Saturday, July 28, 2012

Enésimo ataque del NYTimes contra Israel II - La visión de un moderado



La errónea interpretación de la democracia israelí del New York Times - Daniel Gordis - Haaretz

Un reciente editorial del New York Times se lamentaba de la fragilidad de la democracia israelí, y así rápidamente lo resaltó el Haaretz, ya que, sobre todo con las elecciones estadounidenses que se avecinan, dicho editorial ofrecía una visión preocupante de la forma en que Israel y sus conflictos son percibidos por algunas de las élites de los Estados Unidos.

El NYTimes expresó su consternación por la ruptura de la supercoalición de Netanyahu, ya que en su opinión el gobierno israelí dejaría de beneficiarse de la "fuerza moderadora de Kadima", argumentando que la partida de Mofaz "era un síntoma de un país cada vez menos comprometido con la democracia". Pero esta es una visión sumamente simplista de lo que ocurrió. Las democracias parlamentarias necesitan oposiciones reales, y con la supercoalición, Netanyahu no tenía ninguna. Los ciudadanos que votaron por Kadima (que fue el partido que obtuvo más votos en las elecciones de 2009) no votaron por el Likud. Si algo era preocupante desde el punto de vista de la democracia, eso era la supercoalición, no su desaparición.

El NYTimes también daba a entender que prefiere la solución más draconiana de Mofaz a la cuestión del proyecto de integración de los ultra-ortodoxos que el enfoque más gradual de Netanyahu. Pero lo que los observadores estadounidenses deben entender es que Israel se enfrenta actualmente a un mal social que produce no menos divisiones que, por ejemplo, suscitó la esclavitud en los Estados Unidos. Al igual que en América, los fundadores de Israel ignoraron una gran injusticia social que se tejía a continuación, dentro del tejido del país, desde sus inicios. Y como en los Estados Unidos, el mal manejo de este problema podría llevar a una ruptura trágica dentro del tejido de la sociedad israelí de la que no podría recuperarse. Sí, el status quo, en el que los ultraortodoxos no sirven a su país, es una atrocidad moral, la buena noticia es que un creciente número de israelíes desea que ese tema sea abordado.

Pero cómo resolver la cuestión dista de estar claro. Los ultra-ortodoxos [N.P.: algunos de ellos, en otros ya se han producido cambios objetivos] parecen resueltos a mantener su forma de vida de una manera inamovible y podrían desatar el caos en las calles o causar trastornos económicos significativos. La situación puede resultar explosiva. Además, muchos de los altos mandos del ejército de Israel no desean el servicio de los ultra-ortodoxos. El ejército israelí no tiene escasez de mano de obra, y miles de armas entregadas a hombres jóvenes cuyas lealtades bien podrían dirigirse a sus rabinos y no a sus comandantes, implica grandes riesgos. El dilema de Israel es infinitamente más complejo que el sugerido por el editorial del NYTimes.

Tal vez lo más notorio del editorial, la afirmación del NYTimes de que "la llegada de los judíos de la ex Unión Soviética" planteaba un desafío a los valores democráticos de Israel, sea tal vez la visión más terrible e ignorante del editorial. La experiencia de los inmigrantes de la ex Unión Soviética demuestra precisamente lo contrario. Los judíos de la ex Unión Soviética han formado sus propios partidos políticos y han entrado en la esfera política en un número mucho mayor que los inmigrantes latinoamericanos, que casi nunca se postulan para un cargo nacional. Cuando el partido de Natan Sharansky, Yisrael B'Aliyah, fue absorbido por el Likud a principios de 2003, era un símbolo de que esos judíos de Rusia se habían vuelto más integrados en la democracia de Israel, no menos.

La injusta acusación del NYTimes contra los inmigrantes rusos puede haber sido motivada por el partido dirigido por Avigdor Lieberman, cuyo estilo y sustancia en muchos temas, los liberales americanos comprensiblemente encuentren de mal gusto. Pero ¿por qué tantos jóvenes acuden a partido de Lieberman? Una razón principal es la sensación cada vez mayor entre los israelíes de que el conflicto palestino-israelí simplemente es imposible de resolver. Ante la perspectiva de un conflicto interminable, no es de extrañar que muchos se hayan desplazado a los extremos: al abandono de todo interés por el sionismo o la xenofobia nacionalista. Los israelíes son testigos de ambos sucesos.

Sí, el señor Netanyahu es en muchos aspectos "un decepcionante líder por su aversión a tomar riesgos". Pero la política de EEUU no está precisamente ayudando a modificar esta actitud. Cuando Obama le pidió a Netanyahu que aceptara por segunda vez una congelación de la construcción [N.P.: hubo una primera de 10 meses que los palestinos desaprovecharon durante 9 meses], Obama no exigió nada del mismo tipo, una especie de suicidio político respecto a su electorado, al presidente palestino Abbas. Ese tipo de inequidad prolonga el conflicto.

Los palestinos entienden que no tienen incentivos para llegar a un acuerdo a su gusto, su posición, deducen correctamente, sólo podría mejorar con el tiempo. Así que se han demostrado totalmente reacios a negociar. Pero que el NYTimes diga que los palestinos "no han mostrado suficiente compromiso para llegar a una solución" es como decir que Corea del Norte no ha logrado llevar la libertad y la prosperidad a todos sus ciudadanos. Se cruza la línea de la subestimación y se pasa directamente a la falsedad.

Los estadounidenses intuyen que los palestinos no se mueven. Dado que los valores por los que se rige Israel son mucho más cercanos a los de Estados Unidos (de ahí que el NYTimes esté tan preocupado por la democracia de Israel y tan poco por el inmovilismo palestino), la lógica les dice que si la presión debe ser ejercida de una manera útil, debe ser ejercida solamente sobre los israelíes [N.P.: y la lógica también dice que si nunca ejerces presión sobre los palestinos, nunca aceptarán salir de su inmovilismo].

Pero esto no va a funcionar. Mientras a los israelíes no les seduzca la presión norteamericana, tampoco capitularán ante ella. En tanto que las actitudes del editorial del NYTimes reflejan las de algunas élites de los Estados Unidos, la actual situación de estancamiento se mantendrá y la línea dura en ambos lados prevalecerá. Aquellos que deseen reforzar la democracia de Israel haría bien en observar a un Israel lleno de matices (y no una versión maniquea y estereotipada), y buscar ejercer presión no sólo sobre los israelíes, sino también sobre aquellos cuya recalcitrancia es la verdadera causa de nuestro estancamiento.

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