Friday, March 29, 2013

Obama a los palestinos: aceptar al Estado judío - Daniel Pipes


Un cambio fundamental en la política de EEUU fue pasado por alto en el aluvión de noticias sobre la agitada visita de cincuenta horas a Israel del presidente Barack Obama la semana pasada. Esa sería la exigencia de que los palestinos reconocieran a Israel como Estado judío, lo cual fue definido por el líder de Hamas Salah Bardawil como "la declaración más peligrosa de un presidente estadounidense con respecto a la cuestión palestina".

En primer lugar, algunos antecedentes: los documentos fundacionales de Israel le encaminaban a convertir al país en un Estado judío. En efecto, el sionismo moderno comenzó con la publicación en 1896 del libro de Theodor Herzl, Der Judenstaat ("El Estado Judío"). La Declaración Balfour de 1917 era favorable a "un hogar nacional para el pueblo judío". La resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1947, la cual ratificaba la partición de Palestina en dos estados, menciona el término "Estado judío" nada menos que 30 veces. La Declaración de Independencia de Israel de 1948 habla de "Estado judío" en cinco ocasiones, como por ejemplo  "... nosotros proclamamos el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel, que será conocido como el Estado de Israel".

Debido a esta estrecha relación, cuando la diplomacia árabe-israelí dio los primeros pasos en la década de 1970, la formula Estado judío, en gran parte, se perdió de vista, todo el mundo asumía simplemente que el reconocimiento diplomático de Israel significaba aceptar que era un Estado judío. Sólo en los últimos años los israelíes han comenzando a darse cuenta de lo contrario, como cuando los árabes israelíes llegaron a aceptar a Israel pero rechazaron su carácter judío. Por ejemplo, una importante publicación de 2006 del Centro Mossawa en Haifa, "La visión de futuro de los árabes palestinos en Israel", proponía que el país se convirtiera en un estado neutral en lo religioso y en una patria común. En pocas palabras, los árabes israelíes querían ver a Israel convertido en una variante de Palestina.

Muy atentos a este cambio lingüístico, y teniendo constancia de que la aceptación árabe de Israel ya no era suficiente (al no reconocer el carácter de Israel); los israelíes y sus amigos se dieron cuenta de que tenían que insistir en la aceptación explícita por parte árabe de Israel como un Estado judío. En el 2007, el entonces primer ministro israelí Ehud Olmert anunció que a menos que los palestinos lo reconocieran, la diplomacia quedaría paralizada: "No tengo la intención de comprometer, en modo alguno, la naturaleza del Estado judío", enfatizó. La Autoridad Palestina, inmediata y unánimemente, rechazó esta demanda. Su presidente, Mahmoud Abbas , respondió: "En Israel, hay judíos y otros viviendo allí. Nosotros estamos dispuestos a reconocerlos, nada más".

Cuando Benjamin Netanyahu sucedió a Olmert como primer ministro en 2009, reiteró esta demanda como condición previa a unas negociaciones serias: "Israel espera que los palestinos reconozcan a Israel en primer lugar como un Estado judío, antes de hablar de dos estados para dos pueblos". Los palestinos no sólo se negaron a ceder sino que ridiculizaron esa idea. Una vez más, Mahmoud  Abbas: "¿Qué es un 'Estado judío'. Nosotros le llamamos el 'Estado de Israel'. Ustedes pueden llamarse a sí mismos como quieran. Pero yo no lo voy a aceptar... No es mi trabajo.. proveer una definición para el Estado y lo que contiene. Ustedes pueden llamarse a sí mismos República sionista, hebrea, Nacional, Socialista o lo que quieran, no me importa".

Sólo seis semanas antes, Abbas criticaba de nuevo el concepto de Estado judío. El rechazo palestino de un Estado judío no podría ser más enfático.

Los políticos estadounidenses, incluyendo tanto al ex presidente George W. Bush y a Obama, se han referido de vez en cuando a Israel, desde el 2008, como el Estado judío, incluso cuando evitaron requerir a los palestinos a que hicieran lo mismo. En una declaración típica de Obama de 2011, él esbozó el objetivo final diplomático como "dos estados para dos pueblos: Israel como un Estado judío y una patria para el pueblo judío y el Estado de Palestina como la patria del pueblo palestino".

Luego, en su discurso de Jerusalén de la semana pasada, Obama repentina e inesperadamente adoptó en su totalidad la demanda israelí: "Los palestinos deben reconocer que Israel es un Estado judío".

Esta frase abre un nuevo e importante camino, y no se puede deshacer tan fácilmente. Permite además una excelente política, ya que sin ese reconocimiento, la aceptación palestina de Israel suena hueca, pues indica solamente la voluntad de denominar al futuro estado que ahora llaman "Israel" en lugar de "Palestina".

Aunque no es el único cambio en la política anunciada durante el viaje de Obama (el otro: decir a los palestinos que no establezcan condiciones previas para las negociaciones), esta vez es el más importante, ya que se cierne crudamente contraviniendo el consenso palestino. Bardawil pudo afirmar hiperbólicamente que "demuestra que Obama ha dado la espalda a todos los árabes", pero esas palabras, de hecho, establecen una disposición a enfrentarse a la cuestión central del conflicto. Lo más probable es que sea su más importante, más duradera y más constructivo contribución a la diplomacia árabe-israelí.

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