Wednesday, June 26, 2013

Casi la mitad de los judíos franceses, belgas y húngaros barajan emigrar - Amir Mizroch - Israel Hayom



A pesar de la ausencia de un antisemitismo patrocinado estatalmente y de la presencia de una especie de renacimiento de la vida judía europea, los judíos en el continente europeo se sienten inseguros sobre su futuro. Así al menos lo informan dos recientes estudios.

Estos estudios muestran que casi la mitad de los judíos en Bélgica, Francia y Hungría están considerando emigrar, algunos a Israel, otros a Norteamérica. Para aquellos que quieren venir a Israel, hay muy poca voluntad política por parte de Israel de facilitar burocráticamente la absorción de inmigrantes, y no existe un equivalente europeo eficaz a la popular organización Nefesh B'Nefesh (que trabaja con los inmigrantes judíos de EEUU).
• 26% de los judíos europeos han experimentado el antisemitismo en el año pasado.
• 34% de los judíos europeos han  experimentó el acoso antisemita en los últimos cinco años.
• 5% de los encuestados dicen que alguna de sus propiedades había sido atacada deliberadamente porque eran judíos.
• El 7% de los encuestados experimentó algún tipo de ataque físico o amenaza verbal en los últimos cinco años.
En su informe, titulado "Los judíos europeos: señales y ruido", el Jewish People Planning Institute (JPPI - Instituto de Planificación del Pueblo Judío) cita una encuesta de la Unión Europea sobre la percepción del antisemitismo por los judíos europeos. La dirección del Instituto presentó el informe al gobierno israelí a principios de esta semana.

"El viejo continente está en bastante mal estado económico y político Los partidos populistas y de extrema derecha han resurgido y de han convertido en la tercera fuerza - a veces la segunda – dentro de los principales actores políticos en varios países europeos, y el discurso antisemita se extiende en consecuencia", se señala en el informe. Los incidentes antisemitas aumentaron en Europa en más del 30% en 2012. En Francia, los incidentes antisemitas aumentaron en un 58% en 2012, con la asombrosa cifra de 96 ataques violentos. En países como Francia y Suecia, el antisemitismo se nutre principalmente de elementos musulmanes, y se racionaliza como una respuesta a la política israelí contra los palestinos. En Grecia y Hungría se fundamenta en afirmaciones de pureza étnica y nacionalismo.

De acuerdo con el Instituto, y a pesar del aumento de los ataques contra los judíos, en los barrios judíos más ricos y protegidos del oeste de París y el norte de Londres, frente a los barrios judíos situados en la periferia, la vida judía es más viva que nunca, y cada semana nuevas familias se mueven hacía allí procedentes de otras comunidades. Por otra parte, la comunidad judía de Viena está creciendo debido a la afluencia de los judíos de Hungría;  los judíos de Berlín han puesto en marcha la "Voz Judía de Alemania", una revista trimestral elaborada con fondos públicos y con una tirada de 50.000 ejemplares; los judíos de Budapest han abierto un efervescente Centro Cultural Israelí; y los restaurantes kosher, los centros de estudios talmúdicos y los museos judíos se abren continuamente en las capitales europeas. Visto desde Europa, la vida judía está disfrutando de un renacimiento que no es señal de un desastre inminente.

Sin embargo, según una encuesta a gran escala sobre las experiencias y percepciones del antisemitismo por parte de los judíos europeos y encargada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y cuyos resultados oficiales se publicarán en octubre de 2013, los judíos en toda Europa se sienten inseguros.

La encuesta muestra que más de uno de cada cuatro (26%) de los encuestados afirma haber experimentado el acoso antisemita al menos una vez en los 12 meses anteriores a la encuesta, y uno de cada tres (34%) han experimentado ese acoso antisemita en los últimos cinco años. El 5% de los encuestados afirma que parte de sus propiedades habían sido destruidas deliberadamente porque eran judíos, mientras que el 7% de los encuestados experimentó algún tipo de ataque físico o amenazas en los últimos cinco años.

En tres de los nueve estados encuestados - Bélgica, Francia y Hungría -, del 40 al 50% de los encuestados dijeron que habían considerado emigrar porque no se sienten seguros en su país de residencia.

Según el informe del JPPI, muchos de los hijos e hijas de la élite de los judíos europeos ya han dejado Europa por América del Norte o Israel.

Por otra parte, de 200 a 300 familias judías de origen francés han inmigrado recientemente a Montreal, y por lo menos 120 familias a Londres. El Upper West Side de Manhattan ya tiene dos congregaciones de judíos franceses. El 26 de mayo pasado, unos 5.000 visitantes asistieron a la feria de la Aliyá de la Agencia Judía en París. Más allá de la aliyá de unos 50.000 judíos franceses desde 1990 (el 10% de los judíos franceses), las asociaciones de nuevos inmigrantes dicen que hay cerca de 20.000-30.000 judíos franceses adicionales que viven parte del año en Israel, pero por conveniencia, y con el fin de evitar la burocracia israelí, prefieren no tener la ciudadanía israelí.

El JPPI observa que la vida judía europea, posiblemente, ha llegado a un punto de inflexión negativo, consecuencia del cual se espera un cambio drástico que se espera que implique una evolución a peor.

El informe también señala que el reciente intento de restringir el derecho a la práctica judía normativa en Europa (circuncisión, ritual de matanza de los animales…) podría ser visto como el último factor, esta vez en el ámbito jurídico/político,  desencadenante de una violenta reacción más señalada en defensa de la identidad judía, enfrentada a las políticas multiculturales y a una evolución laicista más radical. Aunque esta limitación de las prácticas normativas aparentemente va dirigida principalmente contra los musulmanes, esta nueva y vigorosa oposición a las prácticas religiosas particularistas también afecta profundamente la situación del judaísmo y puede, a largo plazo, plantear un serio desafío para un próspero futuro de las comunidades judías organizadas en Europa.

Estas restricciones incluyen el intento de prohibir la circuncisión en Alemania, los intentos de prohibir el sacrificio ritual judío y musulmán en Holanda, Polonia y Francia (algo ya existente en Suiza, Suecia, Noruega e Islandia), la abolición de los cementerios más antiguos y de menor interés, el rechazo a las peticiones de solucionar los conflictos con el calendario judío en la programación de los exámenes públicos en Francia y Suiza, el rechazo a las solicitudes de los observantes judíos del shabbat de no electrificar los accesos de entrada en los condominios privados en Francia, y la creciente injerencia en el funcionamiento interno de las escuelas judías de toda Europa sobre la base de reivindicaciones de no discriminación étnica (el estatuto de los niños fruto de matrimonios mixtos en las escuelas ortodoxas).

Con el fin de evitar fricciones con su entorno, los judíos europeos están adoptando varias medidas: los judíos más prácticos se reubican en barrios cuasi autosegregados, los más idealistas hacen aliyá, y los más ambiciosos dejan Europa por horizontes más prometedores. Según el JPPI, no hay hasta ahora ninguna determinación política israelí de establecer las estructuras adecuadas para facilitar la integración profesional y educativa de los nuevos inmigrantes de la Europa central y occidental.

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