Friday, July 08, 2011

El gran temor de la acomodada progresía israelí (¿Están los judíos ortodoxos colonizando las ciudades seculares israelíes? – Nathalie Rotshchild)



Ramat Aviv es un distrito del norte de Tel Aviv, el cual es conocido como un prospero barrio de tendencia liberal-izquierdista. Es el hogar de la Universidad de Tel Aviv, así como el de uno de los centros comerciales más elegantes de Israel. Además fue el escenario de un culebrón de larga duración titulado Ramat Aviv Guimel, es decir, la respuesta israelí a Beverly Hills 90210. La mayoría de los israelíes quizás se sorprenderían al descubrir que en Ramat Aviv se está produciendo lentamente una infiltración y “toma de control” por parte de los ultra-ortodoxos judíos.

La afirmación de esta supuesta toma de control ultra-ortodoxa está siendo realizada por un autodeclarado grupo de activistas seculares que han creado el Foro de las comunidades seculares (FSC). En su web Hiloni (es decir, "secular"), reseñan aquellas comunidades que están “invadiendo” los activistas ultra-ortodoxos, como el barrio de Ramat Aviv y otros distritos y pueblos de todo Israel, tomando edificios y espacios públicos, infiltrándose en el sistema educativo y atrayendo a la gente joven a las escuelas religiosas, a veces con la “ayuda de dulces”.

El fundador del FSC, Ram Fruman, un nativo de Ramat Aviv y gerente de un fondo inversor de capital riesgo, me explica que el 95% de los 20.000 residentes de Ramat Aviv son seculares, pero que el distrito también ha sido durante mucho tiempo el hogar de una pequeña comunidad de Dati'im Leumim, nacionalistas judíos religiosos. Ellos han vivido en convivencia con sus vecinos mayoritariamente liberales y de izquierda, nos asegura Fruman. Sin embargo, esta sección religiosa de la sociedad israelí se ha dividido en los últimos años con la aparición de los llamados Haredim Leumim, judíos ultra-ortodoxos nacionalistas. Junto con los Haredim antisionistas ultra-ortodoxos, estos Haredim Leumim han comenzado a trasladarse a las áreas seculares de Israel con la intención de cambiar su carácter, según afirma Fruman y sus compañeros seculares.

Fruman dice que su lucha es contra estos dos últimos grupos. Asimismo, nos desglosa su estrategia. "En primer lugar, colonos voluntarios vienen y preparan el terreno. Están organizados, saben cómo recaudar dinero y la manera de impulsar a los municipios para que puedan construir la infraestructura que permita que cada vez más lleguen otros. Esto incluye las sinagogas, los baños rituales, los jardines de infancia y las escuelas religiosas separadas para hombres, mujeres y judíos renacidos (vueltos recientemente a la observancia)". También han introducido con éxito los programas religiosos en las escuelas laicas, nos explica Fruman, a través de la “gestión de clases de estudios judíos” a través de un plan de estudios aprobado por el Ministerio de Educación [N.P.: Tomen nota que para estos judíos seculares y de izquierda los estudios judíos son sospechosos y contrarios a su carácter aparentemente de “judíos no judíos”].

"Mira este edificio". Fruman me señala una especie de caja de bloques de hormigón. "Es lo que solía ser una sala de cine. Alguna vez fue el centro de Ramat Aviv. Ahora es un kolel, una escuela religiosa. En la ventana se observa la publicidad de las clases de "pensamiento positivo". Fruman cree que los laicos se están convirtiendo en una minoría en Israel y que la sociedad en general ha sido muy complaciente frente a las cada vez mayores y mas potentes secciones religiosas. "Debido a la forma en que este país fue construido, con unos dirigentes seculares sionistas y sus visiones del mundo, y con la existencia de minorías de judíos religiosos y de árabes, no se ha centrado en garantizar los derechos de la gente secular". Fruman cree que la gente secular ahora tiene la necesidad de organizarse, porque los ortodoxos están tratando conscientemente de cambiar la sociedad secular.

Cuando Israel se estableció en 1948, el primer ministro del gobierno del país, David Ben-Gurion, realizó un pacto con la entonces pequeña y sobre todo antisionista población haredi. A cambio de apoyar a un Estado secular gozarían de ciertos privilegios, como estar exentos del servicio militar y la recepción de unos subsidios por sus estudios religiosos. En ese momento, los haredíes en Israel apenas representaban a unos centenares de personas. Hoy en día, las estimaciones de sus números van desde 450.000 a 740.000. Esto significa que lo que antes eran privilegios para una pequeña minoría ahora representa una vasta red de subsidios estatales y de beneficios, una fuente de mucha amargura entre los israelíes seculares. También significa que una amplia gama de facciones haredíes se han desarrollado, desde los explícitamente antisionistas a los que son indiferentes al sionismo y los que son muy pro-sionistas.

