Saturday, September 28, 2013

La ilusión de un único Estado: (Los dados de hierro - y de sangre - de Ian Lustick - Martin Kramer - Commentary)



Tal como tanto Jonathan Tobin y Jonathan Marks han observado previamente en sus artículos, el politólogo de la Universidad de Pennsylvania Ian Lustick, autor de un reciente artículo de opinión promocionando una "solución de un único Estado", y de una manera destacada en el New York Times, no es un caso atípico. Por el contrario, la universidad americana está llena de Lusticks: radicales judíos de los 60’s que pasaron en su momento por alguna fase transitoria de sionismo simplista de extrema izquierda antes de descubrir que el verdadero Israel es complejo y no se adapta a sus simplicidad.

Desilusionados, y a lomos de su izquierdismo simplista, se instalaron como arrepentidos en los departamentos y centros de estudios del Oriente Medio universitarios, donde los críticos judíos de Israel proporcionan la cobertura ideal para los verdaderos enemigos de Israel. Estos judíos radicales solían ser previamente devotos de un Estado palestino, pero ahora están luchando por mantenerse al día abrazando la extravagante moda de una "solución de un único Estado", desencadenada por la famosa conversión del difunto Edward Said (anunciada, por supuesto, en las páginas del New York Times en 1999).

Debido a que el artículo de Lustick se publicó en el NYTimes, fue un gran problema para algunos de esos judíos americanos que todavía ven en ese diario a un guardián de sus ideas. En Israel ha pasado prácticamente desapercibido.

Cualquiera que sea el interés intrínseco del artículo, es particularmente fascinante como un estudio del típico caso de autocontradicción intelectual. Lustick ha revertido su supuestamente bien considerada e informada evaluación científica de hace tan sólo una década sin ni siquiera un gesto de explicación.

Vamos a recapitular brevemente la desdeñosa opinión de Lustick sobre una solución de dos estados expresada en su nuevo artículo. Se trata de "una idea cuyo tiempo ha pasado", que “no es creíble ni posible", que es una "quimera", una "fantasía". El "enfoque obsesivo en la preservación de la posibilidad teórica de una solución de dos estados es tan irracional como reordenar las sillas de la cubierta del Titanic”. ¿Conclusión? "La pretensión de que unas negociaciones bajo el lema de dos Estados para dos pueblos pudieran conducir a una solución debe ser abandonada. De hecho, esas negociaciones hacen un daño real. La diplomacia bajo la bandera de los dos Estados ya no es una ruta de acceso a una solución, sino un obstáculo en sí. Estamos comprometidos en negociaciones hacia ninguna parte".

Sin embargo, sólo hace una década Lustick pensaba que el éxito del "proceso de paz" en la consecución de su objetivo de dos estados no sólo era plausible y factible, sino que “era inevitable”. Lustick explicó su tesis en una larga entrevista en el 2002 salpicada de analogías y metáforas como la siguiente:
Me gusta pensar en ello como una especie de jugador de dados, si bien esta historia no consiste en tirar los dados. Cada tirada es como un intento diplomático de un proceso de paz. Para tener éxito en realidad, la historia tiene que sacar unos "ojos de serpiente" (un total de 2, cada dado un valor de 1). Y ya saben, eso no es fácil, por lo que tienes que seguir tirando los dados. Con el tiempo, finalmente sacarás ese 2. Todas las cuestiones de liderazgo y los accidentes de la historia, las pasiones de ambas partes, los sentimientos tortuosos de sufrimiento, las coaliciones políticas, el momento de las elecciones, todo caerá entonces en su lugar.
¿Qué nos estaba diciendo con esto Lustick? Que recordemos que las probabilidades de sacar unos "ojos de serpiente" en toda tirada de dados es de 36 a 1, por lo que sólo un tonto o un idiota caería en la desesperación después de, digamos, una docena o dos docenas de tiradas. Incluso el fracaso es sólo un preludio para el éxito, ya que tan larga como pueda ser la espera, "con el tiempo, finalmente sacarás ese 2". El viejo dicho de que es una locura hacer la misma cosa una y otra vez y esperar un resultado diferente, resultaba desmentida por esta teoría del “lanzador de dados” que repite la misma acción a sabiendas de que cada resultado será diferente. Y es por eso que los Estados Unidos mantenía la repetición de los movimientos diplomáticos que Lustick ahora encuentra tan cansinos y sin sentido. Los "buscadores de la paz" acabaron adhiriéndose a su lógica de alrededor de 2002, la cual garantizaba que una de esas iniciativas diplomáticas está destinada a tener éxito, siempre y cuando existieran los suficientes intentos.

