Sunday, October 20, 2013

Guerra en el Estado de Tel Aviv. ¿Los contrincantes? Los pijos progres biempensantes frente a la izquierda radical



En las elecciones a la alcaldía de Tel Aviv, es la Izquierda vs la Extrema Izquierda - Liel Leibovitz - Tablet

Tel Aviv está en guerra.

A un lado de la nueva playa Agincourt están aquellos para quienes la vida en la metrópoli más grande de Israel nunca ha sido más dulce: los nuevos destellos del paseo marítimo, la nueva estructura del teatro Habima, una maravilla de luz y cristal, los abundancia de carriles bici y el wi-fi por todas partes. En los 14 años que Ron Huldai lleva de alcalde de la ciudad, dicen sus fans, Tel Aviv ha dado un paso tras otro para convertirse en lo que siempre se ha imaginado ser: una pequeña y excelente réplica de Manhattan o Berlín perfectamente transportada a esta orilla del Mediterráneo. No obstante, otros la ven de manera distinta: para ellos, el reinado de Huldai ha convertido la ciudad en una megalópolis de los ricos, con un montón de ventajas para aquellos que pueden permitirse el lujo de tener apartamentos de millones de dólares y poco más que desprecio para sus ciudadanos pobres y menos brillantes.

Como la ciudad, como el resto de Israel, se prepara para las elecciones municipales de la próxima semana, la batalla por Tel Aviv está en los titulares sobre todo por el hecho poco habitual de que enfrenta a la izquierda biempensante frente a la extrema izquierda. Más que un juego de palabras sobre la zonificación o los impuestos a la propiedad, la elección se ha centrado, en el curso de las últimas tres semanas, en preguntarse acerca de lo que significa ser un progresista israelí, una lucha que, en un país tan pequeño como Israel, es probable que se extienda más allá de los límites de la ciudad de Tel Aviv.

El primer disparo, ¿podía ser de otra manera?, vino de un artículo en el Haaretz. Tomando un descanso de su habitual crítica punzante de la ocupación, el columnista más polarizante del periódico, Gideon Levy, publicó un inusualmente alabador artículo. Bajo el título de "Huldai, mi alcalde", firmaba una declaración de amor por el ex piloto de combate de la fuerza aérea que había llevado a cabo los proyectos de renovación urbana con la "precisión y la tenacidad de un ataque aéreo". "Mi barrio está limpio y brillante, y pasear por los bulevares la ciudad es una atracción encantadora", declaraba Levy. "¿Qué más se puede pedir de un alcalde?". Después de unos pocos y suaves reproches, principalmente relacionados con el tratamiento hostil de Huldai del movimiento de protesta social del 14-J, y su ciudad de carpas improvisadas, Levy concluía afirmando que él, con mucho gusto, apoyaría a candidatos más radicales de la izquierda para el ayuntamiento, pero que votaría por la reelección de Huldai.

En cuestión de horas, en los periódicos, en los blogs y en las actualizaciones de Facebook, tuits enfurecidos promovieron la reacción: Levy era un farsante, argumentaban sus detractores enojados, un falso liberal [N.P.: progresista de izquierdas traducido a Europa] que denunciaba la situación de los palestinos pero que estaba demasiado acomodado a su propia riqueza para percatarse de las masas oprimidas que se apiñaban a unas pocas manzanas de distancia.

"Gideon Levy pertenece a la corriente dominante (la élite) de la izquierda israelí", afirmaba Sharon Luzón, un miembro del consejo de la ciudad afiliado al partido de izquierda radical Haddash, en un correo electrónico. "Gideon Levy no ve a los judíos Mizrahim, a los nuevos inmigrantes, a los árabes de Jaffa, a los trabajadores que no tienen seguridad en el empleo. Él está enamorado de la burbuja que Huldai ha creado para él en el norte de Tel Aviv [N.P.: la zona pija progre biempensante por antonomasia de Tel Aviv]. Una vez por semana, viaja a la Ribera Occidental en busca de la injusticia, pero él no ve las injusticias en su propia ciudad el resto de la semana. Levy es un ejemplo de la hipocresía de esa izquierda, saciada y moralista, que no quiere renunciar a su propia comodidad, ni siquiera un poco, por el bien común".

Otros dijeron lo mismo de manera más juguetona. En una popular página de Facebook llamada "Tel Aviv, usted me está matando", jóvenes creativos y descontentos buscaron metáforas para expresar su desprecio por Levy y le catalogaron de María Antonieta. En una imagen que ha sido ampliamente compartida en la red, un activista que se hace llamar John Brown Photoshopped,  colocó los ostros de Levy y de otros iconos de la izquierda no radical – la dramaturga Edna Mazia, el guionista Gal Uchovsky - en un retrato colectivo de cortesanas de la corte de Luis XVI. "Si no tienen pan", se puede leer en el titular parafraseando la famosa declaración de la reina francesa, "¿qué demonios están haciendo en nuestra ciudad?".

