Sunday, August 26, 2012

La desfalleciente izquierda israelí y la floreciente democracia israelí - Shmuel Sandler y Efraim Inbar - BESA



La frustrada izquierda israelí, que ha fracasado a la hora de obtener el apoyo deseado en las últimos comicios electorales, parece haber adoptado una nueva estrategia. Ya antes de su reducción a unos escualidos 16 asientos en la Knesset (laboristas y Meretz) en las elecciones del 2009, varios de sus principales líderes o representantes decidieron recurrir a las fuerzas externas para "salvar a Israel de sí mismo", renunciando a luchar por los corazones y las mentes del pueblo israelí. Para ello suelen utilizar el argumento de que la democracia en Israel se "halla en peligro" y para remediarlo tratan de movilizar el apoyo de la opinión pública europea y estadounidense para que presionen a Israel en la dirección que defienden en sus fracasadas plataformas electorales. Un ejemplo reciente de esta estrategia es un artículo de opinión en el The New York Times titulado "La desfalleciente democracia de Israel".

Este artículo de opinión es una auténtica ejercicio de nostalgia por esa época del pasado en la que la izquierda israelí dominaba y atesoraba todos los resortes del poder, nos referimos en especial al período anterior a 1977, año en que finalizó la hegemonía del Partido Laborista en la política israelí. Sin embargo, si realizamos un análisis objetivo de los rasgos de la política israelí actual, y la comparamos con la existente antes de 1977, comprobaríamos que la democracía israelí actual es más auténtica y vibrante que lo que fue durante los "viejos buenos tiempos".

La politica después de 1977

Hasta 1977, el Partido Laborista y sus aliados gobernaban y dominaban todas las instituciones nacionales, ejerciéndolo de manera continua desde antes de la fundación del Estado. Desde 1977, sin embargo, Israel ha sido testigo de una mayor circulación de las elites políticas, y así tres partes diferentes (Likud, Laboristas y Kadima), han dirigido los sucesivos gobiernos israelíes. El fin de la era del partido hegemónico ha democratizado el sistema político de Israel. Por ejemplo, la práctica de la determinación de la composición de las listas electorales de los partidos para la Knesset la llevaba a cabo un "comité de nominación" oligárquico, algo que ha cambiado al menos entre los grandes partidos (y en la mayoría del resto, al menos entre los seculares). Asimismo, la mayoría de los principales partidos han adoptado durante el último período la celebración de primarias que facilitan el acceso a los puestos políticos.

En efecto, el periodo post-1977 se ha caracterizado por una mayor movilidad social. La erosión de las prácticas socialistas y la privatización de una economía centralizada ha contribuido en grab manera al crecimiento de una clase media no ashkenazi. La movilidad social también ha sido mejorada por un mayor acceso a la educación secundaria. Durante el periodo post-1977 un gran número de colegios universitarios de calidad variable se han abierto, y han competido con las universidades establecidas por los estudiantes y los recursos.

Con el tiempo, Israel también ha visto la perdida de influencia del poder central a nivel municipal, lo que ha permitido la aparición de nuevos focos de poder y de un nuevo ámbito para el reclutamiento del liderazgo. Esto también contribuyó a la apertura del sistema político israelí.

El sistema judicial

Un componente fundamental en cualquier democracia es el papel del sistema judicial. El incremento del poder e influencia de la Corte Suprema de Israel, considerada como el bastión de la democracia por parte de la izquierda (y como ámbito de su influencia), llegó a su elevado estatus actual después de la caída del Partido Laborista. Fue el primer ministro Menachem Begin quien animó a la Corte Suprema para que desarrollara un papel más activo. Fue bajo la presidencia de Meir Samgar (1983-1995), quien por cierto llegó desde el campo de la derecha, cuando su papel se expandió. Begin jugó un papel decisivo en la designación de Aharon Barak para la Corte Suprem en 1978. Barak, conocido por sus ideas liberales, empujó a la Corte Suprema para que adoptara una postura aún más intervencionista después de su nombramiento como presidente de la Corte Suprema en 1995.

La independencia de la policía y el sistema judicial en Israel han aumentado drásticamente en los últimos años. El sistema judicial de Israel ha podido enjuiciar sin temor nada menos que a un presidente del Estado, a primeros ministros y a varios ministros del gabinete, convirtiéndose en objeto de envidia en muchos estados democráticos. La policía, debido a la insistencia de los tribunales, también han permitido una mayor libertad de expresión en las manifestaciones que antes.