¿Y qué tenía que decirles Lustick en el 2002  a esos israelíes que "querían que la Ribera Occidental y Gaza permanecieran permanentemente bajo control israelí"? "Ustedes tendrán que sacar un 13”. [N.P.: Es imposible porque la máxima puntuación es 12, ya que cada dado va del 1 al 6, y se lanzan dos dados en cada tirada].

Lustick continuaba y les decía:
Pero no se puede sacar un 13, lo que quiere decir que la derecha no podrá tener un plan de cómo poder mantener con éxito los territorios durante más tiempo. Ni siquiera se defienden con una opción más realista como sería expulsar a los palestinos. Así que no tienen un plan. Así pues, si ustedes creen que tienen razón y saben que tienen que sacar un imposible 13, la estrategia es no dejar que se lancen los dados, seguir tratando de detener todas las iniciativas y subvertir la que se inicie... Es la única cosa racional que pueden hacer con el fin de evitar que la historia finalmente produzca lo que tiene que producir, una solución de dos estados.
¿Así que la versión israelí de una solución de un solo Estado de Israel, desde el río Jordán hasta el Mediterráneo, era por entonces una causa perdida y muerta, ya que desafiaba a la "historia" en sí misma.

En 2002, Lustick estaba seguro de que "uno de estos días" Israel abandonaría Cisjordania:
Israel está atrapado entre la incapacidad para hacer desaparecer el problema haciendo que Cisjordania parezca Israel, y la imposibilidad de hacer desaparecer de hecho la retirada, cruzando esa barrera del régimen, ese umbral del régimen. Un día, uno de estos días, el umbral de ese régimen será cruzado.
¿La versión palestina de la opción de un solo Estado? Lustick ni siquiera la mencionaba en el año 2002.

Así pues, Lustick fue el último creyente en los dos estados. No creo incluso que los inveterados "buscadores de la paz”, a los cuales ahora descarta con desprecio, supusieran nunca que los repetidos fracasos los estaban acercando a su objetivo. Sin embargo, Lustick les daba motivos para creerlo: no se podría "evitar que la historia finalmente produjera lo que se iba a producir, que era una solución de dos estados", y se trataba solamente de cuestión de tiempo.

Tan seguro estaba Lustick "de que el umbral se iba a cruzar", que creía inclusive que la lógica inexorable de la solución de dos estados la había aceptado. Y debido a que Israel había rechazado a Hamas, Israel había desperdiciado la oportunidad de convertirlo en una "oposición leal".

Aquí está el problema, tal vez la falta de honradez sea la mejor palabra de explicar - al Lustick del 2013 con respecto al Lustick  del 2002 - por qué esa "historia" destinada a llevarnos a la creación de dos estados hace sólo unos años, ahora se vea destinada a “terminar en un único Estado”.

Es tentador mostrarles la luz a los aparentemente insaciables "buscadores de la paz", y él parece haberlo hecho, pero el Lustick que apostaba por ellos en el año 2002 tenía una cierta lógica. Sin embargo, los hechos que defiende en su contra en el 2013 resultan débiles. De hecho, y realmente, él nunca se basa demasiado en las cuestiones pendientes, en absoluto.

¿Es una de ellas el número de colonos? Si él lo cree, no lo dice. Lustick sabe cuántos colonos existen, y los contó en una conferencia en febrero de 2002, eran unos 390.000 (Cisjordania y Jerusalén Este). En 2012, nos dice ahora, había 520.000. Esto es, 130.000 más (dos tercios de lo que representaría, por cierto, el crecimiento natural). Es de suponer que una proporción significativa de esos 130.000 se hayan añadido a los asentamientos cuya inclusión en Israel no parece cuestionar una solución de dos estados, debido a su proximidad al Israel anterior a 1967. Así que estamos hablando de decenas de miles. ¿Qué representa que un incremento de unos 10.000, entre 2002 y 2013, haya puesto a Israel más allá del "punto de no retorno"?