Fruman me dice que la mayoría de los laicos están preocupados por los privilegios que se han concedido a los judíos ortodoxos, pero que ahora el foco debe centrarse en los esfuerzos de esos judíos ortodoxos en transformar el carácter secular de las comunidades y convertir a los judíos seculares, especialmente a los jóvenes, en judíos religiosos.

A la luz de los intentos de los residentes de resistir la "invasión” de Ramat Aviv por parte de personas religiosas (unos 800 manifestantes salieron a las calles el año pasado en una protesta antirreligiosa), le pido a Fruman su opinión sobre el Comité de la Ley de Aceptación. Esta ley permite que pequeñas comunidades residenciales en el Negev y Galilea establezcan cortapisas y derechos de admisión para los que quieran instalarse allí. Su introducción en abril, provocó un acalorado debate, enfureciendo a muchos dentro de la izquierda liberal israelí ya que la contemplaban como una ley discriminatoria diseñada para cerrar la puerta de entrada a los ciudadanos árabes israelíes.

¿Fruman, a pesar de pertenecer a esa misma izquierda liberal israelí, daría la bienvenida a esa ley en Ramat Aviv como una forma de mantener fuera a los judíos ortodoxos? "Por un lado, sería una buena herramienta. Por otro lado, quizás sea excesivo. Si una persona religiosa quiere venir a vivir aquí porque considera que es un buen lugar para criar a sus hijos, me gustaría darle la bienvenida, siempre y cuando no tenga una agenda oculta" (N.P.: es decir, cuando esa izquierda liberal israelí despotrica ante ciertas realidades que tiene que sufrir en carne propia, y por lo tanto ya no se trataría solamente de retórica política, comienza a ver con buenos ojos ciertas cosas que antes rechazaba de plano. Aunque me temo que para ellos resulta obvio que los “árabes no tienen una agenda oculta”]

Sin embargo, respaldando o no esa ley, el resultado final es el mismo. El FSC está trabajando para establecer comisiones o comités encargados de la preservación de un cierto carácter - en este caso secular, pluralista y liberal – en los barrios y ciudades israelíes. Su mensaje, en efecto, es que a cualquier persona que “no respete adecuadamente la forma de vida secular” se le debería impedir vivir entre ellos o tener voz sobre cómo debe desarrollarse su comunidad. [N.P.: Todo un ejemplo de democracia al estilo izquierda liberal israelí].

Algunas personas han trazado un paralelismo entre estas campañas para asegurar la vigencia secular de esas comunidades y la de un grupo de rabinos de Safed, una ciudad del norte de Israel, quien recientemente instó a los judíos de dicha ciudad a que se abstuvieran de alquilar o vender pisos a los árabes. Esto se debió a que la ciudad ha registrado un aumento en la población estudiantil árabe [N.P.: y a los conflictos culturales generados por su desconocimiento de la vida y las costumbres religiosas muy vigentes]. Fruman insiste en que estas comparaciones no son válidas. "En Safed no existía un plan entre los árabes de conquistar la ciudad [N.P.: La rama norte del Movimiento Islámico de Israel sí ha instado en cambio a ello]. Hay una clara línea de separación entre la xenofobia y la oposición a grupos organizados que llegan a una comunidad desde el exterior y que tratan deliberadamente de cambiar su carácter". Sin embargo, mientras el temor de los rabinos de Safed era que los árabes alteraran el carácter judío de la ciudad, aquí el temor es que los judíos religiosos alteren el carácter secular de las ciudades.

Entonces, ¿cómo se explican estas personas de la izquierda liberal israelí el creciente interés por parte de los ortodoxos en convertir a las comunidades seculares? "Muchos de los colonos más extremistas [de Cisjordania] se han dado cuenta de que su lucha está por terminar. Por lo que han puesto en marcha algo que denominan Garin Torani [una red de ultra-ortodoxos sionistas], y cada vez más se asientan en poblaciones mixtas de árabes y judíos y en comunidades ultra-seculares del propio Israel, dentro de la Línea Verde. Ahora, de repente, en una escuela del barrio nacional-religioso de Ramat Aviv, han introducido una escuela con separación de sexos. Pero estas personas también tienen acceso directo a nuestros hijos, en las escuelas laicas, por ejemplo haciéndose cargo de la enseñanza de estudios judíos”. Fruman también nos explica que algunos ortodoxos esperan a la salida de las escuelas laicas para entregar información acerca de los grupos de estudios judíos. Otro activista secular llega incluso a afirmar que en Ramat Aviv los ortodoxos "se esconden entre los árboles y en los bancos para ofrecer a los adolescentes refrescos y dulce palabrería”.

