Friday, March 29, 2013

La batalla sobre la narrativa de la marca Israel - Amir Mizroch




Se podría llamar 3 narrativas para un pueblo o 3 marcas de estado.

Hay tres narraciones distintas pero interrelacionadas de Israel: la Nación Start-Up, la Nación que Regresa y la Nación de la Ocupación.
- La Nación Start-Up contempla a un Israel fundamentado en la tecnología y la innovación, y que hace que el mundo sea un lugar mejor. Es un lugar pequeño con una capacidad intelectual enorme, un país que cuenta con más premios Nobel que todos sus vecinos; combinado con una democracia liberal, la única democracia en el Oriente Medio, donde los gays no son decapitados, donde los árabes están representados en el parlamento y los tribunales. Un crisol multicultural, con gente brillante que tiene un futuro brillante. 
- La Nación que Regresa se fundamenta en nuestros lazos con este país - históricos, bíblicos, jurídicos y morales -, en nuestras raíces con nuestra antigua patria. Somos una nación antigua que fue exiliada de su hogar en la cruel diáspora, donde hemos sufrido indecibles males y humillaciones durante 2.000 años, los cuales culminaron en el Holocausto. Estábamos indefensos, no teníamos ejércitos, nos basamos en los demás para que nos protegieran, una confianza que falló una y otra vez. Pero mantuvimos nuestras tradiciones, y finalmente regresamos a la patria, y el retorno de los judíos del exilio es uno de los dramas humanos más fascinantes de todos los tiempos. Seguimos descubriendo evidencias de nuestro pasado en esta tierra y celebramos cada descubrimiento. Ahora estamos luchando por nuestros derechos bíblicos/históricos a partes de esta tierra. Bajo esta narrativa, los israelíes no son "colonos" ni "ocupantes", como "uno no puede ser un ocupante de su propia tierra". Si alguien está ocupando ilegalmente la tierra, eso son los palestinos. 
- La Nación de la Ocupación pinta a Israel como un estado usurpador que toma lo que no le pertenece, un Estado de apartheid que está negando los derechos básicos a los habitantes "originales" de la zona, los palestinos [lo pongo entre comillas sólo para contrastar con la narrativa de la Nación que Regresa]. Esta narrativa niega las dos primeras narrativas: Israel no es la única democracia en el Oriente Medio, de hecho, no sería una democracia en absoluto, ya que no permitiría que los palestinos que viven bajo su dominio tener los mismos derechos que permite a los judíos, y niega la narrativa de la Nación que Regresa al negar que los judíos 'tengan ningún derecho" sobre cualquier parte de la Tierra Santa. Es a partir de esta narrativa que brota la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones. Hay algunos matices a este relato: no todos los que adoptan la narrativa de la Nación de la Ocupación creen que Israel no debería existir dentro de las fronteras de 1967.
Estas tres narraciones están compitiendo por el codiciado título de la "verdad" y la "marca" auténtica de lo que Israel es. Y hay serios profesionales que trabajan incansablemente para promover cada narrativa, en su mayoría los unos trabajando contra otros sobre "lo que es Israel", como una especie de monstruo de tres cabezas que intentan morderse las unas a las otras, mientras que todas están conectadas al mismo cuello.

Pero la verdad es más compleja. La verdad es que Israel es las tres cosas.

También me parece interesante que Naftali Bennett, el nuevo líder del partido de los asentamientos Habayit Hayehudi, sea una encarnación de esas tres narrativas: un ex profesional de la alta tecnología y de las start-up que ahora representa a un sector que vive en lo que ellos creen que es su antigua patria, y que para ello quiere perpetuar la ocupación, es decir, negar a los palestinos el derecho a un Estado propio. Los tres relatos en uno. Muy notable, y tal vez por vez primera en la política israelí.

La verdad es que cualquier persona que les venda sólo una de estas narrativas les está vendiendo una imagen incompleta.

La imagen completa es:
- Estamos creando un futuro con nuevas empresas start-up que son tan ajenas a la forma de ser de esta región como sus habitantes nos ven a nosotros. 
- Somos una Nación Start-up con profundas y legítimas raíces y derechos a esta antigua tierra y no vamos a dejar que nos echen de nuestros lugares ancestrales. 
- Somos una Nación de la Ocupación porque la gente que vivió aquí mientras estábamos en el exilio no puede vivir en libertad bajo nuestro dominio.
El problema es que no podemos seguir siendo las tres a la vez.

Y ello incluso si logramos convencer al líder del mundo libre para que adopte nuestra narrativa de la Nación que Regresa, y le alejamos de su idea anterior de que Israel fue creado por el Holocausto. Pero en su discurso en Jerusalén la semana pasada, Barack Obama pintó un cuadro exacto de Israel como un país complejo, con sus tres narrativas antagónicas: la Nación Start-Up, la Nación que Regresa y la Nación de la Ocupación.

Si nos empeñamos en ser la Nación de la Ocupación podríamos perder la narrativa de la Nación Start-Up cuando precisamente Israel está centrado cada vez más en sus finanzas y en sus propios recursos, poniendo en peligro nuestra legitimidad y nuestra posición internacional al negar a los palestinos un estado.

¿Cómo vamos a  vender nuestras start-ups si la narrativa de la Nación de la Ocupación se hace más fuerte y nos boicotean cada vez más? Podemos ganar la tercera Intifada y la cuarta y la quinta, hasta que lo único que reste por vencer sea la marca permanente de la Nación de la Ocupación.

Si persistimos en la Nación de la Ocupación también acabaremos perdiendo nuestros derechos legítimos como la Nación que Regresa, porque nunca conseguiremos que el mundo acepte este narrativa en su totalidad.

La clave es mantenerse en los aspectos realistas de la Nación que Regresa, fortalecer la Nación Start-Up y deshacerse de la Nación de la Ocupación.

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