Aleccionada tal vez por su retrato de cortesana, Mazia, una activista por la paz desde hace mucho tiempo y autora de numerosas obras populares y de actualidad, trató de calmar la marea con la razón, escribiendo en el Haaretz que todas las grandes ciudades del mundo, Londres, París, Nueva York… eran caras, y que las grandes ciudades cambian con frecuencia, y eso significaba que a veces los que no pueden seguir su ritmo tenían que salir de la ciudad. Ella terminaba con una observación reconciliadora, diciendo que ella apoyaba a Huldai en parte porque estaba segura de que, habiendo ya fortalecido inmensamente la ciudad, el alcalde ahora se daría la vuelta y cuidaría de sus habitantes más necesitados.

El argumento de Mazia, y de otros como ella partidarios de Huldai y ubicados en la élite artística e intelectual de Tel Aviv, tuvo un efecto de galvanización. Una vez más utilizaron el Haaretz como la primera línea de combate, con una joven periodista llamada Noa Osterreicher compartiendo su letanía de quejas: los apartamentos asequibles son imposibles de encontrar, los pocos barrios que son asequibles a los que no son ricos están llenos de basura y hay muchas personas sin hogar, el dinero de los impuestos municipales se utiliza para renovar los edificios antiguos que luego son convertidos en cadenas de tiendas o edificios de oficinas en lugar de bibliotecas o centros juveniles, y así sucesivamente. La izquierda pro-Huldai, afirmaba Osterreicher, se parecía a un hombre con una severa enfermedad en las encías que entra en la sala del dentista y le pide que blanquee sus dientes, dejándole feliz y satisfecho con su nueva y brillante sonrisa, pero ignorando la podredumbre que corroe sus entrañas.

Estos furiosos intercambios y otros como ellos, según Luzón, revelaban una brecha real entre los dos grupos considerados previamente por la mayoría de los israelíes como pertenecientes a un mismo campo unificado. “Aquellos que viven en los buenos barrios del norte de la ciudad, y que se definen como liberales y a favor de la paz, pero que a la vez son partidarios del libre mercado, no forman parte en realidad de la izquierda. Izquierda significa socialismo, significa defender los derechos de los trabajadores", afirmaba. Sonando como una versión local del candidato a alcalde de Nueva York de la izquierda - Bill de Blasio -, Luzón sostenía que la Tel Aviv de hoy en día era una ciudad dividida, y que un verdadero alcalde progresista tendría que volver a conectar el norte rico con el sur pobre, invirtiendo en infraestructuras en los barrios más pobres y marginados de la ciudad, rescatando a las escuelas del sur de Tel Aviv de su perpetuo estado de desorden.

Que esta visión progresista haga mucha mella el día de las elecciones resulta dudoso. La misma Luzón admitía que la oposición más fuerte a Huldai proviene de los jóvenes de Tel Aviv, para los que la ciudad está siendo cada vez más prohibitiva año tras año. Muchos de estos jóvenes votantes, sin embargo, todavía están registrados para votar en sus lugares de origen, y para todos aquellos que saltan de un alquiler a otro y carecen de una dirección de residencia a largo plazo, volver a inscribirse para votar en Tel Aviv no resulta una prioridad. Haciéndose eco de la mayoría de los expertos, Luzon predijo que el principal oponente de Huldai, el candidato del Meretz Nitzan Horowitz, un político abiertamente gay y fuertemente progresista de la Knesset, se quedará a corta distancia de la alcaldía, pero que en última instancia no se espera una sorpresa.

Si bien es probable que fracase la coalición local anti-Huldai, sin embargo, su ascenso puede tener cierta importancia a nivel nacional. El Partido Laborista tiene previsto llevar a cabo sus propias elecciones primarias el próximo mes, y su actual líder, Shelly Yachimovich, está luchando por mantener su posición en la jefatura. Partidaria y amiga personal de Huldai, puede encontrarse con que los detractores del alcalde se organicen para oponerse a ella desde dentro, en una tendencia que ya surgió el año pasado con la llegada de jóvenes izquierdistas a un partido que hoy en día es centrista en gran medida. Otro posible resultado es que la energía anti-Huldai dinamice aún más al Meretz y a otros partidos de la izquierda para las próximas elecciones nacionales. De cualquier manera, esa ciudad tan celebrada por su saludable desprecio por la política - uno de los mayores y más recientes éxitos cinematográficos muestra una representación de jóvenes ociosos y libidinosos que se titula The Bubble (La burbuja), es cada vez más política. La burbuja está estallando.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home