del buque inaccesibles, excepto para ellos mismos. Los vídeos muestran a pasajeros cantando y celebrando la próxima batalla contra los judíos al grito de "!Ya Khybar Khybar Yahood!" (El cual evoca la derrota militar y el sometimiento de una tribu judía por parte del profeta Mahoma en el 629 d.C.) Esto no parece ser nada comparable a posibles vídeos de izquierdistas tocando la guitarra y cantando Imagine o la Internacional. Pero la cuestión es que sigue una tendencia general en la cooperación entre la izquierda y los islamistas, que suele desencadenar en una islamización del discurso de la izquierda, en lugar de una secularización del lenguaje islamista. Después de la incursión israelí en el Mármara Mavi que dejó nueve muertos, islamistas e izquierdistas por igual hablan el lenguaje de los mártires y del sacrificio.

Es injusto e inexacto etiquetar a los participantes de la izquierda como idiotas útiles. Sus razones para la acción son auténticas y sus esfuerzos humanitarios por lo menos tienen coherencia política. Se trata simplemente de que, si bien los izquierdistas estaban involucrados en gran cantidad y, presumiblemente, hicieron una gran contribución a la recaudación de fondos y bienes, esta contribución no logró ningún beneficio político para la izquierda palestina. Una cosa en la que estaban de acuerdo islamistas e izquierdistas es en que su proyecto tenía la doble vertiente de objetivos humanitarios y políticos. Sin embargo, mientras que los productos que con el tiempo llegaron a Gaza a través del puerto israelí de Ashdod presuntamente ayudaron a los palestinos de a pie - cumpliendo así el objetivo humanitaria -, no hubo ningún beneficio político para la izquierda palestinos en esta operación, ni tampoco no parece haber existido un plan para otorgarles parte de la gloria.

Este es el punto más notable de la alianza en Europa de izquierdistas e islamistas. El islamismo, a nivel mundial, es un movimiento con energía, recursos, autoconfianza y, en algunos países, el poder real. El socialismo es todo lo contrario. Ha fracasado en el poder y ha perdido su certeza ideológica hace ya mucho tiempo, certeza reemplazada por un vago y, a veces, contradictorio, conjunto de ideas: contra la globalización, por el ecologismo, el antiimperialismo y así sucesivamente. Esto no es una alianza de iguales. izquierdistas europeos, tan acostumbrados a ser el socio menor en su cooperación con los islamistas en el país, han renunciado a cualquier pretensión de que su apoyo a Hamas y otros movimientos islamistas es una de compromiso crítico, o que prefieren trabajar con las fuerzas laicas, liberales en la sociedad palestina (o incluso la suya). En este sentido, la flotilla es una metáfora de toda la alianza de izquierda islamista. Un viaje sobre el que los izquierdistas tienen una apariencia de influencia, pero poco control real, en una confrontación que no sean de su propia creación, de que no pueden sacar beneficio político.

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5 Comments:

Blogger Renton said...

Iñaki Gabilondo: Vivimos en una dictadura...

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5:01 AM  
Blogger Renton said...

La Vanguardia
Gaza sigue intensificando un puritanismo propio del islam más rígido. Ahora las mujeres no podrán fumar el narguile en público, por ser "indecoroso" ni caminar solas.

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5:09 AM  
Blogger José Antonio said...

¿Iñaki revolucionado o revolucionario?

Lo tiene muy fácil, como casi todos estos millonarios de la izquierda adeptos a la revolución permanente de no se sabe que.

Creo que la empresa que le paga, Prisa, tuvo que negociar con una de esas empresas de especuladores americanos para seguir existiendo y pagando nóminas, entre ellas su sueldo.

Así que sólo tiene que dirigirse a la sede social de Prisa, entrar en los despachos de sus jefes y también amigos, y soltar el Sermón de la Cuatro. O sea, renunciar a su pasta.

Qué valor más sereno el suyo, prefiere que le vean todos y soltar la filípica por la tele

1:56 AM  
Blogger Renton said...

Peeeero... tiene razón.

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2:02 AM  
Blogger José Antonio said...

"la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo..."

Miguel de Cervantes, un becario de Iñaki

1:36 AM  

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