Lustick no lo dice. En su artículo en el NYTimes afirma que la presión estadounidense podría haber detenido la reelección de Menachem Begin en 1981, antes de la construcción de esos "masivos complejos de asentamientos", y provocando un proceso de Oslo una década antes, en la década de 1980. Es una suposición hipotética que nunca podremos evaluar, pero que no resuelve el enigma. Lo sorprendente es que suponemos que Lustick ya sabía todo esto en 2002, y eso no disminuyó su fe en la inevitabilidad histórica de una solución de dos estados. Así que la pregunta sigue siendo: ¿qué ha pasado desde el año 2002 para cambiar la mente de Lustick tan drásticamente?

Aquí llegamos a la contribución supuestamente original de Lustick al argumento de una “solución de un único Estado". Él no repite la afirmación habitual de que los asentamientos israelíes han hecho un Estado palestino inalcanzable. Él argumenta que ahora utiliza es que el Estado israelí es insostenible. "La desaparición de Israel como un proyecto sionista, a través de la guerra, el agotamiento cultural o el impulso demográfico, es al menos tan plausible como una retirada israelí de la Ribera Occidental”. ¿El mejor indicador? Los propios Israelíes que lo creen. "Muchos israelíes ven la desaparición del país, no sólo como posible, sino probable. El Estado de Israel se ha establecido, pero no (ha garantizado) su permanencia. La frase más habitual en el discurso político israelí es una variación de "si X ocurre (o no), el Estado no va a sobrevivir".

Yo no conozco a ningún investigador que haya establecido de manera determinante cual es "la frase más común en el discurso político israelí", y supongo que Ian Lustick tampoco. A fin de cuentas, se la acaba de inventar. En una conferencia en febrero de este año citó un trabajo, de 2009, que contaba la cantidad de artículos publicados en el diario de izquierdas (y post-sionista) Haaretz que empleaba las frases "peligro existencial" o "amenaza existencial". Hay un bache después del 2002 (Segunda Intifada), luego un pico al alza en el 2006 (Segunda Guerra del Líbano). El "estudio" no demuestra absolutamente nada. Después de todo, se trata de artículos del Haaretz, esa especie de Muro de los Lamentaciones de la izquierda israelí. Una explicación perfectamente plausible es que el sesgo editorial del periódico, exacerbado por el eclipse político de la izquierda israelí, ha tendido a favorecer sus pronósticos de "un fin del mundo".

Y Lustick, al sacarse de la manga esa “frase más habitual”, se contradice con las investigaciones existentes, y por lo tanto reales, llevadas a cabo con población real, aquella que él ignora o de la que es un perfecto ignorante. Recientemente, el Instituto Israelí de la Democracia realizó una encuesta a gran escala para el año 2012 donde se demostraba que los optimistas superaban a los pesimistas entre los judíos de Israel por un margen del 79% al 18%. Más del 85% dice que Israel podrá defenderse militarmente, y sólo el 33% piensa que Israel estará más aislado de lo ahora lo está. Un académico de la Universidad de Tel Aviv que supervisó la encuesta resume los resultados: "Es importante tener en cuenta que la mayoría de los israelíes ven el futuro del país con optimismo. Nuestra capacidad de resistencia nacional se apoya en gran medida en el hecho de que, a pesar de que las personas vean las cosas de manera negativa los viernes por la noche cuando se reúnen con la familia y de que el espíritu de la época nos aboque al desaliento, cuando rascas un poco más, la gente no está realmente deprimida".

Esto puede ser un eufemismo, pero es que Israel está situada en la posición undécima del mundo en el último Índice de Felicidad Mundial comisionado por la ONU, lo que no se corresponde con "cualquier nivel de depresión". De acuerdo con la última encuesta del Índice de la Paz publicada durante el Año Nuevo judío, sólo el 16% de los israelíes judíos piensan que la situación de seguridad del país empeorará. El 46% piensa que se mantendrá igual, y el 28% cree que realmente mejorará, y esto a pesar del caos en Siria y la península del Sinaí, y las centrifugadoras girando en Irán. La única cuestión en la que los israelíes son persistentemente pesimistas es en el "proceso de paz", pero esto no parece agriar su humor, salvo a esa pequeña minoría, incluyendo los articulistas de opinión del Haaretz , que al parecer constituyen la única “muestra válida” para Lustick.

