Friday, July 29, 2011

La democracia israelí agobiada por las tradiciones soviéticas - Alexander Yakobson - Haaretz



Es muy poco políticamente correcto decir esto, pero se me permitirá ya que se trata de mi propia tribu: los actuales ataques a la libertad de expresión en Israel tienen un sabor ruso muy pronunciado.

Evidentemente, no todos los inmigrantes rusos apoyan esas iniciativas, y no muchos de ellos tampoco están directamente involucrados. Pero no nos engañemos, los ruso-hablantes, tanto desde en el Likud como en Israel Beiteinu, están jugando un papel importante.

Mucho se ha dicho, y con razón, acerca de la contribución positiva que los inmigrantes rusos han hecho a la sociedad israelí en muchas áreas. Pero cuando se trata de actitudes hacia la libertad de expresión, la mayoría de los representantes elegidos de este grupo está realizando una contribución negativa. Esto está probablemente conectado al “equipaje personal” de estos inmigrantes que llegaron de la Unión Soviética y la cultura política antidemocrática que existía en su tierra natal.

No hay nada nuevo ni sorprendente en esto. La mayor parte de las oleadas de inmigrantes que llegaron a Israel, ya sea del Este de Europa o del Oriente Medio, provenían de países no democráticos, en algunos casos muy antidemocráticos. Esto es lo que hace tan fascinante la democracia israelí: millones han llegado hasta aquí, la mayoría de países no democráticos, y aún así han contribuido a crear una democracia vibrante en el corazón del Oriente Medio, en medio del terrible calor de un difícil conflicto nacional en curso, en otras palabras, en condiciones particularmente hostiles a la democracia.

Eso es un logro enorme, pero ¿este logro se encuentra en peligro?

El ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, pidió recientemente querer investigar a ciertos grupos no gubernamentales de izquierda a los que llamó “organizaciones terroristas". En verdad, en sus palabras no había escasez de extremismo. Fue un discurso irresponsable e inflamatorio desde cualquier lugar del espectro político, y cada miembro de esas organizaciones debe sentirse realmente consternado por los comentarios incendiarios dirigidos contra ellos así como por aquellos que disculpan dicha retórica con paternal indulgencia. Pero en el caso de Lieberman, a diferencia de la mayoría de los demás, hay una sensación de que lo que dice se lo cree, que si dependiera solamente de él realmente sería capaz de tratar a esos izquierdistas que tan cordialmente detesta como miembros de una verdadera organización, y que los trataría como merecerían ser tratados: enviándolos a la cárcel.

Entonces, ¿qué va a suceder? Estoy apostando por el optimismo, tanto a corto como a largo plazo. Durante décadas, hemos estado escuchando hasta la saciedad que la democracia estaba en peligro y que el fascismo estaba en la puerta. Y durante todo ese tiempo, había más que unos pocos augurios negativos, existía preocupación y acontecimientos que justificaban esas advertencias. Pero no hay ninguna duda de que hoy en día Israel es un estado mucho más libre y más democrático de lo que era en la década de 1970, cuando la moda de prever el inminente final de la democracia israelí apareció por primera vez y comenzó a ponerse de moda [N.P.: ¿desencadenada con el comienzo del fin de la hegemonía política de la izquierda israelí?]

La cuestión de por qué sucedió esto, es decir, todas esas profecías de que viene el fascismo en un aparente desafío a todas las probabilidades y a todas las previsiones, se merece una discusión aparte. Pero en cualquier caso, la experiencia nos enseña que es mejor tomar todas las profecías acerca de la próxima destrucción de la democracia en Israel con una pizca de sal.

Espero que el actual intento de socavar la libertad de expresión se vea estrepitosamente derrotado. Obviamente, no hay lugar para la complacencia, este intento debe ser combatido por todos los medios políticos, sociales y legales. Pero creo que esta batalla será un éxito. Muchos no están de acuerdo con esta evaluación. Ya lo veremos.

Con respecto al largo plazo, la siguiente generación, por supuesto, tendrá que enfrentarse a otros graves problemas. Pero la cuestión que se examina aquí se resolverá por sí misma, porque los inmigrantes rusos se integran perfectamente en la sociedad israelí.

Algunos llaman a estas predicciones demasiado optimistas, pero yo las contempló como las más realistas. Además, la justicia dicta una política de acción afirmativa de optimismo, que éste sí se encuentra ante una discriminación masiva en todas partes.

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