Tuesday, October 30, 2012

La campaña del apartheid y anti-Israel del Haaretz - Yishai Goldflam - CAMERA





En medio de sus dificultades financieras y la disminución de los lectores israelíes, el diario israelí Haaretz, ha incrementado su promoción anti-Israel participando en una campaña para promover el bulo del apartheid de Israel. En primer lugar, Akiva Eldar alegó falsamente que el gobierno israelí había reconocido que la población judía era la población minoritaria residiendo entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, una afirmación que se vio obligado a corregir. Entonces Gideon Levy escribió un artículo que lleva el siniestro título de "Encuesta: la mayor parte de la población judía israelí apoya un régimen de apartheid para Israel". Las versiones en línea en inglés y hebreo fueron cambiadas posteriormente ligeramente. Y así el titular en inglés de la edición impresa decía "Encuesta: los judíos israelíes abogan por una discriminación de los árabes". Esta historia fue seguida al día siguiente por un artículo que trataba de consolidar como un hecho el supuesto apoyo judío a un régimen de apartheid con el titular de "Miembros árabes de la Knesset: el apoyo de los judíos israelíes al apartheid no nos sorprende".

El artículo de Levy afirmaba que de acuerdo con una reciente encuesta la mayoría de los israelíes no sólo apoyaban el apartheid, sino que también expresaban puntos de vista racistas hacia los árabes israelíes y creían que el apartheid ya existía hoy en día en Israel. Como era de esperar, la historia se propagó como un reguero de pólvora y fue citada en los medios de comunicación más importantes, como The Guardian y The Independent en Londres, el Globe and Mail de Toronto, la agencia France-Presse y docenas de otras web, blogs y foros.

Activistas pro y anti-Israel han pasado los últimos dos días debatiendo la fiabilidad de la encuesta, su redacción y significado, así como la precisión del artículo de Gideon Levy al conocer la encuesta. Pero la mayoría de los involucrados en el debate no ha visto la encuesta completa, la original, ya que no fue publicada en ningún lugar, ni incluso en el artículo de Levy. Una excepción notable fue un análisis en profundidad de Avi Mayer que se basó en la encuesta original. CÁMARA / Presspectiva obtuvo una copia de la encuesta original y la comparó con el artículo de Levy y el titular del Haaretz para ver si reflejaban con exactitud su contenido.

Como era de esperar, el artículo de Levy estaba lleno de omisiones y distorsiones. Al parecer no era un problema ignorar los datos que no le convenían y enfatizar los que estaban de acuerdo con su propia y harto conocida visión anti-Israel del mundo. A veces, invierte completamente las conclusiones de la encuesta. El titular sensacionalista representa, en el mejor de los casos, la interpretación de Levy del contenido de la encuesta y no representa una información objetiva y factual.

También parece que la encuesta en sí tiene su propia cuota de problemas - como la falta de claridad y la naturaleza hipotética de las preguntas, no hay una definición de los términos que se utilizaron, existen unas opciones limitadas de respuesta, sin corrección por factores de confusión, y existe una falta general de explicación sobre qué se entiende exactamente por las preguntas que formula.

Sin embargo, incluso en el supuesto de que la encuesta fuera válida y se llevó a cabo adecuadamente, los resultados no justifican los rimbombantes titulares del Haaretz, los cuales parecen formar parte de una campaña para dañar y deslegitimar al Estado judío, ni el propio artículo que manipula, selecciona o distorsione los resultados con el fin de llegar a la conclusión predeterminada del titular

Levy distorsiona

Las declaraciones falsas de Levy fueron los siguientes:
Una mayoría del 74%  está a favor de carreteras separadas para los israelíes y los palestinos en la Ribera Occidental. Una cuarta parte – el 24% - cree que rutas separadas son "una buena medida" y 50% cree que es "una medida necesaria".
Levy, convenientemente, omite la pregunta inicial y las respuestas de la encuesta. Estas eran:
17. En los territorios, hay algunas carreteras donde solo se permite viajar a los israelíes y otras donde sólo se permite a los palestinos. ¿Cuál de las siguientes opiniones está más cerca de su opinión: A - es una buena medida; B - No es una buena medida, ¿pero qué otra cosa puedes hacer?; C - No es una buena medida y tiene que ser eliminada.  
24% - Es una buena medida.50% - No es una buena medida, ¿pero qué otra cosa puedes hacer?17% - No es una buena medida y tiene que ser eliminada.
Si las respuestas se dividen de acuerdo con aquellos que lo ven como una medida "buena" y los que lo ven como una medida "no buena", entonces el 67% lo ve como una mala medida. Pero Levy no se molesta en informar al lector de que el 50% de los que vieron las rutas separadas como "necesarias" las consideraban como una situación no deseable.