Lustick también alude al "impulso demográfico" como evolucionando en contra de Israel, y ha pasado bastante rato jugando con cifras en un intento de demostrar que los israelíes están haciendo cola para emigrar. Él permaneció en este empeño hasta que un respetado demógrafo actual, Sergio Della Pergola, pasó por el yunque sus esfuerzos de aficionado y no dejó nada intacto. Esta demolición es de lectura obligada.

Y es que al final, a Lustick realmente no le importa lo próspero, estable y viable que Israel parezca ser, incluso no le importan ni los israelíes [N.P.: salvo los chicos del Haaretz, por supuesto]. Esto de debe a que Israel es como... - esperen mientras se le ocurre un buen ejemplo  - "... un globo". "Al igual que con un globo al que vayamos hinchando gradualmente con ráfagas de aire y nos pasamos en el límite de su resistencia a la tracción, hay umbrales de cambios radicales, políticamente perturbadores". Es decir, el Israel sionista es una burbuja que está destinado a estallar. Se ha inflado por el apoyo estadounidense, y el "proceso de paz" le ha protegido del estallido. Pero "cuanto mayor sea el globo y más se hinche, más devastador será su estallido”. [N.P.: ¿se acuerdan de cuando Nasrallah, el jefe de Hezbollah, decía que era un débil tela de araña? Qué similitudes].

En febrero, Lustick reveló que está escribiendo todo un libro demostrativo de esta tesis,  evocando la "historia" de nuevo, con una nueva analogía con los tipos de cambio:
La Historia puede resolver el problema en el sentido de que la vía de la entropía resuelve los problemas. Usted no opta siempre por este tipo de volatilidad limitada. Cuando se restringen los tipos de cambio en un mercado volátil, al no permitir que las tasas se muevan a pesar de que la economía real puede convertirlas en absurdos, las tasas eventualmente cambian, pero de una manera muy radical, no lineal. Cuanto mayor sea la restricción, menor la adaptación a las condiciones cambiantes, más irregulares y dolorosas serán la adaptaciones.
Sería mucho mejor, piensa Lustick, que ese "proceso de paz" en búsqueda de una solución de dos estados se cierre ahora mismo, para que ambas partes puedan combatir de nuevo, para que esta vez los "estancamientos dolorosos conduzcan a cada parte a la conclusión de que el tiempo no está de su lado”. Israel, que ha derrotado al tiempo y a los palestinos una y otra vez, “tiene que dejar de ganar”:
Tirar del enchufe del proceso de paz", escribe en el NYTimes, “sentará las bases para una opresión despiadada, que provocara la movilización de las masas, los disturbios, la brutalidad, el terror, la emigración judía y árabe, y oleadas de condenas internacionales contra Israel. Y frente a esta creciente indignación, EEUU ya no podrá ser capaz de ofrecer un apoyo incondicional a Israel. Una vez que la ilusión de una solución limpia y aceptable del conflicto desaparezca, los dirigentes israelíes podrán entonces comenzar a verse tal como contempló a finales de los 80 a los líderes blancos de Sudáfrica, produciendo su comportamiento más y más aislamiento, y con él más emigración y desesperanza”.
Y es ahí a donde Lustick quiere que se llegue. Basta pues de rodar los dados diplomáticos. Es hora de tirar los dados de hierro (y de sangre). Puede sonar cínico, pero Lustick piensa que es el mejor destino: "La cuestión no es tanto lo que el futuro tiene reservado para el conflicto entre Israel y Palestina. Lo importante es el conflicto. Tampoco es si el conflicto puede ser prevenido. No se puede". Ahora recuerden, esta es una persona que hace apenas unos años insistía en que una solución de dos estados era inevitable. Ahora sostiene exactamente lo contrario. El mundo debe salir del proceso y dejar que una violencia inevitable se despliegue, sólo que esta vez los Estados Unidos no deberán estar en la esquina de Israel, y así Israel será derrotado y obligado a desmantelarse a sí mismo.

El problema con tirar los dados de hierro (y de sangre) es que el resultado es incierto, algo que incluso un historiador de sofá debería saber. La “historia” que a Lustick le gustaría es esa que provocara una derrota del Israel sionista de tal magnitud que creara un equilibrio perfecto entre judíos y árabes. Pero es muy posible que el resultado que desea sea el equivalente a sacar una puntuación de 13 en una tirada de dados, porque Israel tiene unas profundas ventajas que puede ampliar en gran medida porque Israel nunca puede encontrarse a sí misma contra la pared. (El cuadragésimo aniversario de la guerra de Yom Kippur de 1973 puede ser un momento apropiado para recordar esto).