Fruman nos comenta que desde la creación de la web Hiloni gente de todo el país se ha puesto en contacto compartiendo sus preocupaciones: "Me sorprendí al ver la extensión de este fenómeno". Los cerca de 2.000 miembros del FSC vienen de lugares tan alejados como Kfar Vradim, al norte, en la frontera con el Líbano, y de Omer, al sur, en la región del desierto del Neguev.

Durante nuestra conversación, Fruman da crédito al éxito de las invasiones de los ultra-ortodoxos, encabezadas por movimientos como Garin Torani, Jabad Lubavitch y Breslov (dos ramas del judaísmo hasídico), y lo achaca a varios factores: los ortodoxos, nos dice, hacen uso de una mezcla de "marketing agresivo", de la corrupción, de un apoyo financiero del extranjero y de la explotación del temor entre las autoridades a negar la libre práctica de su religión a los judíos ortodoxos.

Sin embargo, parece que estos israelíes seculares tan preocupados por la creciente influencia de los religiosos parecen no reconocer los valores genéricos de la sociedad secular, unos valores que por otro lado esa misma población secular ha sido incapaz de mantener y transmitir tras haber contribuido a definirlos. El proyecto sionista laico, encabezado por los emigrantes europeos y mantenido por la izquierda laica israelí, casi ha sido abandonado. El Partido Laborista israelí (anteriormente Mapai), que ha estado en el poder durante 50 de los 63 años de la existencia de Israel, prácticamente se ha desintegrado y ya no representa los valores centrales del sionismo. La vanguardia en la construcción del proyecto nacional sionista estaba compuesta por unas élites de ascendencia europea. Ramat Aviv se fundó en la década de 1950, después de una ola de inmigración de Europa del Este, y alberga una relevante conmemoración del sionismo de los pioneros que construyeron la nación, el Museo del Palmaj, que documenta las actividades de la fuerza de combate de la entidad pre-estatal clandestina, el Haganá, que más tarde fue integrada en las Fuerzas de Defensa de Israel.

Hoy, en cambio, es más probable encontrar esa creencia sionista entre los nacionalistas ortodoxos israelíes. El cambio de composición dentro del IDF revela con crudeza dicho cambio. El cuerpo de oficiales del denominado "ejército del pueblo", una vez el centro del proyecto sionista, hasta hace poco estaba compuesto principalmente por israelíes que procedían de la izquierda laica. Ahora ellos han sido sustituidos en gran parte por los nacionalistas religiosos, y existen cada vez más esfuerzos, y con éxito, a la hora de incorporar a los judíos ortodoxos en el IDF, y todo ello en un momento en el que la evasión del servicio militar entre los israelíes seculares y de izquierda va en aumento [N.P.: Es decir, a cierta gente de la izquierda israelí no les importaría que los nacionalistas religiosos y los ortodoxos les sustituyeran en esa engorrosa tarea. Ahora bien, siempre y cuando se les lavará de paso el cerebro y se les convirtiera en laicos progresistas del Estado del norte de Tel Aviv. Eso sería lo ideal].

Organizaciones como FSC tienen muchas preocupaciones válidas sobre la creciente influencia de los ortodoxos en materias civiles y con respecto a la indulgencia de las autoridades a la hora de satisfacer las demandas de la población religiosa - permisos de construcción y así sucesivamente -. Sin embargo, cuando la gente laica – en gran medida la élite política, económica, social y cultural - se concibe a sí misma como un “grupo explotado” que tiene necesidad de protección, y comienza para ello a relatar cuentos de hombres del saco vestidos de negro, con malvados haredíes al acecho entre los arbustos, nos hallamos ante un desplazamiento de la culpa, es decir, ante la creación de un chivo expiatorio que evite tener que evaluar críticamente el carácter cambiante de la sociedad israelí, o bien preguntarse por qué ese post-sionista Israel, propiciado en gran medida por esa izquierda liberal israelí, no ha creado una narrativa que inspire a la mayoría de los israelíes a adoptar sus valores liberales y progresistas.

Nathalie Rotshchild

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