Cuando una "minoría" se convierte en una "mayoría"

Levy dedicó gran parte de su iracundo comentario al supuesto racismo de los judíos de Israel hacia los árabes israelíes, pero también en este caso distorsionó los resultados con el fin de presentar su posición. Ya en la tercera frase del artículo, escribía:
La mayoría de los judíos de Israel también favorecen explícitamente la discriminación contra los ciudadanos árabes del estado...
Levy engaña a sus lectores. Hay cinco preguntas de la encuesta sobre la discriminación contra los árabes. A continuación se presentan las preguntas y los resultados:
4. ¿En su opinión, es deseable o indeseable para los judíos tener prioridad sobre los árabes a la hora de la contratación de funcionarios públicos? Un 59% lo ve deseable, el 34% no deseable  
5. En su opinión, es conveniente promulgar una ley que impida que los árabes israelíes voten para la Knesset? Un 33% la ve deseable, un 59% no deseable 
7. ¿Está de acuerdo o en desacuerdo con el argumento de que el Estado tiene que preocuparse más por sus ciudadanos judíos que sus ciudadanos árabes? Un 49% está de acuerdo, el 49% no están de acuerdo 
8. ¿Le molestaría si en su lugar de residencia, por ejemplo, en su edificio de apartamentos, una familia árabe también viviera allí? Un 42% cree que le molestaría y a un 53% que no le molestaría.  
9. ¿Le molestaría si en una de las aulas en la escuela de sus hijos también hubiera niños árabes?
Un 42% cree que le molestaría, al 49% no le molestaría.
¿La imagen global obtenida a partir de estos resultados apoya la caracterización de Levy de que una mayoría de los judíos de Israel favorecen la discriminación contra los árabes-israelíes? Al contrario, la mayoría de la gente que lee estos resultados perciben lo contrario, que la mayoría de los israelíes no apoyan la discriminación contra los árabes.

Además, existen factores de confusión que sesgan las cifras, por lo que la mayoría que no desea la discriminación es más reducida de lo que podría esperarse. Por ejemplo, los porcentajes más altos de respuestas negativas a las preguntas sobre compartir las clases con niños árabes y la posibilidad de que familias árabes vivan en el mismo edificio de apartamentos procedían del grupo que se identificó como judíos ultra-ortodoxos. Esta comunidad tiende a aislar a sus familias del exterior, por lo que es razonable esperar que respondan del mismo modo diciendo que no quieren que sus hijos compartan aula con los hijos de judíos seculares o laicos, o que no desean vecinos que no compartan sus mismos valores y restricciones. No prever esto confunde artificialmente los datos. La sociedad israelí ciertamente no es perfecta, pero está muy lejos de la tergiversación que Levy nos presenta de los judíos israelíes más abiertos y de esos otros explícitamente más favorables a una discriminación contra los árabes.

La tergiversación de Levy fue aún peor en lo referente al comentario que acompañaba al artículo principal donde escribió:
La mayoría de los israelíes no quieren que los árabes voten para la Knesset, ni vecinos árabes en todo el país, ni estudiantes árabes cerca de los estantes de libros de textos judíos en las escuelas judías que enseñan la herencia judía. Y así nuestro campo será puro, tan puro como sea posible de los árabes y tal vez aún más.
Lo que es sorprendente acerca del párrafo anterior es que Levy eligió precisamente los tres ejemplos que demuestran lo contrario de la situación que describe. Por desgracia, los lectores “horrorizados ante los hallazgos" descritos por Levy no poseen las herramientas para comprobar como el autor les estaba engañando, y es que los resultados de la encuesta no se incluyeron.

