Israel debe actuar con cautela durante la primavera árabe - Aluf Benn - Haaretz

La política regional de Israel se reduce a levantar barreras de seguridad económicas, y más importante, las culturales que le separan de su vecindad inmediata. El sueño de Shimon Peres de un "nuevo Oriente Medio", basad en la cooperación regional, hace ya mucho tiempo que ha sido dejado de lado y reemplazado por la "ciudad en la selva", el enfoque adoptado por Ehud Barak y Benjamin Netanyahu, donde ven a Israel como el bastión progresista de Occidente en un Oriente Medio lleno de árabes y musulmanes.
En su discurso ante el Congreso el pasado mes, el primer ministro Netanyahu citó al novelista inglés George Eliot, uno de los precursores del sionismo en el siglo XIX, quien dijo que un Estado judío "brillaría como una estrella brillante de libertad en medio del despotismo de Oriente". Esta es la base para la política de Netanyahu de "paz económica". Como ministro de Hacienda en la última década, habló de un crecimiento económico tras una barrera de separación, al estilo del modelo de Corea del Sur de cara a Corea del Norte. Como primer ministro, ha demostrado en los últimos dos años que el truco funciona. Israel disfrutó de calma en sus fronteras y de auge económico, mientras que los países de la vecindad se hundían en una crisis social y en una decadencia gubernamental antes de ser engullidos por las revoluciones.
Las manifestaciones en la valla fronteriza en los Altos del Golán el Día de la Nakba el mes pasado, y en este mes el Día de Naksa, terminó con ese idilio y mostró a los israelíes que no están aislados de lo que está sucediendo al otro lado de la barrera. Treinta y siete años de calma en los Altos del Golán llegaron a un abrupto final solamente por que el régimen de Bashar Assad está luchando por su vida.
La gran mayoría de los israelíes todavía están aislados de las revoluciones de la primavera árabe. Majdal Shams, la aldea drusa en los Altos del Golán, donde las manifestaciones tuvieron lugar, se sitúa en el punto extremo, en la última curva antes de la subida a las pistas de esquí del monte Hermón. Sin embargo, los acontecimientos no se dejaron sentir en Tel Aviv, Jerusalén, Haifa y Rishon Letzion, cuyos residentes están planeando sus vacaciones de verano en el extranjero.
No obstante, los levantamientos regionales siempre han tenido un impacto profundo en la política exterior y de defensa de Israel. La revolución egipcia en 1952 llevó a los ataques transfronterizos de los fedayines de Gaza y del Sinaí. Las revoluciones en Siria durante la década de 1960 llevó a la Guerra de los Seis Días. Los intentos en Jordania de derrocar al régimen en 1958 y en 1970, dieron lugar a que Israel y Occidente estuvieran más cerca de los líderes de la casa real hachemita. La guerra civil libanesa llevó a Israel a una larga ocupación del sur de Líbano. La revolución iraní de 1979 forjó un enemigo declarado y poderoso de Israel. La guerra entre Irán e Irak y la Guerra del Golfo destrozaron el "frente oriental". El colapso de la Unión Soviética, que había apoyado a los regímenes árabes radicales, fomentó el proceso de paz de la década de 1990. Los cambios internos en Turquía privaron a Israel de un aliado importante y desembocó en la crisis de la flotilla del año pasado.
Esta larga lista muestra que la actual ola de revoluciones en los países árabes tendrán un efecto mucho mayor sobre la política exterior y de defensa de Israel en los próximos años de lo que ahora parece. El miedo a la revolución egipcia ya ha provocado que Netanyahu acelere la construcción del muro en la frontera sur y que se hable del aumento del presupuesto de defensa. Las luchas internas en Siria son especialmente peligrosas para Israel debido a su proximidad geográfica, el poderío militar de Siria y su conexión con Hezbolá e Irán, además de la controversia sobre los Altos del Golán. Todas las señales indican que los disturbios no harán sino aumentar, poniendo en duda la supervivencia de una Siria a unida.
Israel debe tener cuidado de no ser absorbido por las luchas internas en el mundo árabe, o en enredarse en guerras innecesarias. Al mismo tiempo, debe sondear oportunidades estratégicas - por ejemplo, un escenario en el que se sustituye el régimen de Assad por un gobierno pro-occidental que se separe de Irán y Hezbolá -. Israel tiene que buscar las grietas en la pared y al mismo tiempo fortalecer sus lazos con los Estados Unidos, cuyo sistema de alianzas regionales se ha visto afectado y ahora necesita de Israel más que en el pasado.
Labels: ABenn, Primavera árabe
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