Los medios de comunicación

Los medios de comunicación - el perro guardián de la democracia - se han transformado totalmente después de 1977. La prensa escrita y electrónica de "partido" ha desaparecido casi totalmente. En su lugar, una gran cantidad de medios de comunicación con diferentes agendas políticas han surgido. Sin duda, Netanyahu contribuyó < la creación de un periódico afecto de derechas, el Israel Hayom [N.P.: y con eso se ganó la ira de los diarios rivales más o menos próximos, el Yediot y el Maariv]. Pero la mayoría de los medios de comunicación escritos y electrónicos, así como los nuevos medios de comunicación sociales, son libres y cumplen con sus deberes, a veces muy bien, como el perro que vigila a los políticos.

Los derechos de las minorías

Adicionalmente, en el área de derechos de las minorías, los logros de Israel son cada vez mejores, y en muchos casos superan a muchos países democráticos. Hasta 1965, los árabes israelíes estaban bajo un gobierno militar y las dos partidos árabes en la Knesset durante los gobiernos laboristas eran meras ramas del partido gobernante. Hoy en día, hay tres partidos enteramente árabes que representan una variedad de puntos de vista. Los gays en Israel han logrado obtener sus derechos gracias a las políticas ultra-liberales de la Corte Suprema. Definitivamente, existe una mayor sensibilidad y un ámbito legislativo muy favorable para la igualdad entre las mujeres y los grupos desfavorecidos.

El ejército

Una de las fuentes favoritas para las críticas es una de las más importantes instituciones sociales de Israel, el IDF (Fuerzas de Defensa Israelíes). Se le acusa de tener una influencia desproporcionada en el proceso de toma de decisiones y de favorecer el militarismo en la sociedad israelí. Nada más lejos de la verdad.

Los rangos militares más elevados ya no están dominados por los portadores del carnet del partido. Las convicciones laboristas ya no son una condición necesaria para ser nombrado para el cargo de jefe de Estado Mayor. El ejército se ha convirtido en una de las instituciones que más fielmente representa las tendencias demográficas y la creciente movilidad social. Sus filas incluyen a nuevos inmigrantes, rusos, sefardíes y a los miembros del campo nacional-religioso, estos últimos logrando que parte de la vieja élite ashkenazi se sienta incómoda.

A diferencia de 1967, cuando algunos generales casi se rebelaron contra las vacilaciones del gobierno a la hora de atacar primero, en la era post-laboralista o post-1977 los militares han demostrado una mayor profesionalidad, y de hecho ha sido mucho más obedientes a la hora de aceptar el juicio de los dirigentes políticos elegidos en la toma de decisiones.

En octubre de 1977, Begin ignoró la advertencia de su jefe de Estado Mayor de que existía la posibilidad de un ataque sorpresa de Egipto durante la visita del presidente Anwar Sadat. Los militares se mantuvieron en la penumbra durante las negociaciones de los Acuerdos de Oslo de 1993, y también se expresaron en contra de una retirada unilateral del Líbano en mayo del 2000 y de la desconexión de 2005 de Gaza. Las tres decisiones estratégicas más importantes desde 1993 se llevaron a cabo a pesar de que el ejército israelí no las apoyaba claramente, lo que demuestra que Israel no tiene un gobierno militarista influenciado por el ejército [N.P.: se da la casualidad, y con respecto a los actuales rumores de un ataque israelí contras las instalaciones nuclerares de Irán, que es la misma izquierda quién se apoya en los militares por considerar que estos se oponen a dicho ataque].

Conclusión

La democracia israelí sigue prosperando y tiene mejores puntuaciones que la del pasado. No todo es perfecto y siempre hay espacio para mejorar. Sin embargo, los izquierdistas que se quejan de una "desfalleciente democracia israelí" demuestran ser básicamente unos "muy malos perdedores". La izquierda israelí sigue mostrándose muy reacia a interiorizar que su sabiduría puede estar equivocada y por eso es rechazada por la mayoría de los israelíes. Y es dentro de la izquierda israelí donde parecen haber perdido la fe en un principio democrático básico: "son los israelíes (no las opiniones públicas y los organismos foráneos), al igual que los demás pueblos del mundo, quienes tienen el derecho democrático de elegir a sus gobiernos y de cambiarlos a su gusto".


BESA

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home