El tema de la selección de los datos que Levy ofrece a sus lectores resulta evidente a lo largo del artículo, en el que presenta los datos "negativos" pero no habla de los "positivos". Por ejemplo, al escribir que "un tercio de los encuestados apoyarían una ley que impidiera a los árabes israelíes votar para la Knesset" no se molestó en mencionar que el 59% se opone a dicha ley. Del mismo modo, cuando Levy escribe que el "36% apoyaría transferir algunas de las ciudades árabes de Israel a la Autoridad Palestina a cambio de mantener algunos de los asentamientos en Cisjordania", no se molestó en señalar que incluso hay un porcentaje mayor, el 48%, que se opone a ello. Y cuando escribe que "el 42% no desea vivir en el mismo edificio con árabes y que el 42% no desea que sus hijos vayan a la misma clase con niños árabes", no se molesta en señalar que hay más personas, el 53% y el 49% respectivamente, que no le importaría.

El titular de la edición impresa del Haaretz que proclama que "la mayoría de los judíos israelíes abogan por la discriminación contra los árabes" resulta una conclusión claramente no confirmada por los resultados de la encuesta. Pero esto, evidentemente, no representaba ningún problema para unos editores que han optado por un titular sensacionalista que presente a Israel con la peor luz posible, no importa cuán falsa sea.

¿Apoyo al Apartheid?

El tema del apartheid - el enfoque principal del titular del Haaretz y sobre el que Levy pone su énfasis primario, así como la acusación que se difundió por todo el mundo - ocupa sólo 3 de las 17 preguntas de la encuesta y se divide en dos acusaciones separadas por Levy:
a) la mayoría de los israelíes apoyan un régimen de apartheid, y
b) la mayoría de los israelíes creen que Israel ya es un Estado de apartheid
Levy tiene un raro gesto de honestidad cuando informa que los encuestadores proporcionan una clave para entender la naturaleza problemática de las alegaciones anteriores:
Los conductores de la encuesta dicen que tal vez el término "apartheid" no fue lo suficientemente claro para algunos de los entrevistados.
De hecho, en las tres preguntas relacionadas con el concepto de apartheid no existe una definición o explicación de lo que se entiende por el término "apartheid". Esto plantea la cuestión de cómo los encuestadores concluyeron, por un lado, que los encuestados “apoyaban el apartheid”, incluso cuando admiten que dicho término puede no haber sido muy claro para los encuestados. Este fracaso lógicamente hubiera representado una bandera roja para los periodistas responsables. Lo que nos da motivos para pensar que es una prueba de la falta de ética periodística de Levy.

Levy empezó su artículo diciendo:
La mayor parte de la población judía en Israel apoya el establecimiento de un régimen de apartheid en Israel si se anexiona formalmente la Ribera Occidental.
Se trata de una conclusión rotunda, pero no es lo que se preguntó en la encuesta. La única pregunta que menciona a la anexión de los territorios es la pregunta 16:
16. ¿Si Israel se anexiona los territorios de Judea y Samaria, en su opinión, sería necesario dar a los 2,5 millones de palestinos el derecho al voto en la Knesset?
Mientras que el 69% de los encuestados respondió que no sería necesario, la pregunta de la encuesta abordaba un escenario hipotético que no tenía relación con la situación actual. Por otra parte, hay más encuestados que respondieron que se oponen a dicha anexión que los que respondieron que la apoyan (48% en contra, 38% la apoyan). En otras palabras, casi la mitad de los encuestados se vieron obligados a elegir una respuesta sobre un hipotético escenario al que se oponen explícitamente.

Sin embargo, la edición digital del Haaretz convirtió este hallazgo en un titular sin que se notara que solamente describía un hipotético escenario que ya era ampliamente rechazado por los encuestados. El título fue cambiado posteriormente para incluir la palabra “apoyaría" (presumiblemente) para tener en cuenta el carácter hipotético del resultado: "Encuesta: La mayoría de los judíos de Israel apoyaría un régimen de apartheid de Israel", pero los daños causados por el titular original ya estaban hechos, demostrando el éxito de la evidente campaña del Haaretz de retratar a los judíos israelíes como racistas que apoyan el apartheid.

