Tuesday, November 30, 2010

Un Plan B - Shlomo Avineri - Haaretz



Las dificultades que el presidente de los EEUU Barack Obama ha encontrado a la hora de tratar de conseguir que los israelíes y los palestinos se sienten en la mesa de negociaciones muestran lo difícil que será conseguir un acuerdo de paz, incluso si las negociaciones se reanuden. Cualquiera que piense que los americanos, que durante 18 meses no han conseguido que las negociaciones continuaran, serán capaces de superar las diferencias que separan a las partes en las conversaciones se alimenta de ilusiones peligrosas. Si es tan difícil de superar el problema de la congelación de la construcción, ¿cómo será posible lograr un entendimiento sobre los temas centrales - fronteras, asentamientos, Jerusalén y los refugiados?

Por consiguiente, Israel debería elaborar un plan alternativo y anunciar que lo llevará a cabo si las negociaciones fracasan. El plan debe basarse en medidas unilaterales, sin esperar contrapartidas por parte de los palestinos, pero tratando de proteger los intereses de Israel de un posible callejón sin salida. Este plan alternativo, al que denominó el Plan B, también representaría una iniciativa israelí por vez primera. Hasta ahora, Israel sólo ha reaccionado a lo que se le ha propuesto y esa actitud ha sido percibido como rechazo.

Los principales elementos del plan serían:

1.- Israel levantaría el asedio a la Franja de Gaza. El asedio no ha logrado sus objetivos (derrocar al régimen de Hamas y la liberación de Gilad Shalit). Asimismo, también ha presenta do a Israel como la parte agresiva que maltrata a una población civil que es percibida como la víctima.

Israel debe anunciar que va a permitir el libre paso de bienes, que no sean armas, en Gaza, y debería invitar a las organizaciones internacionales (Unión Europea) a enviar observadores a los puntos de cruce.

2.- Israel anunciar que va a transferir el control de la zona C (de la Ribera Occidental) a los palestinos, en coordinación con las fuerzas de seguridad palestina locales, y que continuará con su política de facilitar las condiciones en los puestos de control en la Ribera Occidental. Todo esto estaría sujeto a que continuara la calma en dicha zona.

3.- Israel permitirá el paso, bajo supervisión, de los bienes de la Ribera Occidental a los puertos israelíes.

4.- Israel evacuará los asentamientos avanzados ilegales de la Ribera Occidental, ya que se había comprometido a ello en el pasado.

5.- Un generoso programa de compensación de una evacuación se establecerá para los colonos de Cisjordania que deseen regresar a Israel.

6.- Israel detendrá la construcción en los asentamientos judíos más allá de la valla de seguridad.

Dado que este plan no está condicionado a las negociaciones con los palestinos, Israel no solicitará nada a cambio por su aplicación, aunque los pasos que hagan los palestinos en lo referente a cambios en su retórica sobre el derecho de los refugiados al retorno y los cambios en los programas escolares palestinos que ignoran la existencia de Israel serían bienvenidos.

Por supuesto, algunas personas se oponen a estas ideas con el argumento de que Israel está haciendo concesiones a los palestinos sin recibir nada a cambio. Tales objeciones están equivocadas. El plan se basa realmente en lo que la mayoría de la opinión pública israelí sostiene como base para un acuerdo de paz con los palestinos. Tan extraño como pueda sonar, un consenso bastante amplio se puede crear en torno a dicho plan, y que abarque desde al Meretz hasta Israel Beiteinu. El plan, quizás, hasta también podría animar a los palestinos a ser más flexible en las negociaciones, y sería bienvenido, aunque no con entusiasmo, por Occidente como una alternativa al fracaso negociador.

Ehud Barak cometió un grave error como primer ministro en 2000 cuando fue hasta Camp David sin un plan alternativo. Ese error no debe repetirse. La elección no es sólo entre la paz y la guerra. Siempre hay una tercera vía y uno debe estar dispuesto a seguirla.

Uno de los grandes líderes sionistas antes del establecimiento del Estado, Arthur Ruppin, que en un momento dado vio con buenos ojos al movimiento pacifista Brit Shalom, finalmente desesperaba de la posibilidad de llegar a un acuerdo. Dijo que "lo que podemos ofrecer a los árabes no lo van a aceptar, y lo que ellos sí desearían aceptar, no podemos ofrecérselos". Ha llegado el momento de entender que tenemos que tratar de dar forma a nuestro destino nosotros mismos, en vez de dedicarnos a esperar a Godot.

Labels: ,

1 Comments:

Blogger Goelet said...

qué ofrecen ellos? a qué están dispuestos a renunciar? es una pregunta que nunca tiene respuesta.

5:20 PM  

Post a Comment

<< Home