O bien algo en su deseado escenario puede salir mal. Como señaló Clausewitz sobre la guerra: "Ninguna otra actividad humana es tan continua o universalmente vinculada con el azar". Uno de los posibles resultados que Lustick se imagina es que "los israelíes cuyas familias vinieron de los países árabes pudieran encontrar nuevas razones para pensarse a sí mismos no como 'orientales', sino como 'árabes' ". Teniendo en cuenta que incluso "los árabes" ya no parecen  pensarse a sí mismos como "árabes" (especialmente cuando utilizan el gas o las bombas contra otros árabes), y que los judíos nunca pensaron en sí mismos como "árabes" aun cuando vivían en países árabes y hablaban el árabe, uno se pregunta cuántas miles de tiradas de dados necesitaría Lustick para producir ese resultado.

Al final, no tiene sentido debatir con Lustick sobre sus propios motivos hipotéticos, invocando a tirar los dados, a reventar globos y a basarse en tipos de cambio volátiles. Todo esto es porque no ha pasado nada desde el año 2002 entre Israel y los palestinos, o en Israel, que posiblemente pueda explicar el cambio total de ideas de Lustick. Sospecho que su artículo en el NY Times no tiene nada que ver con el conflicto palestino-israelí, y tiene "todo que ver con el intento de Lustick de mantener el equilibrio en las arenas movedizas de la universidad americana".

Desde que Edward Said se desvió hacia la "solución de un único estado", la presión ha ido creciendo y ha crecido aún más desde que Rashid Khalidi, el heredero de Edward Said en Columbia, finalmente gravitó hacia la misma posición (algo que predije que iba a hacer bastante antes de que realmente lo hiciera). Este giro de los acontecimientos dejó a Lustick en la parte trasera de la vanguardia radical y lejos de la acción.

Después de que Tony Judt optara por ese mismo posicionamiento como representante del académico judío de vanguardia, y tras su fallecimiento, se ha producido una vacante para el cargo de académico judío partidario de la "solución de un único Estado".  Así que este es el último movimiento de la carrera de Lustick, y anticipo que representará para él un poco de lo que representó para Judt, transformándolo de un académico de modesta reputación en un héroe muy demandado. Las invitaciones le lloverán. Pronto escucharemos alguna controversia girando en torno a una invitación revocada, lo que incrementará aún más su posición y su estima. Y es muy posible que el artículo del NYTimes sirva como un anticipo de razonamientos aún más elevados en forma de un próximo libro (como decía en febrero: "Yo no he escrito aún la conclusión") y un fuerte impulso promocional de una importante editorial.

En previsión de esto, Lustick ya se está promoviendo a sí mismo como un nuevo profeta de Israel, ejemplificado en esta cita de una respuesta que dio a una pregunta en el pasado invierno:
Sostuve en 1971 que los 1.500 colonos viviendo entonces en la Ribera Occidental representaban una catástrofe que podría llevar a Israel a una cárcel política de la que nunca podría escapar. Se burlaron de mí. También he sostenido un estado palestino junto a Israel desde la década de 1970, pero hubieron de pasar veinte cinco años antes de que la corriente principal de la política israelí estuviera de acuerdo con ello. Puede tomar otros veinticinco años antes de que se den cuenta de que lo que digo es cierto y aún será más cierto si Israel sigue existiendo dentro de veinte o veinticinco años.
Esta no es una medida humana de la presciencia, como el propio Lustick ha reconocido. ¿Con cuánta anticipación alguien ha sido capaz de imaginar la revolución iraní y la caída de la Unión Soviética? Según opinaba el propio Lustick: "¿Diez años? No. ¿Cinco años? Tal vez dos, si eres muy, muy bueno". Si como afirma Lustick él siempre es capaz de adivinar el futuro de Israel veinticinco años en adelante, debe habitar en una esfera muy por encima de esa otra esfera regular que habitan los politólogos con sus pronósticos. Ahora él está compilando el “Libro de Ian” (un remedo del Libro de Job). Es de obligatoria lectura, léalo pues Israel (introduzca aquí la tarjeta de crédito) y llore.

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