¿Qué pasa con la afirmación de que la mayoría de los israelíes creen que un régimen de apartheid ya existe en el país? Levy escribe:
A pesar de que los territorios no han sido anexionados, la mayoría de la población judía (el 58%) cree que Israel ya practica el apartheid contra los árabes.
Esto es lo que dice la encuesta:
11. ¿Cuál de las siguientes opiniones está más cerca de la suya? A - No hay apartheid en absoluto en Israel; B - No hay apartheid en algunas áreas; C. Hay apartheid en muchas áreas.  
El 31% - No hay ningún apartheid en Israel.39% - Hay apartheid en algunas áreas.19% - Hay apartheid en muchas áreas.
Más allá de que Levy ignore los matices de la encuesta con la afirmación general de que Israel "ya práctica el apartheid contra los árabes", se trata de los problemas inherentes a la pregunta de la encuesta en sí, que Levy igualmente ignora. ¿Qué significa un "apartheid en algunas áreas" o "el apartheid en muchas áreas"? El término "apartheid", en contra de su uso superficial en la encuesta, y contrariamente al concepto de "discriminación", tiene un significado muy claro y preciso: de acuerdo con el Estatuto de Roma de 2002 de la Corte Penal Internacional, se refiere a "un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre cualquier otro grupo racial o grupos, comprometido con la intención de mantener ese régimen".

No hay tal cosa como "algo" de apartheid. O hay apartheid, o hay segregación racial o no la hay. El apartheid no es simplemente discriminación - del tipo que existe en casi todos los países del mundo, incluyendo a Israel -, sino que precisamente ese término fue creado específicamente para describir el régimen de Sudáfrica.

Cualquiera que entienda el significado de la palabra "apartheid" no sería capaz de responder a una pregunta tan ilógica que busca revelar si Israel practica el apartheid "en algunas áreas" o "en muchas áreas". De mayor preocupación es el impacto de la afirmación de Levy de que “el 58% de los ciudadanos israelíes apoyan el apartheid" para los lectores en Londres, Nueva York o Berlín, que realmente conocen lo que es el apartheid realmente.

A pesar del hecho de que bajo cualquier parámetro no hay ninguna conexión entre la política israelí y el régimen de apartheid de Sudáfrica, los activistas internacionales están tratando actualmente de marcar a Israel con ese estigma a fin de desprestigiarlo y convencer a la gente honesta que Israel es una segunda Sudáfrica y debe ser tratado como tal - con el boicot, la desinversión y las sanciones -. La sucesión de artículos del Haaretz de los últimos días nos indican que el periódico israelí también pretende demonizar a Israel con el apartheid.

El hecho de que la pregunta de la encuesta no defina qué entiende por "apartheid" o explique a los encuestados la diferencia entre "apartheid" y "discriminación", y el hecho de que los encuestadores reconozcan que el término no estaba claro para todos los entrevistados, nos sugiere que los encuestados tomaron el término "apartheid” como un sinónimo de "discriminación". Por otra parte, las absurdas posibles respuestas al tema del apartheid, como que existe en "algunas áreas” o en "muchas áreas", también nos sugiere que los redactores de la encuesta, de forma deliberada o no, también trataron de potenciar entre los encuestados el pensamiento de que "apartheid" es intercambiable con "discriminación". Esta es una interpretación plausible de los datos que Levy prefirió ignorar.

Es difícil sobreestimar el daño causado a Israel por los titulares e informes sensacionalistas del Haaretz. En lugar de dedicarse a la crítica social seria y equilibrada, basada en las verdaderas conclusiones de la encuesta, el Haaretz prefirió exportar la histeria y la obsesión de Gideon Levy bajo la forma de titulares distorsionados y una historia inexacta.

La campaña del Haaretz es transparente. La semana pasada, el periódico informaba falsamente que el gobierno israelí había admitido la existencia del apartheid, esta semana informaba erróneamente que los propios israelíes reconocían al apartheid. Los periodistas extranjeros, embajadores, diplomáticos y políticos de todo el mundo deberían tomar nota de una vez. Mientras el Haaretz podría haber sido percibido como una fuente interna seria y confiable de noticias sobre Israel, cada vez queda más claro que no es más que una herramienta para los activistas antiisraelíes.

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