Sunday, December 05, 2010

La audacia del diputado del Shas Haim Amsellem - Yair Sheleg - Haaretz



(Haim Amsellem es un diputado "rebelde" del Shas que ha sorprendido por su franqueza y enfoque creativo con respecto al judaísmo en el mundo moderno y en su reivindicación de la utilización de los enfoques religiosos y legales sefardíes para ayudar a encontrar soluciones a los problemas existentes dentro de la sociedad israelí.

Una de sus más controvertidas afirmaciones, sobre todo por su procedencia religiosa, es que no existe ninguna virtud en vivir en la pobreza si la masiva asistencia al estudio en las yeshivase desemboca en un callejón sin salida para aquellos que no teniendo una especial disposición para dichos estudios se encuentran al llegar a la edad adulta sin experiencia laboral y padres de familias numerosas
)


El debate público se ha centrado en el Rabino Haim Amsellem, pero por desgracia, como era de esperar, en su aspecto político menos interesante: el conflicto entre el diputado Amsellem y su partido, es decir, su enfrentamiento con el máximo dirigente en la Knesset de su partido, el ministro del Interior Eli Yishai, y con el venerado líder espiritual del Shas, el rabino Ovadia Yosef. En definitiva, en un conflicto entre un diputado "rebelde" y los dirigentes de su partido, lo que inevitable y especialmente llama la atención cuando se supone que los miembros del partido deben funcionar como un coro obediente. Pero el affaire Amsellem tiene también otra serie de aspectos, de muchos de los cuales apenas se ha hablado.

En primer lugar, está el problema socio-religioso. Amsellem no sólo ha desafiado a Yishai y al Rabino Yosef, su actitud es un reto a toda esa estructura por la cual el mundo sefardí de la Toráh se muestra subordinado al Rabinato asquenazí, subordinación aún más chocante cuando se suponía que la creación del Shas debía terminar con ella. Esta cuestión es un drama social fascinante que también puede tener un impacto político enorme si un nuevo partido sefardí, seguidor del espíritu defendido por Amsellem, surge para competir con el Shas.

Haim Amsellem también pone de relieve la cuestión de la diferencia esencial entre los mundos de los sabios religiosos sefardíes y asquenazíes. El profesor de la Universidad Bar-Ilan, Zvi Zohar, una autoridad en las decisiones religiosas sefardíes, ha argumentado durante años que una nueva perspectiva que promueva una mezcla de la ley judía y de la modernidad podría surgir desde el ámbito sefardí. Pero en las últimas décadas han existido pocas pruebas que refrendaran su teoría. ¿Podría ser el affaire Amsellem un presagio de un nuevo renacimiento en la ley judía, o sería una excepción que solamente refrendaría esa subordinación? Esta cuestión también es un importante dilema socio-religioso.

La inusual audacia de Amsellem también nos ofrece una luz humillante sobre muchos rabinos religiosos sionistas que han hecho oír su voz sobre cuestiones que están actualmente en la agenda, como las políticas de conversión y para eludir ese proyecto, u otras temas como la participación en el mercado de trabajo y las actitudes sobre la educación superior. Estos rabinos han optado por camuflar sus puntos de vista sobre estos temas, sólo para evitar acusaciones de que están "dando munición a los laicos". No menos importante, la audacia de Amsellem arroja una luz desfavorable sobre el silencio de la comunidad laica, sobre todo en lo referente a las penurias de los nuevos inmigrantes que quieren vivir como judíos, especialmente aquellos que ya se han convertido pero cuyo estatus es aún disputado (por no aceptarse el procedimiento de su conversión).

Incluso los aspectos fundamentalmente políticos del affaire Amsellem han sido muy debatidos, y no de forma restrictiva. Las referencias del diario oficial del Shas "Yom LeYom" a Amsellem como perteneciente a "la semilla de Amalek" y otros diversos insultos, han sido recibidas como otros ejemplos de una "excentricidad exótica" derivada de una terminología religiosa preocupante. Tales descripciones no han sido interpretadas como una especie de incitación al asesinato, cuando sus connotaciones religiosas deberían tenerse en cuenta.

El debate público general parece perderse la imagen más sobresaliente de esta terminología: ¿Por qué el discurso de la comunidad religiosa es tan violento?. Después del asesinato de Yitzhak Rabin en 1995, debería haber quedado claro que estas expresiones no deberían tener lugar en el discurso religioso interno. Por el contrario, a la luz de la renovación y el fortalecimiento de la religión en nuestro mundo - un fenómeno que tiene dimensiones espirituales entrañables, así como otras preocupantes -, esta cuestión debe tener prioridad en el debate público.

En resumen, habría que decir - paradójicamente como una muestra de apoyo a Amsellem - que debería regresar a la Knesset y a su escaño. Hablar acerca de cómo representa al "verdadero espíritu" del Shas, suena como una especie de chachara conveniente porque todos sabemos que las políticas del Shas están determinadas por unas instituciones bien definidas, no por las interpretaciones de un rabino dedicado a la política. Dentro de un espíritu de respeto por lo que Amsellem está haciendo, se puede afirmar que su ahorcamiento en el altar no se ajusta a su audaz posicionamiento. Amsellem debería abandonar noblemente un club que no le quiere y competir en las próximas elecciones a la Knéset por el lugar que se merece.

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